Capítulo 32

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—Entonces, veamos si entendí. —dijo mientras bostezaba un poco, ante la sensación pesada de mucha información adquirida.

Elisey la mira divertido, mientras en su mano hay un papel y a su lado otro montón de papeles. Mientras que con su mano izquierda se rasca la barbilla, a modo de ser gesto de interés.

—Ahora estamos en la planta baja, donde se encuentra solo tu despacho de Alfa, la sala común que es afuera y detrás de la otra puerta está la cocina. ¿de acuerdo?—pregunta mirándolo fijamente aunque de los nervios termina por rascarse los codos.

—Exacto. Aquí recibo a mi gente, mi escuadrón o quién necesite reunirse de manera formal. —aclara Elisey con voz clara y detallada de lo dicho.

—Bien, en el siguiente piso, primer piso está tu oficina empresarial, una sala de reunión... Uhmm no me acuerdo para que lo habías dicho, pero recuerdo que arriba hay acceso de cuatro pequeñas habitaciones para visitas. —vuelve a decir Bruna, pensativa como si lo viera frente a sus narices, imaginandose un mapa mental.

—Esa sala de reunión lo utilizo para cuando el consejo de ancianos necesita tener una reunión urgente y privada conmigo. —aclara Elisey nuevamente comprensivo—  Cada habitación cuenta con baño incluido.

—Uhm, ¿En estos días has tenido una?—preguntó curiosa. Ya que al ser la primera vez que los menciona le causa una inmensa curiosidad.

—Ayer. Tuve que dejarte un momento y hacer acto de presencia en una reunión. Hablamos de ti —confiesa Elisey, logrando ver como las mejillas de su Luna se volvían rojizas.

—Oh... Me imagino que te he causado muchos problemas, más con mi delicada salud, seguramente te habrán dicho que soy ideal para ser tu Luna... Como tu padre —susurra con tristeza, jugando con sus manos avergonzada.

—No. Los ancianos son un conjunto de Alfa, Betas, Deltas y Omegas ancestrales, por lo que cada generación recordamos nuestros principios básicos hasta nuevos ajustes, cada Alfa fuimos criados para tener una mente abierta, saludable y correcta; por correcto me refiero a que valoramos cada tipo de criatura sea pura o mestiza, los cuidamos como un igual así que en esta Manada nunca tendrás muy marcada esos rasgos toxicos de purismo, y si lo hubiera serían destinados a una capacitación psicológica para tratar el problema dependiendo de la gravedad que realice quién piense de esa forma —aclara levantandose del escritorio para dirigir hacia ella, acuclillarse y tomando las manos delicadas de su Luna entre las suyas— Aquí puedes ser tu misma, lo dije ya antes, me paso la vida haciendo de esta manada un mejor mundo, no somos como los humanos con los que has cruzado durante tu corta existencia, preciosa Luna.

Ella siente calor en sus mejillas hasta las orejas por la vergüenza de haber dado por sentado de que ellos fueran tóxicos, y la menospreciaban como siempre había lugar donde ella fuera.

—Perdón... No quise decir...

—Tranquila, no sabías. Has leído y hecho historias donde somos primitivos y reacios ante la adaptabilidad, no sabías que tus sueños eran parte de nuestra realidad —sugiere Elisey tranquilamente, mientras con su mano derecha le acaricia suavemente con el pulgar la mejilla de piel suave color crema, casi como si fuera una vainilla.

—Yo no escribo historias que sean tóxicas, pero entiendo el punto, ¿Entonces que pasó en esa reunión?—preguntó cohibida por la calidez que asalta su corazón por el amor incondicional que le ofrece Elisey.

—Hablamos de tu linaje, acerca de tus recaídas, tu relación con Seelie, entre otras cosas...—dice pensativo, como si estuviera haciendo memoria.

—¿Cómo que entre otras cosas?—preguntó ceñuda. No entendiendo.

Luna de AmorWhere stories live. Discover now