O3. SHANGHÁI

108 21 4
                                    

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Cordelia, con total honestidad, lo cual era difícil para un pirata, había perdido la cuenta de hace cuanto tiempo llevaban buscando medallones para volver a ser mortales. Les había costado bastante tiempo darse cuenta de que devolviendo el oro azteca los volvería a hacer mortal. Aunque en verdad ellos no se dieron cuenta, fue gracias a una visita al Rio les aclaro sus dudas sobre su maldición.

Por supuesto no era nada fácil encontrar los mismos medallones de oro que ellos despilfarraron hace años atrás.

Tampoco ayudaba que usaron los medallones por todos los lugares del mundo. Como en ese momento, que se encontraban buscando el oro en China. Esa era una de esas raras veces en donde Delia no podía evitar bajar a puerto, ninguno de ellos podía. Tal vez eran inmortales, pero no necesitaban causar una guerra con el ejército de la capitana Madame Ching. Tal vez ahora podían matar a muchos y salirse con la suya, pero cuando vuelvan a ser mortales iban a ser cazados en esa, y posiblemente, en otras vidas.

—Todavía no entiendo tu plan —habló la pelirrojo con suavidad, sin molestarse en disimular ya que por las caras de esos hombres era más que obvio que no hablaban su idioma.

—Ella es una mujer, igual que tú —le respondió Barbossa sobre su hombro. Por primera vez él estaba detrás suyo y no delante.

Cordelia lideraba el pequeño grupo que conformaba su tripulación mientras navegaban ese mar de rostros asiáticos desconocidos. Necesitaban tener la oportunidad de buscar el medallón sin que eso realmente causara un problema con la armada de Shanghái. La mujer aún no entendía cómo llegarían a esa clase de acuerdo cuando era la segunda vez que Barbossa le daba esa respuesta, que ni siquiera debería considerarse una respuesta.

Además, si alguien odiaba estar en tierra esa era ella.

Delia no cambió su expresión cuando una espada le apuntó el cuello, deteniendo su paso.

—他們在這裡做什麼?—expresó agresivamente el muchacho, parecía tener la edad de la pelirroja.

Ella se limitó a alzar una ceja, manteniendo su fría expresión y dejando bastante claro que no entendió nada de lo que ese hombre había dicho.

—¡Jiang! —vociferaron desde lejos, haciendo que de forma inmediata el mencionado bajara su espada. —Déjame ver a nuestros invitados.

El muchacho se apartó, aunque Cordelia no le aparto la mirada hasta que no lo considero una verdadera amenaza. Sus ojos finalmente se dirigieron al frente, buscando a la voz femenina que había puesta al pirata en su lugar. Por supuesto, no era nadie más que Madame Ching. Barbossa arruga la nariz al verla, la piel blanca gracias al maquillaje y sus ojos blancos como perlas, era un poco aterradora.

BACK TO YOU, jack sparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora