027

14 3 7
                                    

—Rubén... ¿Qué haces aquí?

Vicky giró su rostro hacía Tomás, encontrándose con el pelicafé casi matando con la mirada a aquel hombre presente. Al instante ella se acercó a él y negó con la cabeza, colocando su mano sobre su hombro y dándole un suave apretón, tratando de tranquilizar al oji-marrón, viendo a Iván despertarse a causa del rápido y fuerte movimiento que Tomás dio segundos antes.

—Chicos, él es Rubén. En realidad, es el dueño de todo esto. Rubén, ellos son...

—Tomás y Iván, sí. —El hombre mayor dio unos cuantos pasos al frente, pero eso no puso menos alerta al oji-marrón, quien cargaba a su pequeño niño, mientras Iván meneaba las orejitas y observaba de reojo a aquel extraño—. Escuché que los llamaste así.

—Entonces llevas rato oyendo.

—Bueno, querida Vicky, ustedes no son precisamente las personas menos ruidosas del mundo, ¿Lo notaste?

Ella notó eso, desde los gritos de Tomás durante su conversación había temido que alguien los escuchara; Vicky estaba usando las instalaciones sin el permiso de Rubén, de hecho, de nadie en todo el lugar, y eso sin contar con que ella misma se consideraba una simple enfermera.

Sin embargo, desde que Eliza le pidió discreción, Vicky sintió que debía hacerle ese favor a la mujer que estuvo apoyándola durante los peores días de su vida, así que corrió el riesgo. El problema era que ahora con Rubén presente, no sabía cómo reaccionaría este.

—Tomás, puedes dejar a Iván sobre la camilla de nuevo, Vicky te confirmará que no pienso hacerle absolutamente nada.

El extraño alzó las manos en señal de paz, mostrando sus palmas y encogiendo sus brazos, mientras Tomás le lanzaba una mirada a Vicky y ella asentía, así que, con mucho cuidado, sentó a su pequeño minino en la camilla, pero para su lado, con sus piernas rodeando su cintura, observando la miradita curiosa de Iván.

—¿Meow? —Iván ladeó la cabeza, mientras Tomás tomaba sus mejillas y le dejaba un suave beso en los labios, sonriendo cuando sintió la cola de su pequeño rozar su pierna. Iván estaba bien, su bebé no tenía ni idea de lo que ocurría, pero con Tomás ahí, no tenía miedo.

—Creo que es hora de irnos. —dijo Tomás después de un largo silencio incómodo. Vicky lo miró y asintió, pero cuando el pelicafé se dispuso a cargar a su pequeño de nuevo, el otro hombre se acercó otro paso más, captando toda su atención.

—¿Me dejas darte una charla antes que te vayas? Prometo que serán solo unos minutos y luego te retiras con Iván.

La actitud de aquel sujeto no le gustaba en absoluto, se sentía acorralado, puesto que Vicky no decía nada ante la mirada penetrante y prepotente que aquel hombre le mandaba a su pequeño Iván y a él. Además, ese tal Rubén se encontraba justo frente a la puerta, salir de ahí sin terminar cayéndose o golpeándose, encima con Iván en brazos, era casi imposible. Rubén no pasaba de los sesenta años, tan lento no podía ser.

—¿Y qué si no lo hago? —Respondió Tomás, desafiando sus límites.

—Vicky será despedida y nadie podrá ayudarte a llevar el chequeo del embarazo de Iván. No quiero que lleguemos a eso porque Vicky lleva trabajando aquí años de años, pero es ilegal utilizar las instalaciones de su trabajo para uso personal sin el consentimiento de sus jefes y es lo que ha estado haciendo esta noche.

—Rubén, Tomás solo está atendiendo a Iván aquí, no estamos haciendo nada ma-

—Vicky, por favor, retírate.

La mujer se mordió la lengua para no continuar hablando, la mirada dura del mayor calló cualquiera de sus argumentos y después de mantener sus ojos fijos en Tomás, pidiéndole disculpas solo con este gesto, pasó por el lado de Rubén, saliendo de la habitación y quedándose en el pasillo, esperando.

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and RobleisTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang