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Estaba nerviosa, no iba a negarlo. Era mi primer día de trabajo como asistente de Clara en la constructora que estaba a su cargo. ¿

La sucursal de materiales de construcción, que es de la que se encarga Félix, está al otro extremo de la ciudad. Esta que es de la que se encarga Clara es donde tratan todos los nuevos proyectos que adquieren, ya sea diseño desde cero o solo construcción o remodelación. Y la que está al centro de la ciudad que es donde Michael esta, en aquella se hacen las dos cosas. Los clientes solo deben escoger con quien trabajar para ir a cada sucursal. Michael o Clara, depende de ellos.

-Te hubiera mandado con Félix –Clara habla mientras revisa unos papeles en su escritorio mientras yo estoy sentada frente a ella –pero no creo que sea el mejor ambiente para ti, además… -levanta el rostro para observarme –aquí no tendrás mucho que hacer –ilusa de mí.

1:00 pm.

Mis pies ya estaban cansados, mi espalda me dolía y tenía demasiada hambre. ¿No tendría mucho que hacer? Bueno, comencemos por el hecho de que hoy había sido el día libre del chico de mensajería que es el mismo que saca copias y todo eso debía de hacerlo yo porque nadie más podía.

Alistar las carpetas para la junta que Clara tendría a las 11:00 am, pero claro, antes debía sacar las copias de todo el estudio de campo que su equipo y ella se habían encargado de hacer para dárselo a sus clientes y ver si les gustaba su propuesta.

Más contestar llamadas y ordenar los papeles de contratos anteriores que tenían en esta sucursal me tenían demasiada tensa. No me malinterpreten, no me estoy quejando, de hecho le agradezco que me diera este trabajo. La paga es por demás buena en comparación de todo lo que estoy haciendo y no tengo que estar de pie mucho tiempo, pero también eso me afecta.

Necesito caminar un poco de vez en cuando, no sé si tenga que ver con mi embarazo o solo porque soy la chica nueva de aquí. Me sobresaltó cuando el teléfono suena, me ha pasado las últimas dos veces, creo que estoy pensando demasiado.

-Constructora sucursal sur, buenas tardes –Intento hablar sin que mi voz suene nerviosa.

-Vaya, ¿Quién eres tú y que le hiciste a la Samantha que conozco? –su voz provoca que me sonroje.

-Estoy trabajando, debo comportarme –me defiendo mientras muerdo mi labio. ¿Qué me está pasando con Félix?

-Lo sé, lo sé –Ok, creo que ya me derretí.

-¿Quieres hablar con tu mamá? –pregunto después de un silencio para nada incómodo.

-Cierto… estamos en horas de trabajo –susurra lo último, dejándome sin entender –No, hablaba para decirte que no podre pasar por ti para ir a comer –su voz suena triste y yo siento desilusión.

-Está bien, no te preocupes –realmente espero que mi voz no se escuchara triste –lo entiendo.

-No es que no quiera comer contigo, realmente me muero de ganas pero un cliente no está satisfecho con la propuesta que mi papá le hizo y quiere que yo la cambie. Para no hacerlo más largo tendremos una junta a las dos y realmente no sé a qué hora salgamos –se apresura a explicarme, sonrió tontamente.

-Tranquilo, lo entiendo de verdad –El es adorable.

-Intentare pasar por ti, cualquier cosa te aviso y así cenamos en casa ¿Te parece? –suspiro, en definitiva, necesito saber que me está pasando con Félix.

-Perfecto, nos vemos en la noche –me despido.

-Hasta al rato –cuelga, vuelvo a suspirar. Mierda.

Cuelgo el teléfono y siento como mis mejillas duelen por sonreír tontamente. Esto es demasiado extraño, no puede gustarme Lauren Félix. Tal vez solo tengo demasiado agradecimiento con el por todo lo que está haciendo por nosotros.

Sí, eso debe ser. No debo arruinar las cosas con algo que ni siquiera es verdad. El es alguien sumamente dulce, amable, tierno, encantador, y ni que decir de lo hermoso que es, parece una dios griego.

Su blanca , sus ojos, ese marrón tan penetrante e intimidante, sus labios firmes, tan apetecibles, su cabello.… Ok, mejor dejo de pensar, comienzo a tener calor.

-Entonces, lo único que cambiaremos será el jardín y la cochera, todo lo demás queda exactamente igual a como lo habíamos planeado, ¿Ok?–Clara hablaba mientras venia hasta junto con una chica.

-Perfecto jefa, como usted diga –se rio la joven.

-Ally, ¿Qué te he dicho? Eres de la familia, no empieces con esas cosas–Clara sonreía mientras la veía.

-Es divertido cada que me Regañas por hacerlo –se encogió de hombro.

-Bueno, basta… Mira, ella es Samantha, mi nueva asistente y alguien muy especial para la familia –me sonroje mientras me ponía de pie detrás del escritorio al que me había asignado Clara.

-Mucho gusto Samantha –dijo mientras me tendía su pequeña mano para que la tomara –Soy Ally, la diseñadora de exteriores.

-El gusto es mío señorita –tome su mano con nerviosismo, ella era sumamente hermosa.

-Es una lindura –se dirigió a Clara pero sin dejar de mirarme –Dime Ally, no hace falta tanta formalidad, solo soy unos años mayor que tú –me sonrió y no pude evitar sonrojarme.

-Esta… bien… -fantástico, tartamudeé.

-¿Ya sabes a qué hora vendrá Félix por ti para que se vayan a comer? –Me mordí el labio, un ligero toque de desilusión volvía  albergarse dentro de mí.

-No vendrá, surgió un problema con la última propuesta que hizo el Mike y entraran a junta dentro de poco –evite suspirar.

-Lastima, me apetecía saludar a Félix –Ally sonreí mientras veía a la mayor.

-Ally casi todos los días lo ves –se burló, ok me estaba perdiendo de algo.

-Sí, sí, si… como sea, mejor vamos a comer las tres, ¿Te nos unes Samy? No te molesta que te diga así, ¿Cierto? –Sí, Ally me agradaba, pero seguía poniéndome nerviosa su hermosura. ¿Qué todas las personas de este lado de la ciudad eran así de hermosas?

-Claro, por mí no hay problema –sonreí tímidamente.

-¡No se diga más! –Choco sus manos –Vamos a comer que muero de hambre –Ally comenzó a caminar hacia el ascensor –Las veo en el estacionamiento –grito antes de que se cerraran las puertas.

-¿Siempre es así de sonriente? –pregunte tímidamente mientras esperaba a que Clara dejara los papeles que llevaba en las manos sobre su escritorio y tomara su bolso.

-Sí, siempre intenta buscarle el lado positivo a las cosas -fue nuestro turno de caminar hacia el ascensor.

Volví a sentir el mismo vértigo que cuando Félix y yo fuimos a nuestra cita con el médico, el mismo que también sentí en la mañana al llegar a las oficinas, pero esta vez fue un poco más fuerte. Me recargue sobre una de las paredes y cerré los ojos.

-¿Estas bien? –sentí la mano de Clara sobre mi hombro.

-Sí, solo me dio un mareo –sonreí sin abrir los ojos aun.

-¿Segura? Estas muy pálida –su voz sonaba preocupada. Abrí los ojos para encontrarme directamente con su mirada. ¿Por qué mi madre no pudo ser así?

-Segura, es solo que tenemos hambre –abrace mi abdomen con una mano.

-Ok, ya casi comemos, aguanten solo un poco –coloco su mano sobre la mía provocando un nudo en mi garganta.

-Gracias –susurre tragando el nudo.

Simplemente sonrió. 

Caminos Cruzados (riverduccion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora