pt.2

96 2 0
                                    

Con más frecuencia de lo que hubiera querido, quedaba atrapado entreSelena y Abraham

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Con más frecuencia de lo que hubiera querido, quedaba atrapado entre
Selena y Abraham. Ocasionalmente, me tocaba la parte difícil del
asunto, como cuando volvíamos de una presentación en la Feria Estatal
de Colorado.
Era ya tarde en la noche y sabíamos que nos esperaba un largo viaje.
Para entonces, teníamos el personal de apoyo, un guardia de seguridad y
un conductor para el bus. Todo estaba listo para irnos, con excepción,
claro está, de Selena. Yo había ido una vez más a su habitación en el
hotel para ver si ya estaba lista, pero, naturalmente, no lo estaba.
—Vuelve allá y oblígala a salir del hotel —me ordenó Abraham.
Hice lo que se me dijo.
—Oye, todos están en el autobús esperándote —le dije.
—Dile a papá que no se apresure tanto. Llegaré allí en unos minutos

—dijo Selena—.¿Puedes llevarme esta maleta y enviar a alguien por el
resto de mis cosas?
Regresé al autobús —era uno mucho más bonito que nuestro antiguo
autobús de giras, Big Bertha— y le dije a Abraham que a Selena le
faltaban unos minutos para estar lista, pero que alguno de los empleados
debía ir a recoger su equipaje.
Abraham estaba de pie a mitad de los escalones del autobús. El resto
de los miembros de la banda y el equipo también estaban allí, sólo
sentados frente al autobús, observando. Abraham me miró con ira, y
pensé, Santo Cielo, ¿qué hago yo aquí en la mitad de este enredo? Ya
estoy harto de este hombre. No merezco que me trate así.
Sin embargo, por respeto al padre de Selena, me contuve. Me adelante
a él y a todos los demás para dejar algunas de las cosas de Selena en su
cabina.
—¿Dónde está Selena? —gritó Abraham—. ¿Por qué no está aquí con
todos nosotros?
Me esforcé por mantener un tono de voz tranquilo.
—Ya te dije. Me pidió que le dijera a alguien que fuera a recoger su
equipaje. Ya es una mujer hecha y derecha, Abraham. Llegará cuando
esté lista.
Abraham se apresuró a subir al autobús haciendo mucho ruido y se
vino a toda velocidad por el pasillo del autobús hasta donde yo estaba.
Sorprendido, di un paso atrás. No tenía la menor idea de lo que Abraham
iba a hacer. No quería golpearlo, pero también quería estar listo en caso
de que me golpeara. Me quedé inmóvil y lo dejé que viniera hacia mí.
Podía haberlo empujado y forcejeado con él, y pueden creerme que lo
pensé.

Luego me contuve. ¿Qué estaba haciendo? Abraham también se
tranquilizó, cerró de un golpe la puerta que daba al cuarto de los
camarotes, para que nadie pudiera vernos y me dio un abrazo.
—Lo siento, hijo —dijo—. Es sólo que estoy de mal humor porque
tengo prisa.
—Está bien, está bien —le dije, y eso fue todo.
O, al menos, eso creí. No tengo la menor idea de lo que Abraham le

diría a Selena acerca de este incidente para quedar bien, pero debe haber
sido alguna versión que me hacía ver como el malo de la película,
porque duró varios días enojada conmigo.
—Debes disculparte por lo que le hiciste —me amonestó.
—Él era el que tenía que disculparse, ¡y lo hizo! —le dije.
—Le faltaste al respeto, Chris, y es mi padre —me dijo—. Eso no te
lo puedo permitir.
Yo lo negué. Pero Selena me trató con frialdad de ahí en adelante, y,
por lo general, su voluntad era más fuerte que la de cualquier otra
persona. Para el tercer día, ya estaba harto de la estúpida discusión. Me
di cuenta de que no me costaría tanto pedir perdón —y así Selena
quedaría contenta.
Fui entonces adonde Abraham y le dije,
“Siento mucho lo de la otra
noche, no debí hacerlo. Nada de esto debió haber sucedido entre
nosotros”.
Dejé que la disculpa fuera vaga, y lo hice a propósito, porque aunque
definitivamente lamentaba que las cosas hubieran llegado a este punto
entre nosotros, sabía que no había hecho nada malo.
Sin embargo, Abraham sonreía con una expresión medio burlona,
como si pensara que de alguna forma había ganado. Entonces abrió sus
brazos y me dio uno de sus famosos abrazos.
En otra oportunidad, comenzó una discusión entre Selena y su padre
en la cocina, mientras yo estaba en la sala. Él había venido sin
anunciarse, como le encantaba hacerlo, y los tres habíamos estado
conversando. Fue una velada muy tranquila. Entonces, Abraham debió
empezar a hablarle a Selena de algo o alguien en nuestras vidas, como lo
hacía con frecuencia.

TO SELENA WITH LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora