Epilogo

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Era el día de la feria, había vuelto por fin al pueblo después de todo un año.
Un chico llamado Max había ido con sus amigos del equipo de natación a ver el espectáculo del hombre miniatura, una persona del tamaño de una lata de cerveza, habia que ver para creer.

Mientras tanto, la hermana de Max, una chica llamada Wendy, se metía en una carpa. Entraba dentro de un vestido antiguo y se ponía en la cabeza un pañuelo de gitana. De pronto envejeció 40 años en 40 segundos y se convirtió en una señora que tan solo tenía un aire a su versión juvenil.
Se sentó tras una mesa que tenía una bola de cristal en su centro. Esperó a su primer cliente.

"Ho-hola..." Dijo el primer cliente.

"Te estaba esperando, Billy Way" Dijo Wendy, sonriendo.

"¿Cómo sabe su nombre?" Preguntó otro chico, que había entrado junto a Billy.

"Yo sé el nombre de todos los que entrar aquí... Juan"

El chico palideció.

"¿Es verdad que cumples deseos?" Preguntó Billy, esperanzado.

"Cierto es... Las hadas me dieron el don de conceder favores e intercambios"

"¿Puedes... hacerme bueno jugando al baloncesto? Me sacaron del equipo y quisiera volver" Dijo Juan.

"¿Y Puedes hacerme... eh... puedes... darme una polla más grande? Es que me... gustarían un... par de... pulgadas extra"

"¿Un par de pulgadas extra? ¿Y para que las usaría un chico como tú que tanto necesita usar pañales? Sí, así es. Lo sé, se nota a leguas"

Billy se ruborizó. "Ese era mi otro deseo..."

Wendy en piel de gitana anciana rió divertida.

"Mal dotado y de paso te mojas encima. Pobrecito. Pues bien, un deseo único puedo dar a cada, como juntos han entrado y el trato es para ambos"

Juan y Billy se miraron el uno al otro.

"Juan, te daré la habilidad para ser el mejor basquebolista que el mundo verá jamás"

"¡Bien!"

"Pero con una pega. Los buenos deportistas no se tocan a sí mismo con compulsion. Necesitan una cosa llamada disciplina. Te propongo esto: cada vez que te masturbes perderás un poco tú control de esfinteres y Billy ganará ese poco control que tu has perdido. Al principio no se notaralá pero... si lo llevas muy lejos podrías ser tú quien acabara usando pañales, y no solo por mear la cama, si sabes a lo que me refiero"

Juan tragó saliva.

"Y tú, Billy, que te sientes inseguro de tus atributos serás bendicido con un falo de 8 pulgadas. Con un precio, claro. Solo una buena persona debe ser merecedora de algo así. Por lo tanto, cada vez mientas perderás para siempre y de manera irreversible media pulgada. Por pequeña que sea la mentira perderás igualmente media pulgada. Debes ser honosto para empezar a ser bueno, Billy. Si no eres honesto podrías perder todo, hasta lo poco que te quedaba antes"

"Pero es fácil no decir mentiras. Solo hay que decir la verdad ¿no?"

"Tan simple como eso, chicos. ¿Tenemod un trato?"

Lo chicos se miraron el uno al otro. Era muy simple, reglas fáciles. ¿Cómo decir qué no?

FINAL DE "EL DESEO DE MAX"

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