Capitulo 4

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Era domingo por la noche y seguía aburrido. Navegando por Internet encontré un vídeo bastante interesante: "Objeto no identificado cae del cielo" se titulaba. Como no tenía nada mejor que hacer, decidí mirarlo.

El vídeo comenzaba con una persona siendo grabada mientras hacía malabares con botellas, en una playa. Se distinguían varias personas, todos amigos entre sí. La calidad del vídeo era mala, de fondo se oían risas y parloteos. Era de noche, y la escena estaba bastante oscura a excepción de una fogata sobre la arena. Luego de varios minutos de carcajadas y payasadas, el vídeo empezaba a aburrirme. Cuando estuve a punto de cerrarlo, algo captó mi atención. Un raro destello se hacía notar en cielo, y a medida que este se acercaba en caída, todos los presentes lo observaban. De todas formas no caía cerca, había caído lejos de allí. La personas se silenciaron por unos instantes, en los que sólo se escuchó el sonido de la marea intrépida. El destello era captado por la cámara de segunda, mientras que se iba perdiendo en el mar de edificios. El vídeo terminó.

Me aparecieron varios vídeos similares pero en distintos lugares, aunque en todos se podía apreciar el destello de luz cayendo del cielo. Comencé a mirar cada uno de ellos, hasta que encontré un vídeo muy relevante, uno que había sido grabado en esta localidad. El vídeo comenzaba con unos chicos haciendo maniobras con skates, en una plaza a mitad de la noche. Todos parecían entretenidos con realizar un Ollie perfecto, hasta que el destello de luz irrumpió en el firmamento nocturno. Pero esta vez y a diferencia de los demás vídeos, lo que parecía ser una relajante luz desde lejos era, en realidad, una radiante masa, y caía a pocos metros de esa plaza, la cual yo conocía. Un par de chicos se cubrieron las cabezas al momento del impacto de la masa de luz contra el suelo, pero esta no causó ningún tipo de estruendo o ruido, simplemente iluminó el cielo por unas centésimas de segundo. El vídeo termina con la huida de aquella gente. Ya estaba decidido, luego de clases me ocuparía de ese asunto.


Al día siguiente, al entrar en el instituto, pude observar a Agostina rodeada de profesores preocupados por su recuperación. Acompañada de Carla, se acercó a mí, aunque Carla parecía estar arrastrando a Agos hasta mi posición. Agostina miró a Carla y preguntó:

-¿Es él?

-Si, es él.- afirmó Carla.

Antes de que pudiera preguntar nada, Carla siguió hablando, pero ahora se dirigía a mi.

-Agostina padece de amnesia, tenemos que ayudarla a recordar.

-¿Tenemos...?- titubeé.

-Si, ambos. Vos sos gran parte de su pasado.

-Por favor, ayúdame.- dijo con tono de súplica-¿Cómo es tu nombre?

-Franco Solís. Está bien, aunque todavía no sé cómo puedo ayudar.

Agostina entrelazó sus dedos con los míos y sentí un cosquilleo infinito, por todo el cuerpo. Acto seguido me besó en la mejilla.

-Carla, me voy al baño.

-Eso no se dice en público boba. Se ve que te golpeaste la cabeza.

A paso rápido, Agos se fue alejando, volviendo a recordar donde estaba el baño.

-Carla...¿Cómo pensas que puedo ayudarla?- le dije casi quejándome.

-Supongo que con un par de besitos la haces recordar algo. Y mejor que lo hagas si no querés que ella sepa lo que paso en el hospital.

-Menos mal que no ibas a decir nada. Bueno, voy a hacer lo posible.

-Lo posible es salir de vuelta con Agostina. Pensálo, es una oportunidad para vos.

Aunque tenía razón, no podía negar el hecho de que me estaría aprovechando de su salud mental, pero esta vez ella estaría consciente. Me fui sin dar una respuesta, ya comenzaba a sonrojarme. Quizás Agostina sólo necesita recordar lo que es amar, pero tarde o temprano recuperaría la memoria. Se acordaría de que no importaba mi existencia. Tal vez incluso me volvería a querer, pero no de la forma que deseaba, no de la forma que necesitaba.

Al terminar las clases, fuimos con Tomás y Lionel hasta mi casa, habíamos quedado en una reunión.

-¿A este tipo de cosas raras te referías Lionel?- le dije mientras le mostraba a ambos un compilado de vídeos del destello de luz.

-Exacto- Lionel me palmeó la espalda, como signo de aprobación.

-Esperen... ¿Esa no es la plaza?- preguntó Tomás.

-Si, y es ahí donde vamos hoy.- expliqué.

Luego de prepararnos, emprendimos nuestra caminata hacia la plaza.

-Me enteré de que Agos perdió la memoria- comentó Tomás.

-Si. Es una lástima, desperdiciar esos recuerdos tan hermosos.

-Ya se recuperará, pero lo más conveniente es que la ayudes. Digo, vos estuviste mucho tiempo con ella.¿8 meses puede ser?

-10 meses- le dije acurrucándome en mi abrigo.

-Se los veía tan felices.¿Que fue lo que pasó?

-Pues dejé de gustarle, a pesar de mis esfuerzos por enamorarla cada día. Yo nunca creí haberle fallado en nada pero, al parecer algo hice mal. No me rebajé ni siquiera a rogarle, soy un imbécil.

-Franco, si hubieses fallado en algo supongo que ella te lo habría dicho. Eso es lo que haría cualquiera.

-No lo sé, la verdad. Agostina es una persona con personalidades muy cambiantes. A veces estaba feliz y a los minutos la veías con cara rara. Y si te acercabas a preguntarle que le pasaba, te respondía "Nada". Y no la culpo por nada, sólo me encantaría que muestre su sonrisa más seguido. Si tiene esa sonrisa tan bella, por algo será.

-Te daría mi consejo, pero no entiendo nada de mujeres- aclaró Tomás.

-Yo también paso, pero estoy de acuerdo con vos.

Ya estábamos pisando el pavimento de los senderos de la plaza. Este era un lugar con abundante vegetación, que resaltaba entre los pavimentos grises de las decoraciones. Nos paramos cerca de la gran fuente, justo donde estaban esos chicos del vídeo ubicados.

-Bien, llegamos. Ahora...¿Por cuál dirección cayó esa cosa?- preguntó Tomás.

-Para allá- dijo Lionel señalando hacia el Sur.-Digamos que a unas casas para esa dirección habría aterrizado el objeto en cuestión.

-¿Que dicen que sea?¿Aliens?- curioseó Tomás.

-No seas bobo, si hubiesen sido aliens la NASA no nos habría permitido ni siquiera husmear- le respondí.

-Me temo que ya se lo que es.- dijo Lionel mirando hacia la calle.-Vengan.

Ambos seguimos a Lionel por toda una manzana. Él se detuvo frente a una casa, y tocó el timbre. Luego de unos segundo de espera, se oyó una voz femenina del otro lado de la puerta:

-¿Quién es?

-Soy Lionel.

La chica del otro lado abrió la puerta. Era Mirian Soria, una amiga de la infancia que hace tiempo no veía. Lo cuál era mucho decir ya qué asistíamos ambos al I.S.C.A.

-Lionel, trajiste amigos. Hola Franco.

-Mirian- dije saludando.

Ella era una chica de pelo largo y negro, con una coleta que le colgaba sobre su hombro, pecas en la cara y una simpática voz.

-De hecho ya se iban ellos.- dijo Lionel mirandonos a mí y a Tomás.

-Si, ya nos ibamos. Chau.- dije apresurado.

Tomás y yo no entendimos nada hasta cruzar la plaza y alejarnos. Lionel se había quedado en la casa de Mirian. Cada uno tomó su camino hacia su hogar.

Ya era otoño, las hojas amarillas caían al gélido suelo de las calles. Empezaba a sentir las primeras gotas caer en mi nariz, las primeras gotas de una tormenta prometedora.

Alba Perdida: La Chica Del AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora