Capítulo VI

123 19 11
                                    

Al entrar, pudieron observar a una cierta distancia a Nazli y Demir, dándoles la espalda ya que se encontraban escribiendo en la pizarra. Al parecer estaban jugando a algo, se podía deducir al escucharlos reír; o quizás simplemente estaban dibujando alguna que otra cosa. Pero sea lo que sea aquello que estuvieran escribiendo, se los veía concentrados porque ni siquiera notaron la presencia de los otros médicos.

—Chicos, síganme la corriente —susurró Ferman.

Los otros dos, sin hacer ruido, asintieron sin saber lo que su jefe tenía planeado.

—¿Qué es lo que hacen?

La voz grave del ojiazul resonó en la habitación en la que anteriormente sonaban risas. Ahora predominaba el silencio. Se lo escuchó en un tono enojado, eso mismo hizo asustar a los residentes que se encontraban escribiendo en la pizarra, los cuales se voltearon rápidamente.

—N-Nada doctor... no hacíamos nada —mencionó la chica, con un miedo notorio, desviando la mirada hacia abajo.

—¡Mírame cuando te hablo! —exclamó en un tono más fuerte que la primera vez, haciendo que su residente regrese la mirada hacia él.

—Doctor d-disculpe, no v-vino ningún caso nuevo y nuestra paciente n-no tuvo complicaciones, por eso nos p-pusimos a dibujar y escribir. Lo sentimos —habló el chico de lentes, con un poco de dificultad debido al miedo causado por su superior.

Ferman no se pudo contener más y comenzó a reír, le pareció realmente divertido verlos a ambos así de asustados. Los residentes que lo acompañaban también reían. Mientras que los otros dos, víctimas de la broma de su jefe, los observaban de forma seria, ya sin temor alguno.

—Doctor esto no es gracioso —comentó la pelinegra.

—Nazli tiene razón, esto no nos da risa —reafirmó lo que su amiga había dicho.

—A mí sí me parece gracioso —dijo el ojiazul entre risas.

—¡Tendrías que haber visto tu cara, cuatro ojos! —exclamó Doruk.

—¡Cállate! Al menos ponte en mi lugar.

Al finalizar la frase, Demir pudo notar cómo su amigo se acercaba hacia él, para luego empujarlo a un lado y posicionarse en donde se encontraba anteriormente.

—¡Listo! Ya me puse en tu lugar. ¿Y ahora qué?

—Jaja, qué chistoso eres —dijo con ironía—. Imbécil.

—Aquí el único imbécil eres tú —respondió el castaño sacándole la lengua, acto que molestó a su amigo. Estaban a punto de comenzar a pelearse como de costumbre, pero Ferman intervino e impidió que eso ocurriera.

Para pasar el rato, Ali propuso que jugaran a algo en la pizarra y todos aceptaron. Se pusieron a jugar al ta-te-ti, uno contra uno y el que ganaba seguía jugando con otro.
Empezaron Demir y Ferman. Con anticipación, el chico de lentes le advirtió a su jefe que es muy bueno en ese juego y que es casi imposible ganarle; algo que quizás no debió decir ya que terminó perdiendo.

Ya con una victoria, Ferman decide jugar con Ali y al contrario del anterior, este le dice que es bastante malo jugando. Su turno finalizó con la derrota del ojiazul y el chico de rizos sabía que lo había dejado ganar, no era muy complicado darse cuenta.

A modo de estrategia, Doruk decide que la próxima en jugar con Ali sea Nazli y ninguno se negó. Jugaron varias partidas pero todas terminaban en empate y para ponerle fin a aquella ronda, el chico decidió dejarse ganar.

Finalmente quedaba jugar contra el ex-soldado, el cual conocía una técnica infalible para ganar siempre. Presumiendo aquel conocimiento, comenzó el juego.
Una victoria. Dos victorias. Tres victorias. Cuatro victorias y así repetidas veces. Efectivamente, todos perdían menos él y su técnica.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 18 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Perdido en ti || AlFerWhere stories live. Discover now