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𝗝𝗲𝘀𝘀𝗶𝗰𝗮

Estaba estirando en la caseta del dojo esperando a que los senseis llegaran para comenzar la clase.

No tenía muy claro que haríamos ese día ya que sabía que probablemente entraríamos en un torneo a nivel mundial: el Sekai Taikai.

La puerta del dojo se abrió dejando ver a Chozen, Johnny y a mi padre.

—Hola, Jess—me saludó papá—. ¿Qué haces aquí?

—Tan solo estiro, ¿qué haremos hoy?—cuestioné.

—Entrenaremos para el Sekai Taikai—habló Chozen.

—Espero que vengas preparada, tengo algo preparado para ti—advirtió Johnny.

—Ya sabe que siempre estoy preparada, sensei—le dije.

—Ya—sonrió un poco—... espero que no se te hayan olvidado mis lecciones por culpa de esos viejos.

Negué con la cabeza.

—Tu Cobra Kai sigue en mí, te lo aseguro—dije.

—Mejor que Cobra Kai no salga mucho aquí—habló papá—. Vamos.

Lo seguí afuera donde ya se encontraban prácticamente todos los alumnos.

—¿Qué haríais con el dinero?—escuché la voz de Anthony.

—Yo me compraría un yate con jacuzzi—respondió Chris—. Lo llenaría de Smarties y tías.

Todos rieron, yo lo miré, divertida.

—Ya vale, no nos adelantemos—interrumpió mi padre—. No nos adelantemos. Recordad: Cobra Kai hará lo que sea necesario para ganarse un puesto. Y si esta vez gana, chicos de todo el mundo tendrán que lidiar con la misma mierda que vosotros.

—Si ganamos, verán que podemos pararlos—habló Sam.

—Antes debéis demostrar que podéis competir contra mejores—comentó Chozen.

—Para hacerlo tenéis que ser mejores que los mejores—continuó Johnny—. Por eso os daremos una caña de la hostia.

—Los tres os prepararemos para la presentación de mañana—informó papá—. ¿Vale? Venga a calentar.

—¡Moved el culo!—exclamó Johnny.

Me fui hacia un lado, al parecer, seguida por Robby.

—Hola—me saludó.

—Hola.

—Te fui a recoger antes a tu casa, pero ya no estabas—mencionó.

—Salí temprano—hablé.

Él asintió.

—Y, ¿por qué te quedaste dentro del dojo?—me preguntó.

Puse una mueca.

—Aún no siento que encaje aquí—respondí—. ¿Sabes? He sido amiga de prácticamente todos los que están aquí, pero la cargué y ahora es incómodo.

—Con el tiempo todo eso mejorará—animó—. De todas formas, yo estoy aquí, no estarás sola.

Le dediqué una pequeña sonrisa.

—Gracias.

—No es nada, te quiero, por eso lo hago.

Me quedé paralizada al escuchar eso.

—¿De verdad me quieres?—cuestioné.

—Claro—respondió acariciando mi mejilla—. ¿Por qué mentiría con algo así?

𝖠𝗆𝗈𝗋 n̶o̶ 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝗈 || 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora