37. La Flor en la Nieve

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Narra Félix

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Narra Félix

La subasta empezó y el anuncio de mi madre a través de los altavoces fue lo único que distrajo a _____ del tema de Bridgette.

Pensé en decirle. En explicarle los detalles que me llevaron a aceptar el trato. El cómo me desesperaba la idea de volver a Inglaterra sin haber tenido la oportunidad de solucionar las cosas entre nosotros. O pensar en irme tan lejos sabiendo que ni siquiera tendría el privilegio de oír la voz de _____ a través de un teléfono.

Cuando acepté los términos y condiciones de Bridgette, lo único que podía pensar era que al menos estaría cerca de _____. Que podría usar ésa cercanía para tomarme mi tiempo con ella y arreglar nuestra amistad.

Por supuesto, mi corazón no deseaba ser sólo su amigo, pero estaba dispuesto a serlo con tal de mantenerla en mi vida. De poder verla de vez en cuando. Compartir una tarde, ver una película, oír sus opiniones, conocer sus intereses.

Dios. Estaba decidido a no tocarla de nuevo. A resistir la asfixiante necesidad de besarla cada vez que la tenía cerca.

A poseerla sólo en mis más íntimas fantasías.

Pero ahora es diferente. Ahora sé que ella me ama. Que quiere que esté a su lado. Que me necesita y me desea tanto como yo a ella… y éso lo cambia todo.

Ya no me importa romper el trato con Bridgette ni me preocupa el hacerme cargo de los problemas en la empresa. Aceptaré cualquier precio a pagar con tal de gritarle al mundo que _____ y yo estamos juntos otra vez.

Porque la amo, y éso vale cada sacrificio.

Aunque admito que desearía que fuera diferente.

La idea de regresar a Inglaterra cuando finalmente vuelvo a tenerla entre mis brazos es una jodida ironía. Un castigo más por mis acciones del pasado.

El Félix de antes jamás habría considerado una relación a distancia. Principalmente porque jamás fui muy digno de confianza que digamos, ni confiaba lo suficiente en los demás. Tampoco es como si hubiera sentido la necesidad de aferrarme a nadie. Y sin embargo aquí estoy. Preocupado, asustado y nervioso.

¿Y si ella no lo acepta?

Jamás sería capaz de pedirle que venga conmigo. No cuando ella se ve tan feliz aquí.

Ojalá yo pudiera hacerla más feliz.

―Félix… ¡Félix! ―la suave voz de _____ pronunciando mi nombre me obliga a abandonar mis tormentosos pensamientos y vuelvo mi atención a ella―. Es raro verte distraído. ¿En qué estás pensando?

Sus ojos están fijos en mí mientras se lleva nuestras manos entrelazadas a los labios y deja un pequeño beso sobre mis nudillos. La sensación de su boca sobre mi piel y la ternura y el afecto de un gesto tan simple hace que mi corazón se hinche y mi garganta duela. Es confuso. Es abrumador. Es nuevo.

El amor de un impostor (Félix y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora