23. Mis sentimientos

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El frenesí de los labios que absorbía e iba saboreando, daban pie a la continuación del momento lleno de sonidos eróticos que nacían de su suave voz apresado por sus labios, de la lengua invasora sobre su cuello y de la inmiscuida mano que paseaba por la cadera y piernas, para finalmente posar en los glúteos redondos del chico que yacía debajo. Con la otra mano buscaba tocar la suave piel pálida desde su pecho, quitando los obstáculos que impedían su avance. Aquellos botones de la camisa, que ciertamente le daban lucha para que sus labios no logren descender hacia su pecho, estaban colmando su paciencia a las ganas que cargaba desde hace meses.

Le encantaba escuchar el sonido que era contenido por sus labios, pero al estar tan pegado a su cuello, podía escucharlos ahogándose por la vergüenza de su origen.

Una mano delicada y suave le puso el pare cuando iba deshaciéndose del cuarto botón. Se separó de la terrenal piel virgen en la que había estado trabajando arduamente, para obtener las marcas que anunciaban a todos como su posesión, y ver cuál era el problema para tal obstrucción.

Lo miró y quedó fascinado por los labios carmesí de volúmen extra deseables que tomó con apetito incontenible hace un momento. También aquellos ojos llenos de un brillo que denotaban confusión, excitación e inocencia. ¿Qué más podía pedir? Él estaba contento por el botín que obtendrá al final del día.

"¿Quieres que me detenga?" preguntó. Ansiaba una respuesta negativa. Sabía lo que su pareja deseaba, pero lo observaba algo confuso. Si Jin no sabía cómo continuar o seguirle el paso, él se iba a ofrecer en hacer toda la faena para él.

"Yo..." fue una palabra suelta como susurro.

La duda era una mala señal, podía interpretarlo como sacar provecho de la inocencia de su acompañante, pero era innegable que si le intentaban quitar el juguete favorito del momento, iba a dar lucha para evitarlo.

"¿Te sientes incómodo? ¿Sabes que... me gustas mucho?" Las frases cursis eran el mejor camino para llegar al corazón de los principiantes en cuestiones amatorias.

"No... No me siento incómodo contigo, es solo que..." Tomó suficiente aire en los pulmones, como para levantar su pecho y mostrar a Jungkook la piel que no ha probado, aún. "Tengo temor. Yo nunca he... Nunca estuve de manera íntima con nadie... Si no te gustó... Yo... No sé qué hacer".

Jungkook no la importaba si Seokjin tenía experiencia o no. El hecho de estar con muchas personas, creaba en él ningún valor o aprecio barbarie de un acto normal en los humanos. Ahora solo eran ellos dos, no negará que le encantaba estar con personas que le enseñaran nuevas experiencias, pero la persona que estaba ahora con él era Seokjin.

Intento transmitir confianza a través de su mirada. "Estoy seguro que en ningún momento me dejará de gustar lo que pienso hacer hoy contigo. Puede que tengas muchas dudas respecto a tu primera vez. ¿Quieres que nos detengamos y hablemos? Puede que aún no estés preparado. No pienso presionarte, pero..." Se acercó a su oído para susurrarle las palabras que nunca fallan. "me encantaría hacerte el amor".

Seokjin sentía temor, angustia, necesidad, euforia y muchas cosas más. Hoy al regresar a Seul, no pensó en perder su virginidad con el chico que le gustaba.

Después de compartir momentos con la madre de Jungkook, quería hablar con él, preguntar muchas cosas. Existían dudas que fueron implantadas por ella, pero en este momento no quería pensar en ellas, las desecharía por ahora. Iba a confiar en el hombre que conoció todos estos meses.

"No... No pares", fue su decisión, nadie lo obligó a continuar.

Sin mayor preámbulo, Jungkook siguió avanzando, se deshizo de los últimos botones. Con su boca hizo un camino de marcas en su pecho hasta ubicarse en la erguida tetilla rosa. Empezó a lamer y chuparla, por momentos le daba mordiditas que le daban una sensación electrizante a Seokjin. No desatendió la otra, con su mano empezó a masajear y dar pequeños jalones.

Esos días ‖ KookjinWhere stories live. Discover now