ENEMIGOS │JEFFBARCODE

개ʚNUESTROS SENTIMIENTOS

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Hace tres horas estábamos en el hospital, Tong, Barcode y yo ya habíamos sido atendidos.

En cuanto a Jeff, aún estaba en cirugía.

Miré al resto, nadie hablaba ni decía nada, solo estaban callados mirando hacia la puerta.

Barcode se encontraba sentado a un lado de la puerta azul, desde que habíamos llegado no se había movido de allí.

Mi hermanastro se había quedado con nosotros hasta el final hasta que yo le dije que se fuera a descansar.

Bible miraba al piso angustiado y lo entendía perfectamente, es como su hermano.

Todos nos paramos al escuchar la puerta abrirse y al médico mirarnos.

—Pudimos estabilizarlo pero perdió mucha sangre, necesitamos un donador voluntario.

—Yo—Barcode lo miró—Hagame las pruebas a mi.

—Está bien, ven conmigo. El resto les recomendaría que vayan a casa, él no va a despertar en unas cuantas horas—y así Barcode y el médico se fueron.

—Vayan a casa, Ta y Us necesito que investiguen los culpables de esto y se encarguen de los negocios. Apo y Mile tú vayan con los niños, los llamamos si tenemos noticias—ordenó Tong, al no estar Jeff él era el que quedaba a cargo.

—Está bien, cualquier cosa nos avisan—y todos se fueron dejándonos a Bible, Tong y a mi.

—Voy a buscar algo para comer, les traeré algo—Dijo Tong desapareciendo por el pasillo.

Me senté junto a Bible y acaricié su hombro.

—Él va a estar bien—susurré.

—Nunca antes había pasado, si le habían disparado, pero nunca hasta estar al borde de la muerte—dijo sin mirarme—Es mi mejor amigo, no podría hacer las cosas sin él.

—Va a estar bien—lo abracé—Todo va a estar bien...

Barcode

Me senté con la vista nublada pero fija en Jeff.

Gracias a dios mi sangre era compatible con la suya por lo que podía pasarle y me habían dejado quedarme junto a él.

Verlo allí lleno de tubos, moretones y suturas me rompían el corazón, iba a matar a esos hijos de puta.

Tomé su mano y dejé un pequeño beso en su frente.

—Lamento tanto haberte hecho enojar, no era mi intención te lo juro—susurré en su oído—Cambiaste mi vida, no puedes dejarme amor—susurró lágrimas cayó por mi mejilla—Te amo y quiero seguir contigo, eres muy joven y tantas personas te necesitan, no puedes morir ahora, no así.

Besé su frente y me recosté en el asiento, solo esperaba que mi hombre tatuado regrese a mi.

Apo

—¡Po!—Mi pequeño hermano bajó la escaleras corriendo y se trepó a mi.

—Hola —acaricié su cabecita sosteniéndolo en mis brazos.

—Tenía tanto miedo de que te pase algo—sollozó en mi hombro—Apareció en la tele y yo...—Lloró más fuerte.

—Estoy aquí contigo, ya tranquilo- lo pegué más a mi y me senté con él en mis brazos.

—¿Está todo bien?—Mile apareció con su hermanita en brazos.

—Si, solo se asustó—sonreí levemente.