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Mi padre me llevó del hospital a la casa

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Mi padre me llevó del hospital a la casa. No sé a qué hora nos fuimos de
allí, ni en qué orden ocurrieron las cosas. Yo estaba ahí, pero a la vez no
estaba. Era como una pesadilla. Recorrí todas las habitaciones de la casa
y vi la ropa de Selena sobre la cama y nuestros papeles todavía en la
mesa de la cocina desde la noche anterior. Entré al baño y vi la bata de
Selena todavía colgando de la barra de la ducha, desde esa mañana. Se
me ocurrió entonces que, claro está, Selena tampoco sabía que este sería
su último día en este mundo. Empecé a llorar.

Estando ya en casa, mi familia comenzó a llegar. Empezaban a
aparecer algunos detalles sobre la forma como le dispararon y se fueron
filtrando en mi conciencia adormecida. Sabía que Selena había ido al
Days Inn a reunirse con Yolanda esa mañana, que la habían llevado al
hospital y que me habían llamado cuando iban de regreso a la habitación
de Yolanda. Había habido algún tipo de confrontación en la habitación
del hotel -probablemente por los registros financieros faltantes- justo
antes del mediodía.

Cuando Selena le dijo a Yolanda que ya no podía confiar más en ella,
Yolanda había sacado el revólver de su bolsa. Cuando Selena se dio la
vuelta para abandonar la habitación, Yolanda le dio un tiro en la espalda
a mi esposa, rompiendo una arteria coronaria.

Selena había logrado atravesar el estacionamiento hacia la recepción
del hotel, dejando un rastro de sangre a su paso y pidiendo ayuda. Se
desmayó en el piso del lobby, empapada en sangre, y pidió a los
recepcionistas que cerraran la puerta. Identificó a Yolanda y les dijo que
era la persona que le había disparado; luego uno de ellos llamó una
ambulancia.

Los paramédicos intentaron contener la hemorragia interna de Selena
y le dieron RCP; Selena estaba aún con vida cuando llegaron al
Memorial Hospital. Aparentemente se había quitado el anillo que
Yolanda le había regalado, porque cuando uno de los paramédicos
intentó encontrar una vena para administrarle una solución intravenosa,
la mano de Selena se abrió y el anillo cayó.

En la sala de traumatología del hospital, los médicos y cirujanos
intentaron hacerle trasfusiones después de abrirle el tórax y descubrir la
masiva hemorragia interna. Selena murió poco después de la una de la
tarde. Dos días después de nuestro tercer aniversario de boda.

Después de dispararle a Selena, Yolanda había corrido hacia su
camioneta y había intentado huir del estacionamiento del hotel, pero la
policía la vio intentando escapar. Ahora, mientras nuestras familias se
reunían en la sala de nuestra casa, Yolanda estaba estacionada en su
camioneta con la misma pistola apuntando a su sien derecha.
Amenazaba con suicidarse.

No pude quedarme en la sala, viendo cómo ella se negaba mientras la
policía intentaba convencerla e impedir que halara el gatillo. No creía
que Yolanda lo fuera a hacer. Aunque realmente no me importaba lo que
hiciera. Era como si me hubiera absorbido una nube negra y no pudiera
ver más allá de mi propia tristeza.

Entré a la alcoba y me acosté. Después de un rato, me levanté de
nuevo y recogí la ropa que Selena había usado la noche anterior; la había
dejado en el suelo, al lado de la cama. Mi familia seguía viendo la
confrontación con Yolanda en la televisión; permanecería un total de
más de nueve horas en esa camioneta afuera del Days Inn antes de
permitir que la policía la pusiera bajo custodia.

Al volver al dormitorio, me senté en la cama del lado de Selena y me
aferré a su ropa. Podía oler su perfume, y de pronto, más que cualquier
otra cosa, lo que quería era guardar ese olor para siempre.
Volví a la cocina y puse la ropa de Selena en una bolsa de plástico
para poder sellar el olor. Tuve que pasar por la sala; todos me miraron
desde frente a la televisión donde seguían mirando la confrontación
entre la policía y Yolanda.

-No sé por qué están mirando eso -les dije-. Ella no va a
suicidarse.

Yolanda no dejaba de repetir que lamentaba haberle disparado a
Selena pero yo no lo creía. Estaba seguro de que sólo deseaba tener el
valor de halar ese gatillo, pero ella, al igual que yo, sabía que no lo
tenía. Esto era sólo una actuación para mostrar que estaba arrepentida.
Pero no era cierto: lo único que lamentaba era que la hubieran atrapado,
eso era todo.

Después de rendirse, Yolanda dijo a los negociadores que Abraham
era el responsable de lo que había pasado. "Su padre me odia"
, le dijo a
la policía

Volví al dormitorio con la ropa de Selena y sostuve la bolsa en mis
brazos meciéndome un poco en el borde de la cama.

Guardé por muchísimo tiempo la bolsa con la ropa de Selena. De vez
en cuando le abría un hueco a la bolsa y la apretaba para poder oler su
perfume. Luego sellaba de nuevo el hueco lo más pronto posible. Sabía
que sólo podría hacer eso unas cuantas veces antes de que ya no quedara
nada de Selena.

 Sabía que sólo podría hacer eso unas cuantas veces antes de que ya no quedaranada de Selena

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" Una mirada que no voy a encontrar en ningúna parte "

"No se va su amor
Y si su amor se queda ellos nunca se marchitaran
Por que aquel amor
Que nos tuvimos
Siempre seguirá vivo
No se marchitara
Por que el amor
Vence todo
Vence a la muerte
No se borrara" - Dos almas

Hasta el día de hoy el aún la sigue amando 💗

TO SELENA WITH LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora