013

1.8K 171 262
                                    

Maratón 2/4

El silencio que reina en la caminata de ambos chicos, y por primera vez entre ellos, es algo incómodo. 

No contrasta para nada con el alboroto general de las calles, que celebran Halloween con euforia. Padres e hijos haciendo "truco o trato", grupos de amigos cargados de botellas, parejas con disfraces conjuntados... 

Juanjo no había podido decir nada más después de las palabras de Martin. Se sentía fatal por estar dejando que esté lo consuele después de haber estado pasando olímpicamente de él. 

— Qué disfraz más guay. — Murmura el bohemio cuando llegan a la playa, quizás por inercia. El lugar donde todo empezó. 

El maño sonríe, permitiéndose mirar a Martin más detenidamente ahora. 

— El tuyo tampoco está mal. 

Martin finge estar ofendido. — Pero si es increíble. 

La broma es tan desastrosa que ambos rompen en carcajadas, olvidando por un momento el motivo por el que la situación estaba tan tensa. 

Las risas se apagan poco a poco, y se miran a los ojos con algo de pena. 

— Martin... — Murmura Juanjo, con la voz estrangulada por el nudo en su garganta. 

El bohemio se apresura a negar con la cabeza. — No me lo digas, finjamos que está noche todo está bien. 

Las lágrimas golpean con fuerza los ojos de Juanjo ante esas palabras y ante la negativa de Martin a recibir la noticia. 

El vasco le muerde el interior de la mejilla. Claro que sabe lo que se viene, pero no quiere afrontarlo. O al menos, no ahora. 

— Pero Martin... 

— Que no, Juanjo. — Vuelve a negar. — Seamos jóvenes como la noche. — Pide Martin en un susurro confidente. 

El maño acaba asintiendo, tendiéndole la mano. Martin la coge rápidamente. Sintiéndolo de una forma en la que no lo había sentido antes. 

No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, ¿no?

Saltan chispas, pero eso no es nuevo. 

— Está noche es nuestra. — Afirma Juanjo, tirando de Martin para abrazarlo, con el corazón encogido. 

Y Martin recibe ese abrazo, porque no hay lugar en el que se sienta más seguro que en los brazos de Juanjo. 

No saben cuanto rato se pasan abrazados, entremezclando sus latidos, compartiendo caricias y suspiros que llenan el silencio. 

Cuando se separan Juanjo no es capaz de mirarlo a los ojos, no cuando sabe que podrá ver en ellos todo lo que está encerrando en el fondo de su corazón. 

— Ojalá fuera de otra forma. — Se dice a sí mismo, dejando que Martin tire de su brazo hacia el mar. 

— Ni se te ocurra tirarte, loco. Estamos en octubre. 

Martin lo mira con picardía antes de soltar la mano de Juanjo para empezar a deshacerse del apretado disfraz bajo la atenta mirada del maño.Totalmente admirado con cada lunar que decora el pecho del bohemio. 

Por un momento piensa  que sería capaz de tatuarse esos lunares en forma de constelación como todas esas parejas pastelosas de tiktok.

Despierta de su ensoñación cuando Martin se atreve, porque está noche es el Martin que lucha por sí mismo y por el chico frente a él. Es el Martin que se permite sentir. 

El Chico Del Básquet - Juantin ot2023Where stories live. Discover now