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oh, sí. ha sido un tiempo de mierda.

juyeon no había vuelto a los pocos días, ni a la semana siguiente.

tuvieron que pasar veintiún largos días hasta que el pelinegro volvió a adentrarse en aquel edificio que antes adoraba con todo de sí.

ahora no estaba tan seguro.

no es como si hubiese perdido su vocación o algo así —aunque en realidad no la ejerció en todo su tiempo trabajando allí—, pero este hecho fortuito puso toda su jodida vida dada vuelta, y estaba siendo realmente complejo adaptarse al nuevo ritmo de ahora ser, prácticamente, un padre postizo.

en todo el tiempo que no fue a la oficina, por supuesto que se mantuvo ocupado con otras cosas. demasiadas cosas. era él quien recibía condolencias ajenas, además de verse en la urgencia de empezar terapia —eunchae también lo estaría haciendo, podías apostar cualquier cosa porque ella lo necesitaba igual o incluso peor que él—, y prácticamente dejar de lado toda su vida amorosa.

si es que todavía quedaba algo de ella.

y es que, si era totalmente honesto, no sabía cómo sentirse respecto a jaehyun. vale decir, no han hablado en todo un mes, y eso para juyeon se sintió poco más como si le hubieran arrancado, muy lentamente y con cada día que pasaba, un pedazo de su corazón.

sabiendo por qué había vuelto, no se sentía mucho mejor con lo que iba a hacer. pero tenía que hacerlo.

incluso presionar el botón del ascensor se sintió nostálgico. y por supuesto que evitó su propio reflejo en los espejos.

si ya le había costado un esfuerzo emocional de horas —y hablo en serio— el ponerse una camisa y sus típicos pantalones de oficina, entonces no tenía cómo defender a su apagado rostro en lo absoluto. incluso su flequillo había crecido tan rápido que ahora los cabellos en su frente se mezclaban con sus pestañas.

al menos nadie podía juzgarlo por ello. muy probablemente todos en ese lugar ya sabían de lo ocurrido, y por lo mismo decidieron no molestarlo. o siquiera moverse cerca de él.

lo agradecía internamente. ya no quería lidiar más con los mensajes llenos de lástima. la carga emocional seguía siendo fuerte.

aunque puede que tuviera que lidiar con uno más.

— ¡juyeon! — exclamó una voz desde su espalda.

claro que reconocía esa voz.

— oh, chanhee... hola. — dijo con una muy, muy leve sonrisa una vez lo tuvo de frente.

aún se le olvidaba que eran colegas. su mente lo adoró por demasiados años como para no verlo como su ídolo todavía.

intentaba lucir cálido, pero no estaba muy convencido de que pudiera verse como tal después de todo. tampoco estaba convencido de que los demás pudieran verlo así de nuevo.

— mira, no voy a engañarte, lo sé todo. y realmente lo siento. demasiado. y no sé por qué estarás aquí en primera instancia, pero quiero que sepas que si jaehyun te solicitó, no es necesario que siquiera te presentes en su oficina. yo me encargar—

lo detuvo en seco, levantando una mano suavemente a modo de interrupción. — tranquilo, vine por cuenta propia. jaehyun no me dijo nada.

oh, incluso decir su nombre ahora era distinto. un pequeño y sutil escalofrío le recorrió la columna.

— oh, claro, perdona, debí haberlo asumido. sería muy irresponsable de su parte. — y ahora habló más para sí mismo, su mirada se alejó del rostro de juyeon a algún punto en blanco detrás de él. — y también hipócrita. él dejó de venir por todo un mes después de...

chocolates & faints ♡ (  jujae  ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora