Te amo, adiós

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Capítulo 16

Nota de la Autora: ¡Hola de nuevo! Bienvenidos a un nuevo capítulo. Antes de que comiencen, quiero que sepan que una parte del capítulo está narrada por Caitlyn y la otra por Violet. Me pareció necesario para que puedan entender el sentimiento de ambas. Bueno, siendo eso, reproduzcan "Birds of a Feather" de Billie Eilish hasta el próximo separador de lectura, es una experiencia hermosa. No olviden votar <3

Caitlyn.

Me sentía ligera como una pluma, Violet me había llevado al cielo y regresado, sobre un escritorio en una oficina. Los recuerdos rápidos aún iban y venían por mi mente: su cabeza entre mis piernas, su rostro satisfecho y sus manos recorriendo mi cuerpo. Nunca había sentido tal nivel de excitación y, aunque me avergonzaba un poco, no podía dejar de pensar en ello.

Ahora mismo nos encontrábamos en la celda nuevamente. La puerta estaba abierta y Violet estaba sentada en la pequeña cama con la espalda apoyada en la pared, mientras yo me recostaba en su pecho. Mis hombros y pechos estaban descubiertos, cubiertos únicamente por un pequeño top. Violet había querido explorar otras partes de mi cuerpo al entrar.

Estábamos en silencio, simplemente disfrutando de la compañía de la otra. Su mano subía y bajaba por mi brazo en una suave caricia, y ocasionalmente besaba mi cuello y hombros descubiertos.

—Estoy hecha un desastre —dije, mirando la parte superior de mi uniforme tirada en una esquina.

—Yo hice el desastre, y me fascina —contestó contra mi cuello, haciéndome cosquillas con su aliento.

—Desearía que pudiésemos estar así siempre —murmuré, separándome ligeramente y quedando sentada de espaldas a ella.

Violet envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, acercándose más. Sentí su respiración en mi oído, y cerré los ojos, disfrutando de la calidez de su cuerpo.

—Lo disfrutaría cada día —respondió. Sentí sus dedos soltar la coleta de mi cabello, dejándolo caer sobre mis hombros.

—¿Qué haces? —pregunté al sentir sus manos peinarme ligeramente.

—Te trenzo el cabello —dijo como si fuese obvio. Sonreí.

Cerré los ojos disfrutando de la sensación, mi cabello entre sus manos y la delicada forma en la que tomaba cada mechón, trenzándolo poco a poco. Algunos mechones se le escaparon cayendo a los laterales de mi rostro, ella los ubicó detrás de mi oreja y besó mi nuca cuando terminó.

—Gracias —susurré sosteniendo la trenza en mis manos, volviendo a relajar mi cuerpo contra el suyo.

—De nada, dulzura —ella besó mi cabeza en un gesto tierno que me hizo sonreír.

Me giré un poco para mirarla, encontrando sus ojos llenos de ternura. Era difícil de creer que la mujer que había visto como una amenaza hace apenas un par de semanas ahora se había convertido en alguien tan cercano y especial para mí. 

—¿Sabías que las nutrias tienen el pelaje más grueso del mundo? —dije de repente. Ella me miró confundida.

—¿Qué diablos es una nutria? —preguntó y reí.

—Es un animal, son muy tiernas —respondí.

Estábamos juntas, hablando de cualquier cosa que se nos ocurriera, y eso era suficiente para mí. Podría ser un poco más allá de la medianoche. Violet se levantó ligeramente, estirando su brazo hasta la libreta que yacía en el suelo, tomando el bolígrafo en sus manos.

Corazones enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora