𝘌𝘹𝘵𝘳𝘢 𝘝𝘐𝘐𝘐

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—¿Las estás mirando, Freen?—la castaña reclamaba a su amiga, las dos entrenando en el campo de fútbol

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—¿Las estás mirando, Freen?—la castaña reclamaba a su amiga, las dos entrenando en el campo de fútbol.— ¡Freen! 

La pelinegra dejó de estirar para darle la atención a su mejor amiga. 

—¿No ves que estoy ocupada, aquí?—señaló la posición en la cual se encontraba, con la pierna estirada hasta arriba al igual que un gato.

Love apretó los labios, señalando a las gradas, nada feliz por la falta de interés. 

—¡Lo mío es más importante!—rectificó, clavando sus ojos en el pequeño grupito de tercer año.— ¡Sólo míralas, parecen buitres! 

Freen decidió obedecer a su amiga, para que dejara el berrinche. Llevaba una hora soportando las quejas interminables de la castaña sobre las niñitas en las gradas que rondaban a su novia.

Si, eso. Love y Milk llevaban un tiempo de novias, prácticamente meses. Ahora las dos cursaban su último año en la secundaria, habían iniciado clases tan solo hace unas dos semanas. La castaña se sentía nostálgica al pensar que este año se graduarían. Pero, Milk. Era una novia creativa, cariñosa, atenta, inteligente, hermosa, perfecta, con ojos más profundos que… Love podía durar horas enumerando cada virtud que amaba de la pelinegra. Y era sexy, no mal interpreten. Love siempre la había considerado atractiva, pero últimamente las personas comenzaban a notarlo también, exageradamente. 

La castaña maldecía el día en que no detuvo a su novia, cuando Milk quiso iniciar una clase de Pilates en el gimnasio cercano a su casa, se arrepiente. Antes, apoyó la idea por el simple hecho de que para ella todo lo que hacía Milk le salía bien y además, así podría ver su abdomen aún más marcado. 

Ahora, sabe que fue un error. Ya que la pelinegra había adquirido un cuerpo atlético muy provocativo, sonreía y sus ojos brillaban todo el tiempo. Love sabía tanta alegría de su novia era por ella pero hacía parecer a Milk más atractiva de lo estrictamente prohibido y eso no le agradaba ni un poco. 

No por ella, claro que no. Love seguía enamorada hasta la médula de esa chica alta. Era por las chicas, chicos y más chicas, por todas partes. ¡Se multiplicaban como conejos! 

Acosaban a la pobre Milk de arriba para abajo, sin importarles si quiera o parecer tener consciencia de que la pelinegra tenía una novia muy celosa y que en cualquier momento podrían sufrir una muerte "accidental". 

Ó sea ¿Desde cuándo asistían tantas chicas gays a su instituto? ¿Era posible o sólo se les caía la tanga por Milk? 

¡Qué rabia! Love no se preocupaba tanto por Milk, la pelinegra respiraba y sonreía por ella solamente, obvio. Aun así, no podía evitar sentir la sangre hervirle en las venas y los impulsos homicidas acudir a ella, al verla cerca de chicas que obviamente querían llevársela a la cama. 

Nuevamente en Freen. La chica entrecerró los ojos, ubicando al grupo de la pelinegra en las gradas más cercanas. Milk reía con Becky mientras que un grupo de... cinco chicas, contó, intentaban charlar con la pelinegra. Love esperaba, con las manos en la cadera, sin importarle un poco el estiramiento. Primero su novia, antes que todo. 

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