Nombres.

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27 de noviembre. 9:15. Malú.

Después de dejar a Lucía en el colegio, Pablo y yo aprovechamos para dar un paseo con Curro por la urbanización. Estábamos hablando de todo un poco cuando de repente, el sonido de la alarma me hizo mirar mi reloj, sorprendida. No recordaba haber puesto ninguna alarma, pero al comprobar vi que había programado un recordatorio: mañana teníamos cita en el ginecólogo y, por fin, sabríamos si el bebé era un niño.

-¡Pablo! -exclamé apretando su brazo con emoción-. ¡Mañana sabremos el sexo del bebé!

+Tengo unas ganas tremendas de volver a verle en esa pantalla... -respondió él, sus ojos brillaban-. Por fin podemos pensar en nombres.

-Bueno, yo ya tengo en mente alguno...

Nos miramos a los ojos sonriendo y dejó un beso en mis labios. Curro, sensibilizado por nuestra energía positiva, lanzó un ladrido de alegría.

+¿Qué nombres has pensado? -preguntó mirándome.

-Pues... -empecé tímidamente-. Si es un niño, me gustaría que se llamara José. Me parece una bonita manera de honrar a mi familia.

Pablo escuchó mi propuesta y me miró con una sonrisa cariñosa.

+José es un nombre bonito pero ¿no crees que podríamos buscar un nombre más original? Quiero que nuestro hijo tenga una identidad propia, algo único.

-Pero..

+Escúchame, Lula -dijo interrumpiéndome y cogiendo mi mano-. Yo entiendo que el nombre tiene un gran valor emocional para ti, y respeto tus deseos y a tu familia. Pero, ¿no crees que sería mejor elegir un nombre que refleje su propia identidad?

-¿Que tiene que ver una cosa con la otra? Puede llevar su propia identidad perfectamente.

+Tiene mucho que ver. Tú te llamas María Lucía y siempre te están preguntando por tu apellido, por tus orígenes... Tú hija se llama de la misma manera, tus sobrinas también, ¿donde han quedado la identidad de ellas?
Yo no quiero llamar a mi hijo porque su abuelo, su tío y media familia se llamé de la misma manera...

-Pero... que si finalmente es niña había pensado en llamarle Lola, como tú madre. ¿Ese nombre tampoco?

+No quiero nombres para honrar a nuestras familias, quiero que él sea único... ¿Y si se siente presionado cuando sea más mayor por llevar el nombre de su abuelo? Solo falta que quieras llamarle José de Lucía.

Negó suspirando con la cabeza a la vez que reía y me quedé callada hasta que llegamos a casa. Al llegar, la tensión entre Pablo y yo era evidente. Había pensado que llamar a nuestro hijo José sería una forma bonita de honrar a mi padre y mi hermano, y además, también había pensado en llamarle Pablo, creyendo que le haría especial ilusión compartir su nombre con el bebé. Pero estaba equivocada.
Solté a Curro en el jardín y me dirigí a la cocina, donde recogí la comida que había preparado para el día. A pesar de que el ensayo del primer directo de La Voz no comenzaba hasta las doce, tenía una gran necesidad de alejarme de casa y enfriar la situación.
Sin decir palabra, metí la comida en mi mochila, cerré con fuerza la puerta de la nevera y me dirigí hacia la puerta.

-Me voy a trabajar. -dije sin mirarlo.

Sin esperar su respuesta, salí de casa y me dirigí hacia el coche, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos.

13:30.

Entre en backstage tras el último ensayo y mientras que un técnico me quitaba los inears, observé como Alborán no me quitaba la mirada. Sonreí y él negó con la cabeza acercándose a mí cuando el técnico terminó conmigo.

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