Capítulo 8 | Recuerdos

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Castillo Beast | familia Beast

Los Beast regresaron a su imponente palacio tras haber acabado el funeral de Mal, nadie dijo nada al respecto, los sollozos de Betty fue lo único que escucharon todo el camino, Betty, con sus pequeñas manos aferradas al traje de su abuelo Adam, miró el majestuoso castillo que se alzaba ante ella, al entrar al palacio Betty corrió a la habitación de sus padres a sacar los álbumes de fotos, al menos ahí conservaba muchos recuerdos con su madre.


El sol se ocultaba tras las colinas, tiñendo el cielo de tonos melancólicos, a lo que pudo apreciar gracias a la ventana. Betty pensó en su mamá, Mal, cuyo rostro había visto por última vez en el frío ataúd de roble. Las lágrimas se agolparon en sus ojos, y su garganta se apretó. ¿Por qué su mamá no podía volver? ¿Por qué tenía que quedarse en ese oscuro lugar bajo tierra?

Abrió el primer álbum, las fotos eran de ella y su familia, habían muchas fotos de su madre en su embarazo de ella, y su papá se veía más que feliz con Mal.

Sonrie con lágrimas en los ojos y pasa las hojas del álbum, poco a poco fue avanzando hasta que ella ya aparecía en las fotos, su favorita era la de como su mamá la sostenía en brazos cuando era recién nacida, la mirada de su mamá con adoración por lo bella y hermosa que era su hija.

Paso más las fotografías hasta que salieron algunas de sus cumpleaños, navidades, o cuando simplemente le traían regalos por ser bonita, como le decía el tío Hadie cada que le traía uno.

Sonreía reviviendo cada uno de los momentos que habían sido capturados en esas fotografías, hasta que llegó a la última fotografía, la que se tomó el día de su cumpleaños, mamá y papá estaban a su lado mientras ella estaba vestida con un hermoso vestido morado, era el color favorito de mamá y de ella también.

Tomo una foto de meses atrás y la comparo con esta, y se dio cuenta de que su mamá si había sufrido cambios debido a su enfermedad, Mal nunca le explicó de que se había enfermado, simplemente le decía que era muy pequeña para entenderlo, pero después lo sabría.

Miro el regalo que le dio su mamá y corrió a abrirlo, aparte de sus cosas preferidas encontró una hermosa piedra con picos y de cristal, mamá le había dicho algo respecto a esa piedra en la noche de su fiesta.

Flashback

—¿Te gustó tu regalo?—Preguntó Mal mientras la arropaba en la cama, Betty asiente emocionada

—Si mami, pero no se para que es la roca—admite Betty dejando que su mamá la arrope

—Es una piedra mágica, papá me dio una cuando tuvimos nuestra primera cita—Responde Mal—. Dijo que si pides un deseo y cuando estés lista lo devuelves al lago, se cumple

—¿Podemos ir mañana a tirarla al lago? ¡Ya se que quiero!—dice emocionada Betty, Mal rie y termina negando con la cabeza

—Pide algo de corazón, nena, y te aseguro que se cumplirá

Betty hace un puchero pero al final asiente, Mal le da un beso en la frente y se queda con ella hasta que se duerme y finalmente abandona la habitación.

Fin del Flashback

Las horas pasaron, Betty no salió de la habitación, pues estaba recordando los momentos vividos con su madre.

—Betty—Habló su abuela desde la puerta, la pequeña niña voltea a verla en silencio—. Es hora de dormir, linda.. ya es muy tarde para que estés despierta

—Solo un rato más, abu... por favor—Pidió Betty pero Bella negó, Betty suspira y empieza a guardar todo, había decidido llevarse esas cosas a su habitación además de una de las blusas que Mal siempre usaba.

Al estar en su habitación se acurruco en la cama, las lágrimas empaparon la almohada mientras miraba por la ventana. Las estrellas brillaban como lucecitas lejanas, y ella deseó que su mamá fuera una de ellas. Que pudiera mirarla desde el cielo y decirle que todo estaría bien.

Pero el silencio del castillo la envolvió, y Betty supo que su mamá no regresaría. El dolor en su pecho era como un nudo apretado, imposible de deshacer. Cerró los ojos y se aferró a su osito de peluche, deseando que los sueños la llevaran a un lugar donde su mamá aún existiera.

Poco a poco cayó dormida, en sus sueños no había dolor, y mucho menos tristeza, todo era paz y felicidad, como siempre había sido su vida.

—¿Te sientes mejor?—pregunto una voz conocida, Betty abrió los ojos y noto aquel lago del que le hablaba mamá, cuando se giró sonrió al verla

—¡Mami!—Betty la abraza con fuerza y comienza a llorar

—No llores, preciosa... mami siempre va a estar aquí—Respondió Mal mientras acariciaba su cabello con delicadeza—. Nunca se va a ir de tu lado, ¿si?

—Por favor vuelve...—Suplica Betty, Mal limpia las lágrimas de la pequeña con delicadeza y niega

—No puedo, cielo... pero, mami siempre te va a cuidar, siempre... aunque no esté físicamente, mami siempre te va a acompañar a donde sea que vayas, y jamás te dejará sola—Le explica Mal con la voz entrecortada

—¿Lo prometes...?

—Lo prometo...—Respondió Mal, ambas se abrazaron con fuerza y poco a poco Betty se quedó dormida en los brazos de su madre.

Cuando Betty durmió, Mal se desvaneció, tenía razón en no poder quedarse, pero si podía cuidarla, sabia que eso no estaba en sus manos, ella no tuvo salvación, pero podía ayudar a su pequeña a crecer.

Continuará...

𝓒𝓲𝓻𝓬𝓾𝓷𝓼𝓽𝓪𝓷𝓬𝓲𝓪𝓼 𝓘𝓶𝓹𝓸𝓼𝓲𝓫𝓵𝓮𝓼 | Bevie | Descendientes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora