𝓔𝓼𝓹𝓮𝓬𝓲𝓪𝓵 𝓾𝓷𝓸

836 81 12
                                    

Capítulo Nueve desde la perspectiva de Carlos

Esa primera vez que Carlos  Sainz lo vio en su habitación, el Castaño había estado sentado en la orilla de su cama, permitiéndole vislumbrar su nívea y tersa espalda. El lugar estaba iluminado por una pequeña lámpara y cuando el pelinegro se acercó más, tragó saliva cuando se dio cuenta que Charles leclerc lo esperaba totalmente desnudo, con una mirada brillante y susurrando su nombre con sus labios carnosos. Dicha situación le hizo despertar sudando y con un problema entre las piernas (lo que conllevó a que se duchara con agua fría por varios días).

El moreno estaba muy inseguro y confundido sobre su situación con su compañero de curso, pero luego de esa conversación con la agradable señora que conoció en el supermercado, sus sentimientos se habían aclarado.

Estaba jodido.

El día del apagón no dudó en acercarse hacia sus dulces labios gruesos. Estando tan cerca de él, pudo ver la tersidad de su piel y su corazón latía cada vez más rápido al oler su suave aroma natural.
Oh, vaya. Sí que estaba jodido.
Así que cuando llegó el día lunes, no sabía exactamente qué decir o hacer. Al menos podría darse el gusto de ver a Charles sentado delante de él y de acercarse lo suficiente para susurrarle o simplemente, embriagarse con el aroma del Castaño... ¿Desde cuándo se había convertido en un maldito acosador?

La llamada de su maestra que estaba a cargo de los preparativos
para la celebración  del aniversario de Monaco interrumpió sus pensamientos y se alegró de ello. Caminando con tranquilidad (pero con una sensación que le hacía cosquillas por el cuerpo), se dirigió a la clase de Charles.

—¡Ah, Carlos! Tu profesora me dijo que necesitaba hablar contigo. Pasa, ¿hay algo que debas decir?— le saludó un profesor.

Por supuesto, no se atrevió a mirar al Castaño primero.

—Sí, es respecto al aniversario de Monaco — habló en un tono neutral, mirando a todos en general—. A la Academia  de Monaco le volvió a tocar la decoración de la ciudad. Aparentemente, lo hicimos muy bien para el festival.

— Cómo no lo íbamos a hacer bien, si Sergio nos mató trabajando —se quejó Daniel desde su puesto.

— Y ganamos el premio al mejor curso, así que no me arrepiento— se defendió Checo cruzando los brazos.

—Los presidentes de curso se van a juntar en el primer recreo para hablar al respecto, Sergio —le dijo, mirándolo fijamente.

—Bien, ahí estaré —el castaño ni se inmutó bajo su mirada —. Y más les vale que todos aparezcan a ayudar durante el fin de semana en caso de que haya premio otra vez, sino iré a sus casas a perseguirlos ―amenazó Sergio, causando la risa de algunos.

— Sin embargo, el sábado es la maratón y Pero va a participar en ella —dijo una chica.

—¿En serio? —preguntó Lando a su compañero, a lo que el chico simplemente asintió con timidez.

—¿Y Charles? El año pasado casi gana — escuchó a un chico
comentar.

Fue inevitable no mirarlo.

Charles se sobresaltó al oir su nombre y miró a Lando, quien lo miraba expectante. Parecía que estaba concentrado en otra cosa.

— No, este año no. No he entrenado nada —dijo con
suavidad. Era extraño que, con tan solo oír su voz, causara estragos en su ritmo cardíaco.

— Claro, como entrenaste tanto el año pasado —dijo Daniel, irónico, lo que provocó risas—. ¿Cuánto fue? ¿Un día?

—No tengo ánimos este año, eso es todo —musitó—. Pero iré a apoyar a Pierre de seguro ―le sonrió afectuosamente a Pierre y este le sonrió en respuesta.

𝓪𝓹𝓹𝓪𝓻𝓮𝓷𝓽𝓵𝔂 𝓱𝓮 𝓵𝓲𝓴𝓮𝓼 𝔂𝓸𝓾 || ᴄʜᴀʀʟᴏꜱ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora