Capítulo 62

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—Eres afortunado por tener una mujer que te ame de esa manera, recibí un llamado de su parte con un plan listo para ejecutarse. —el tatuado lo miró fijamente. —Y yo accedí gustosamente.

—¿Sabías de esto? —indagó Valentino.

Consta lanzó un suspiro al momento en que Leonid también hizo acto de presencia.

—Me enteré luego de que Khalid supo de tu secuestro. En realidad... Diana lo descubrió y se comunicó conmigo.

—Ella ya lo vio venir, no por nada me regaló un reloj con un GPS incluido. —comentó Valentino a lo que los hombres sonrieron con galantería y cierta envidia. —Nadie esperó tal jugada... Yo incluido.

La suave risa de Stefano repercutió.

—Hay que admitir que esa idea no se nos ha ocurrido antes, y ni hablar del presupuesto que nos ahorró.

De momento a otro, sus sonrisas se esfumaron de sus rostros.

—¿Vas a cumplirlo? —preguntó suavemente Leonid. —Esta vez jugamos del mismo equipo...

Valentino bebió de un trago el whisky que se sirvió para aminorar su furia de haber expuesto a su esposa a un nido de lobos como si de carne fresca se tratara, no temía porque confiaba absolutamente en su potencial; sino que de imaginarla lejos suyo un nudo se formaba en su garganta y un fuerte dolor en el pecho que le quitaba el aire.

—Si Leonid. Solo que esta vez sobrevivirá el más fuerte.

***

El consejo realizó la junta de manera exitosa, los tiempos de paz habían acabado de la misma forma que una nueva solicitud llegó a la lista de pedidos del italiano.

—Lamento de corazón que esto sea así, pero como sabes fuiste el único que pudo brindar paz a las organizaciones-

—Pero fue un completo fracaso. —interrumpió Valentino lanzando un suspiro. —De haber sido eficiente mi movimiento, nada de esto estaría sucediendo Renata.

—Si él no lo hace, lo haré yo. —intervino Diana.

—¡Me niego!

—¡No puedes mantenerme como a una prisionera, Valentino!

El italiano se puso de pie enfrentándola.

—No me pongas a prueba. Me conoces lo suficiente como para comprender de lo que soy capaz, creí que ya habíamos pasado esa fase. —Diana no dijo nada mientras Valentino enarcó una ceja. —Eso pensé, señora De Luca.

El sorbido de Renata atrajo la atención de la pareja que prácticamente olvidó su presencia.

—Que el consejo se mantenga atento porque necesitaré cosas y el resto... Será por mi cuenta, Alexey tiene pendientes conmigo.

El De Luca salió de la sala de estar dejando a las mujeres en absoluto silencio.
 
—Me alegro de no estar en tú lugar. —expresó Renata.

—No estarás desprotegida en absoluto.

—No me lo recuerdes. —comentó la de cabello negro haciendo énfasis en los hombres que las rodeaban en todo momento.

𝐕𝐞𝐧𝐝𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐮𝐜𝐚 (+𝟐𝟏) Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora