Soy un impostor. Mentí y engañé para conseguir mis propios intereses un sin fin de veces. Y nunca me había sentido culpable por ello... hasta ahora.
Ella me ama. Me mira y me sonríe. Sus ojos brillan con ilusión e inocencia.
Pero ella me llama "Adri...
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Narra _____
―Ahora sí, hablemos. Félix es un mentiroso, ¿lo sabías?
Aprieto los labios en una línea recta y estudio el rostro de Bridgette de manera minuciosa, buscando alguna pista que me diga qué está pensando ahora mismo y qué pretende lograr al decirme algo que ya sé desde hace mucho tiempo.
Aunque dudo que sean buenas intenciones lo que la motiven.
―¿A qué te refieres con "mentiroso"? ¿Hablas del mentiroso tipo compulsivo, o mentiroso tipo infiel? Porque no me gustan los infieles, ¿sabes? ―mi reacción es una sorpresa para ella. Se ve extrañada y confundida y le cuesta un poco más de lo normal regresar a su expresión seria.
―Hablo del tipo de mentiroso que dice y hace lo que sea para conseguir lo que quiere. Al que no le importa si sales herida mientras que él pueda satisfacer algún estúpido capricho egoísta… ―eso sonó personal.
―Ah, ése tipo… ―asiento con la cabeza en señal de compresión―. ¿Dónde estabas hace un mes? Me habría encantado una advertencia entonces ―bromeo con una sonrisa sarcástica.
Bridgette frunce el ceño y se ve aún más desconcertada que antes.
―¿Él… él te mintió?
―¿Por qué te sorprende tanto?
―Me sorprende porque pensé que eras diferente ―confiesa, suena irritada, pero ahora soy yo la que se siente confundida.
―¿Diferente? ¿Diferente de qué manera?
―No lo sé. Sólo diferente a las demás, supongo. La excepción a la regla, la chica especial, la elegida. Llámalo como quieras.
―Alguien a quien nunca le mintió ―concluyo, y ella suelta un pesado suspiro.
―No lo entiendo. Solía creer que el día que Félix de verdad se enamorara de alguien, sería de una chica a la que jamás le hubiera dicho una mentira. Una chica con la que pudiera pretender ser… honesto.
¿Enamorarse de verdad?
―¿Como tú?
Bridgette aprieta los labios y baja la mirada. Una frágil risa se escapa de su boca.
―No, por supuesto que no. Él me mintió. Me mintió muchísimas veces. Una y otra vez, y luego de nuevo y… y yo fingí que le creía. Siempre. Éramos felices así.
―Nada se construye en base a mentiras ―digo porque es lo único que se me ocurre decir en esta situación.
Porque lo sé. Lo sé perfectamente.
Por éso terminé con Félix en primer lugar.
Bridgette frunce el ceño y me mira. Sus ojos azules brillan como si hubieran lágrimas contenidas en ellos.
