Capítulo XXI - Del Desafío Final: Rey Dublarinense Versus Príncipe Sajato

172 49 330
                                    

Desde el cielo de Moskovsk que destellaba un color púrpura grisáceo, resonaba un eco ensordecedor por el choque de los embates físicos de los contendientes, quienes se movían como sombras danzantes a una velocidad vertiginosa entre las nubes grises.

Los paladines de ambos bandos, desde el centro hasta la retaguardia, observaban pasmados el combate aéreo, impresionados por su velocidad y dureza, representándose que el resultado de ese enfrentamiento podría determinar el destino de sus reinos.

Solo los paladines situados en sus vanguardias continuaban luchando, procurando mantener a raya a sus oponentes, aunque los dublarinenses aún enfrentaban problemas con el troll.

Así entonces, Azra y Nikolav trataban de ganar ventaja en su enfrentamiento: el rey dublarinense, al intentar desplegar puñetazos y patadas veloces, se sentía algo incómodo y limitado debido a las múltiples capas de abrigos gruesos que llevaba encima, sumado a que debía cubrirse casi al instante de efectuados sus embates, de los ataques de Nikolav, quien ostentaba una fuerza mayor de la que Azra hubiese esperado.

Por su parte, Nikolav Smirnov usaba una de sus alas como escudo al tiempo que le imbuía parte de su qí mágico, tapándose medio cuerpo con ella y bloqueando los golpes de Azra, aprovechando las extremidades libres de su otro lado para lanzar ataques precisos contra su rival.

A medida que ambos guerreros continuaban con su enfrentamiento, se tornaba evidente que su lucha estaba perfectamente equilibrada; ambos parecían ser dignos oponentes.

—¡Ese fue un buen calentamiento, Azra Mirodi! —exclamó el Príncipe, sonriente—. Pero veamos si eres capaz de resistir esto. —Se desplazó hasta la cima de una de las montañas.

Azra sintió cómo el qí de Nikolav se concentró y, al instante, vio cómo las puntas y pedazos de las montañas comenzaban a desprenderse, levitando en el aire bajo el control del poder mágico del ser alado.

Nikolav estiró los brazos y apuntó con sus palmas hacia Azra, lanzando los trozos de montaña en su dirección: algunos filosos y punzantes, mientras otros eran grandes y macizos; todos avanzando a gran velocidad para embestir y dañar a su objetivo.

Azra intentaba esquivar los pedazos en punta para no sufrir heridas mientras intentaba protegerse con sus antebrazos de los trozos rocosos más grandes que se acercaban como bloques enormes; algunos golpes eran más duros que otros, y el rey dublarinense soltaba quejidos guturales por cada impacto que lo lastimaba.

Después de sortear y de resistir la mayoría de esos ataques, Nikolav le arrojó un único pedazo de roca pero de un tamaño descomunal, que viajaba a la misma velocidad que los anteriores. Azra reconoció el peligro que representaba y decidió usar parte de su qí en un Enerblam.

La ráfaga eléctrica del rey de Dúblarin atravesó el pedazo rocoso con un estrépito atronador, rompiéndolo en pedazos; y luego de atravesado el objeto rocoso, el destello amarillo brillante continuó su curso hacia Nikolav, quien, al percatarse del poderoso hechizo ofensivo que lo amenazaba, decidió imbuir a sus dos alas con qí mágico para protegerse.

La ráfaga de Azra comenzaba a debilitar el escudo mágico de Nikolav; las plumas blancas de sus alas que estaban en contacto con el Enerblam comenzaban a rostizarse, y un apenas perceptible humo negro comenzaba a salir de ellas.

—¡Grrr...! —gruñía el príncipe sajato, con sus ojos y su quijada bien apretados. «Su ráfaga de rayo supera mis hechizos de naturaleza tierra y destruye los objetos rocosos, pero si lo contrarresto con un algún elemento que supere al rayo..., entonces el elemento que debería funcionar es el...»—. ¡Viento! —gritó.

El hechizo ofensivo naturaleza viento, imperceptible ante la vista, atravesó la ráfaga de Azra desvaneciéndola en el aire y golpeándolo a él mediante una potente onda de choque, la cual retumbó de manera repentina en sus oídos, lanzándolo lejos y ocasionándole daños.

El Poder de OikesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora