🦋 CAPÍTULO 14 🦋

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Fourth había llegado con unas ojeras terribles a su cita médica de aquel día pero nadie podría culparlo pues luego de escuchar a Gemini decir que irían de viaje juntos, el sueño fue algo imposible de conseguir.

Su mente se deslizó toda la noche entre mil ideas, posibilidades y escenarios bañados de ternura y romance. A cada segundo y hora su cabeza y corazón dibujaban más del plan que tan meticulosamente había creado para aquella ocasión. El alfa dejaría de ser cobarde.

Al menos eso deseaba.

Las cosas que decía aquel doctor mientras retiraban su yeso parecían lejanas y con un molesto eco en sus oídos, él no estaba realmente en aquella sala, tampoco las enfermeras y mucho menos sus padres. Nattawat se encontraba muy lejos, en un espacio verde que sólo permitía la estancia del joven de ojitos grises y la suya. Finalmente estaría a solas con el chico que le gustaba, por fin tendría la oportunidad de perderse en sus orbes y labios sin miedo a ser descubierto por el tiempo. Estaba tan ensimismado en la imagen de un sonrojado Gemini sonriéndole sólo a él que ni siquiera fue consciente de en qué momento había llegado al auto.

- Mamá, me iré de viaje con Gem.- Informó de manera directa dejando a sus dos progenitores algo confusos.- Él pasará por mí en la noche.

- Fourth, me preocupa tu pierna.- La hermosa mujer se había girado hacia su pequeño cachorro con expresión algo inconforme.

- Amor, estará bien.- Su padre entró a su rescate antes de que el alfa pudiese abrir la boca.- Se trata de Gemini, estoy seguro de que es la persona más adecuada para confiarle a Fourth.

- Lo sé pero ambos son cachorros aún. Sólo tienen 20 años, siguen siendo pequeños y preocupa.- El padre el menor rió negando para sí mismo, su esposa siempre parecía gélida y desinteresada pero seguía siendo una madre que se desvivía por su criatura.

- Mamá, ¿te estás escuchando?- Protestó rodando los ojos con una sonrisa ligera en sus labios.- Estaremos bien. Además, sólo será el fin de semana.

- Déjalo ir y confía en ellos.- El omega había dejado una mano sobre la pierna de su esposa que lo miraba casi a modo de regaño, pero finalmente se dió por vencida entendiendo lo que su compañero estaba intentado decir.- Además, quien sabe...tal vez Fourth regrese con una sorpresa.

- ¡Papá!

- ¿Aún no se lo has dicho?- La madre preguntó girándose un poco para divisar a su retoño en la parte trasera del auto.

Fourth negó, sintiéndose tan ridículo por ello.

- No me atrevo, tengo miedo de lo que pueda pasarle a nuestra amistad si me rechaza.- Confesó sintiendo aquel salto en su pecho, mismo que se calmó de a poco al sentir el aroma de su madre arroparlo como el más dulce de los alicientes.

- Es normal tener miedo, mi vida. Al final, de eso se trata la vida; eres tú quien debe decidir si vivir con ese miedo es mejor que asumir el riesgo.- Otra sonrisa robó una insegura pero sincera del de lunares y cabellos castaños.- La felicidad no tocará a tu puerta si no haces nada para atraerla.

Sus padres tenían razón, si seguía callado Gemini jamás sabría de sus verdaderos sentimientos y por ende le seguiría tratando como a un amigo más. Fourth necesitaba hacerle saber lo que había dentro de su corazón.

Nattawat estaba listo para hacer su confesión.

La noche había llegado inesperadamente rápido y aunque el alfa anduvo dando vueltas casi histérico por toda su habitación intentando no olvidar nada mientras escogía sus mejores prendas -con la única intención de lucirlas delante de su precioso niño de mejillas color cereza- cuando su madre llamó para avisarle que Gem había llegado, una calma mezclada con nervios se apoderó del más bajo.

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