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Eran las exactamente las 2 de la madrugada. Me revolcaba de un lado a otro en mi cama.

Ya no lo soportaba.

Me levante y fui directo al baño de mi habitación por una aspirina.

-Mierda-Murmuré al no encontrar.

Camine rápido hacia la cocina en busca del botiquín. Lo revise y adivinen. No hay ni una puta aspirina.

Joder

Busque por toda la casa y nada.

Eran cerca de las 4 de la madrugada y mi migraña crecía.

Opte por la última opción que se me ocurrió en ese momento.

Me puse una bata, pantuflas y fui a mi destino; la casa de mi vecino.

Se que era un poco imprudente o tal vez irritante, pero tenía que tomar una aspirina o si no moriría-metafóricamente-del dolor.

Su casa quedaba a unos pasos. Justo al lado de la mía.

Un, dos, tres toques y nada.
Volví a insistir. Tres toques nuevamente y me abrieron.

De la puerta salió Justin, mi desagradable vecino.
Estaba solo en bóxer, con su cabello despeinado.

-¿Qué quieres?-gruño

-Una aspirina.

Aspirin. [terminada]Where stories live. Discover now