Capítulo 8.

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—¡Pon atención!— sentí como Daryl jalaba un mechón de mi cabello.

—No seas bruto— lo pellizque en el brazo.

—Moriremos porque tú no sabes usar una jodida arma— me regaño de nuevo.

—¡Ya estoy entendiendo!, solo necesito que me enseñes una vez más. Por Dios, Daryl, es la primera vez que uso una de estas mierdas. ¡Solo ten paciencia!.

—Paciencia y tiempo son cosas que no tengo. —me mostró el arma.— Así se recarga y así le quitas el seguro. Si no sabes que hacer desecha la puta pistola y usa otra.

Le arrebate el arma que tenía en sus manos.

—Esta bien, ya me quedo claro. De todos modos no son tantos hombres.— trate de darle un punto positivo a la situación.

Daryl rodó los ojos. — ¿Recuerdas el plan?— se acomodo varias de las armas que había traído.

—Si, mataremos a los hombres que estén dormidos con los silenciadores, cuando ya queden menos empezaremos a derramar la gasolina por todo el lugar y después sacaremos a merle.— se escuchaba facil pero no esperaba que un viernes saliendo de trabajar en vez de descansar estaría ideando un plan para sacar a Merle de un lugar donde podría morir.

—No te paralices, ahora nuestra prioridad es Merle, no tenemos tiempo para tener miedo.— asentí, trataba de no mostrar mis nervios pero al parecer el hermano de Merle era buen observador.

—Estaremos bien, si salimos de aquí les invitaré las cervezas que quieran en mi trabajo— solo me quedaba hacer eso, hacer promesas vacías para tener al menos una pequeña esperanza de que saldríamos vivos de aquí.

—Eso suena bien, si salimos de aquí estoy pensando en dejar el negocio— lo mire sorprendida.

— Eso sería genial— sonreí. —¿Estas listo?.

—Si.

Daryl abrió la puerta despacio, no había nadie custodiando la puerta,  estos hombres eran demasiado confiados o demasiado estúpidos para dejar a un hombre sin supervisión.

Había varios pasillos, sabía que nos íbamos a separar en algún punto pero no pensé que sería tan pronto.

—Yo iré a la derecha, Rudy duerme en la habitación al final del pasillo. Tu encárgate de los hombres a la izquierda.— lo mire y termine por asentir.

Termine por caminar hacia la izquierda, a la vista solo habían tres habitaciones, posiblemente con dos o tres hombres en cada una.

Trataba de ser lo más silenciosa posible Pero en este momento hasta mi respiración se escuchaba el doble de fuerte.

Empuñaba el arma un poco temblorosa, no tenía miedo solo tenía nervios de hacer algo mal y que nos descubrieran.

Al abrir un poco la puerta pude distinguir a dos hombres en sus respectivas camas. Quite el seguro del arma, me acerque a paso decidido y dispare en la cabeza de uno, instantáneamente me entraron unas ganas de vomitar, había matado a una persona.

Quedé paralizada, quise llorar y vomitar pero no tenía el tiempo de hacerlo.

El otro hombre se removió en su cama y antes de que pudiera despertar le disparé.

Ahogué un sollozó. Maldición no podía ponerme así, podría llorar cuando saliéramos de aquí y tuviera a Merle conmigo.

Sali rápido de la habitación y me dirigí a la siguiente. Al abrirla me di cuenta que era solo un baño, lo revise rápido pero no había nadie. Con un poco más de confianza me dispuse a mirar la última habitación.

Nadie como tú |Merle Dixon| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora