XIX.- Alfa

72 17 8
                                    

Los esperaron en el claro. Las estrellas brillaban sobre ellos y los ojos violetas de los Omegas relucían en la oscuridad. Ox contó quince, todos eran lobos. No se suponía que los Omegas se reunieran en grupos como esos. Era como su fueran una manada, aunque no tenían un Alfa, aún no, por lo que no podían ser Betas. Sin embargo, y de alguna manera, parecían estar unidos.

— Thomas. — dijo Richard.

— No debiste haber venido aquí.

— Sabías que esto pasaría un día. — rio y echó un vistazo en la dirección de los hermanos antes de volver a Thomas — Humas, Thomas, ¿en serio? ¿No has aprendido nada del pasado? Deberías agradecerme por haberme encargado del problema en tu lugar.

No era un Alfa, pero capas de rojo cayeron sobre los ojos de los hermanos y todo en lo que pudieron pensar fue muerte y asesinato y sangre.

— Ese siempre ha sido tu problema, Richard. Subestimas el poder de aquellos que consideras inferiores a ti. Solo porque tú no puedas ver su valor no significa que no lo tengan.

— Tu idolatría era entretenida hace treinta años. Desde entonces ha perdido su significado. — los ojos de Richard centellearon.

— ¿En dónde está? — preguntó Gordo en voz baja.

Ox de alguna forma pudo sentir una oleada de tranquilidad y de consuelo, sabía que era su hermano tratando de ayudar a Gordo. ¿Cómo lo hacía? No tenía la menor idea, pero también lo estaba ayudando a él.

— ¿Quién? — sonrió Richard.

— Sabes quién.

— Ah. Solo quiero oírte decirlo.

Todo esto era un juego para él.

— Su padre. — gruñó Stiles colocándose levemente frente al brujo.

Richard sonrió.

— Al parecer un humano tiene más valor.

— ¿Dónde está mi padre? — dijo Gordo con más decisión.

— Sí, él. Bueno él... tenía otros asuntos que atender. Estoy seguro de que lo verás muy pronto. — paseó la vista por todos ellos hasta detenerse en Joe — Bien, definitivamente has crecido. Hola, Joseph. Es agradable volver a verte.

Eso era suficiente. Hasta ahí soportarían, no más. Podía hablarles como quisiera, podía decir mierda de Thomas y Gordo porque ellos podían con ello, lo harían. Pero este hombre había asesinado a su madre y ahora le hablaba a Joe, y los hermanos estaban hartos.

Aparentemente Kelly y Carter se sentían de la misma forma porque avanzaron rápidamente hacia adelante en cuanto los Matheson gruñeron, sus garras estaban extendidas y sus dientes al descubierto.

Los siguieron porque eran sus hermanos.

Los siguieron por su madre.

Los siguieron por Joe.

Las ataduras estaban allí, entre todos ellos.

Eran manada, los superaban en número, pero aún eran una manada.

Ox levantó su barreta, Stiles su bate y ambos los estrellaron contra unos brazos con garras que buscaban golpearlos. Los huesos se quebraron antes de que las garras llegaran a sus estómagos, los Omegas gritaron y piel se quemó al hacer contacto con la plata. Comenzaron a cambiar a su forma de lobo, pero giraron sobre sus talones, lanzándose a mitad de camino, formando un arco y dando un revés como si tuvieran palos de golf.

La barreta quedó incrustada en la mandíbula y luego en el cráneo dando la muerte del primero Omega.

Stiles enterró su bate en el ojo del Omega, lo sacó y golpeo al Omega una y otra vez hasta que dejó de respirar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora