🌹 Mimzy y Wendigo, ¿...Lilith? 🥀

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Charlie estaba sentada en el destrozado sofá del salón del Hotel Hazbin, su cuerpo encorvado y sus dedos entrelazados, jugueteando nerviosamente con sus pulgares. El sofá, o lo que quedaba de él, era una víctima más del reciente caos que había azotado el hotel. La princesa del infierno se sentía impotente mientras esperaba noticias de su padre y su novia. Ambos se habían ido hacía un tiempo para tratar de convencer a Carmilla Carmine de unir fuerzas contra la amenaza creciente que se presentaba. Charlie esperaba con todas sus fuerzas que hubieran tenido éxito; sabía, por lo que decían, que Carmilla era una mujer... difícil de tratar.

El salón, normalmente bullicioso con los peculiares residentes del hotel, estaba inusualmente silencioso. Las paredes, cubiertas de grietas y manchas, parecían absorber la tensión que emanaba de Charlie. Las sombras danzaban en la luz parpadeante de las lámparas destrozadas, añadiendo un aire inquietante al ambiente. El silencio solo era roto por los suspiros de Charlie y el ocasional crujido del viejo edificio.

Angel y Husk se habían ofrecido a recorrer el hotel en busca de daños. Al principio, Charlie se había negado; no quería que sus amigos vagaran solos, no después de encontrarlos atrapados entre esas raíces. Sin embargo, tanto el demonio araña como el gato habían asegurado que estarían bien. La otra vez los habían atrapado porque no se lo esperaban, pero esta vez mantendrían la guardia alta. Ante su insistencia, Charlie, a regañadientes, aceptó.

Ahora se encontraba en el salón con solo Mónica, que descansaba en otro de los sofás, y Adán, que observaba cómo Nifty jugaba con uno de los muchos tentáculos muertos en el suelo. Aunque el ex ángel estaba inusualmente callado, Charlie no se sentía capaz de entablar una conversación con él. Todavía le parecía muy extraño que Adán estuviera en su hotel.

Su tío Azrael y Cherry Bomb tampoco se encontraban en el salón; seguramente también estaban buscando daños y viendo si había alguna manera de repararlos. El hotel, su refugio y su esperanza de redención para los condenados, se había convertido en un campo de batalla, y la responsabilidad de protegerlo pesaba enormemente sobre sus hombros.

El ambiente estaba cargado de tensión y la preocupación en los ojos de la rubia era palpable.

Charlie se levantó del sofá y se dirigió a la ventana rota, mirando hacia el paisaje infernal. El horizonte estaba teñido de un rojo oscuro, reflejo del caos que se extendía por el infierno. Sus pensamientos volvieron a su padre y a Vaggie, imaginándolos luchando contra las raíces y tentáculos que habían infestado su mundo.

Cada rincón del salón contaba una historia de batalla. Las paredes, decoradas con arañazos y manchas, parecían reflejar la misma angustia que sentía Charlie. Un cuadro roto colgaba torcido, sus fragmentos de cristal esparcidos por el suelo. La alfombra estaba rasgada, mostrando el suelo desnudo y lleno de escombros. Los muebles estaban volcados, algunos partidos por la mitad, evidencias de la violencia reciente.

Charlie intentó calmarse recordando los momentos felices que había pasado en ese salón. Recordó las risas de Angel Dust y Husk mientras discutían sobre algún juego tonto, o los intentos de Nifty de limpiar lo imposible. Pero ahora, esas memorias se sentían lejanas y frágiles, casi como si pertenecieran a otra vida.

Mónica, desde el otro sofá, le dirigió una mirada comprensiva. "Estarán bien, Charlie," dijo suavemente, intentando consolarla. "Tu padre y Vaggie son fuertes. Y tú también lo eres. Saldremos de esto."

⍣⃝🌹Engaño [Appleradio] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora