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En una tranquila sala del campus, Madison entra con paso firme y decidido. Sus ojos buscan a Cedric, y al verlo sentado en un banco cercano, se acerca con confianza. Él levanta la mirada, mostrando una mezcla de seriedad y nerviosismo.
— Hey, necesito hablar contigo — dice Madison con su mirada fija en él.
Cedric deja escapar un suspiro y responde:
— Sí, imagino que es necesario. ¿Quieres sentarte? — le ofrece un asiento con gesto cansado.
Madison se sienta a su lado, cruzando los brazos y preparándose para la conversación.
— Sé que hemos tenido nuestros roces últimamente. Hay cosas que necesito decir y quiero que me escuches con atención — declara Madison con seriedad.
Cedric mira al suelo, un poco nervioso, antes de responder:
— Lo sé. También quiero hablar contigo. Hay algo que... Necesito decirte.
Madison se sorprende, pero mantiene su expresión seria.
— ¿Tú también tienes algo que decirme? — pregunta con curiosidad.
Cedric asiente, respira hondo y finalmente levanta la mirada para confrontarla.
— Sí, tengo algo que decirte — susurra, su voz apenas audible.
Madison asiente con solemnidad.
— De acuerdo, escucho — responde en un tono más serio, preparándose para lo que está por venir.
Cedric suspira, sintiendo la tensión en el aire. Esta conversación no será fácil; lo sabe. Han pasado por una fase difícil, y ahora deben enfrentar la verdad.
Madison, con los brazos cruzados, se muestra defensiva. Ella también es consciente de que no pueden seguir así. Los problemas han escalado, y la relación está en un punto crítico.
—Yo lo sé, pero necesitamos hablar las cosas y resolver nuestros problemas — responde Madison con firmeza.
Cedric busca las palabras correctas. Se toma un momento antes de hablar, sintiendo la presión en su pecho.
—Sí, estoy de acuerdo. Pero... necesito tomarme un tiempo. Alejarme temporalmente para pensar — confiesa, su voz cargada de emociones.
Madison se sorprende, un poco ofendida. ¿Tomarse el tiempo? ¿Cómo puede Cedric pedir eso después de todo lo que han compartido?
—¿Qué? ¿Tomarte el tiempo? — replica, su corazón latiendo con fuerza.
Cedric alarga un brazo, tratando de explicarse.
—Sé que suena abrupto, pero necesito un respiro de todo esto. Necesito pensar, ordenar mis ideas y mis emociones.
Suspira, sintiendo la gravedad de sus palabras. No quiere lastimarla, pero también necesita cuidar de sí mismo.
—No te preocupes, no es eso. No quiero terminar para siempre. Solo necesito un espacio para reflexionar y aclararme un poco. Necesito entender qué realmente quiero, cómo me siento y cómo podemos superar nuestros problemas — explica, su voz más suave ahora.
Madison se ve dolida, pero también frustrada. ¿Cómo puede Cedric pedirle que espere, con el corazón hecho pedazos?
—No puedo creer que estés diciendo esto. Después de todo lo que hemos pasado, simplemente quieres alejarte para "reflexionar". ¿Y yo qué? — murmura, luchando contra las lágrimas.
Respira hondo, intentando calmarse. No quiere perderlo, pero tampoco puede ignorar su propio dolor.
—Entiendo lo que dices, pero ¿por qué no podemos hacer esto juntos? ¿Por qué tienes que alejarte para reflexionar? Podemos trabajar en nuestros problemas como pareja, no necesitamos separarnos — insiste, buscando una solución.
Cedric sacude la cabeza ligeramente. Sabe que su decisión puede parecer egoísta, pero es lo que necesita en este momento.
—Lo sé, pero a veces los problemas son difíciles de resolver estando juntos. Necesito un poco de distancia para ver las cosas con más claridad. Puede que incluso sea beneficioso para ambos si nos damos un tiempo para pensar y luego volvemos a hablar con un corazón y una mente más abiertos — concluye, esperando que Madison lo comprenda.
Cedric mira a Madison con una mezcla de tristeza y determinación. Sabe que esta conversación es crucial para ambos.
—Madison, escucha —dice, su voz suave pero firme—. No quiero perderte por completo. Aunque necesito tiempo para reflexionar, eso no significa que debamos cortar todo contacto. ¿Qué tal si seguimos siendo amigos mientras ambos resolvemos nuestras emociones?
Madison parpadea, procesando sus palabras. La idea de ser amigos después de todo lo que han compartido es agridulce, pero también reconoce la importancia de darle espacio a Cedric.
—Supongo que podríamos intentarlo —responde, con una mezcla de tristeza y esperanza—. Pero no sé si podré separar mis sentimientos románticos de nuestra amistad.
Cedric sonríe con ternura.
—No te preocupes, Madison. Tomaremos las cosas con calma. Y quién sabe, tal vez en el futuro encontremos una forma de reconciliarnos.
Así, en medio de la incertidumbre y la promesa de una amistad frágil, Cedric y Madison se enfrentan a un nuevo capítulo en su historia.
El silencio se cierne sobre ellos, y el futuro de su relación pende en un delicado equilibrio.
