Eco y Narciso

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Eco fue una de las ninfas del bosque, y es quien da origen al fenómeno del eco. 

La diosa Hera había castigado a Eco, haciéndola solo repetir la última palabra de su interlocutor, por encubrir las infidelidades de Zeus. Eco entretenía a Hera con elocuentes conversaciones, mientras Zeus se divertía con sus amantes. 

Narciso, por su parte, fue un joven hermoso y todos, hombres y mujeres, se enamoraban perdidamente de su belleza. Un adivino predijo, en su nacimiento, que Narciso viviría una vida larga siempre y cuando no mirara su reflejo. Narciso era muy guapo, pero despreciaba el amor de los demás hacia su persona. 

La ninfa Eco no fue la excepción, ella se enamoró de Narciso y éste la despreció al verla en el bosque, cuando ella no pudo responderle más que sus propias palabras. 

Eco, desolada y triste, fue a una cueva y se negó a salir. Dejó de comer y dormir, y el dolor la consumió con lentitud. Ella desapareció y se desintegró en el aire, quedando solo su voz que repetía las últimas palabras de cualquiera. 

Los dioses y las mujeres rechazadas se enteraron del incidente y rogaron por venganza. Némesis (la diosa de la venganza) escuchó sus plegarias, y un día, cuando Narciso tenía dieciséis, luego de un largo día de caza, se sentó en una roca junto a un lago y, al ver hacia abajo, contempló al joven más hermoso que había visto en su vida. 

Y Narciso se enamoró de su reflejo, y se enojó cada vez que se acercaba a darle un beso y el reflejo desaparecía. 

Narciso dejó de comer, dejó de dormir, y pasaba todo su tiempo contemplando su reflejo en el agua del río. 

Él, finalmente, murió. Y se dice que en el Inframundo, en el río Estigio, él sigue contemplándose a sí mismo, entristecido por no poder tener al amor de su vida. 

Junto al río, donde Narciso murió, nació la flor homónima. 

Secretos MitológicosWhere stories live. Discover now