Capítulo 45.

197 33 42
                                    

Familia 𝘍𝘳𝘰𝘴𝘵 ↓

La muerte de Toya te había dejado devastada, como si el mundo entero se hubiera oscurecido y no quedara más que el vacío en tu alma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La muerte de Toya te había dejado devastada, como si el mundo entero se hubiera oscurecido y no quedara más que el vacío en tu alma. El espacio que tu hermano ocupaba en tu vida no podía llenarlo nada ni nadie y eso era lo más doloroso. En la organización, pasabas los días entre lágrimas y gritos, rechazando la compañía de los demás, queriendo estar sola, ahogada en tu propio sufrimiento. Porque la simple idea de que alguien más pudiera entender tu dolor te parecía absurda.

El personal de la organización trataba de ser amable, pero tu dolor era demasiado intenso, a veces se desesperaban cuando tu quirk se descontrolaba. No podías contener el fuego ni el hielo que fluían de ti, reflejando toda la tormenta que llevabas dentro. Una habitación tras otra se dañaba, quemada o congelada por tu poder, y te cambiaban de lugar constantemente, como si con ello iban a contener la intensidad de tus emociones. Pero nada lograba apagar el sufrimiento que te quemaba el interior.

El peso de la muerte de tu hermano te aplastaba. Te culpabas a ti misma por lo que había sucedido, imaginando constantemente qué podría haber sido diferente. No podíamos encontrar la paz. Vivir en un mundo sin Toya te parecía imposible, pero lo que te mantenía aferrada a la realidad eran las llamadas de Shoto y Natsuo. A pesar del abismo en tu corazón, esos momentos con ellos te recordaban que, aunque rotos, seguían unidos. Ninguno de los tres quería estar solo en ese dolor.

La comunicación con Keigo y Rumi nunca se perdió. Ambos se aseguraban de estar presentes en tu vida, llamándote o enviándote mensajes siempre que podían. No querían que estuvieras sola en medio de toda la tristeza que te embargaba. Aunque la distancia entre ustedes era grande, ellos lograron brindarte el apoyo que tanto necesitabas.

Keigo, te daba consejos para mantener tu mente ocupada, para que no cayeras en el vacío de la depresión. Mientras tanto, Rumi, te recordaba que eras capaz de seguir adelante, que podías enfrentar cualquier cosa si te lo proponías. Ambos se convirtieron en pilares para ti, ayudándote a sobrellevar los momentos más oscuros mientras vivías en las grandes y frías calles de Washington. Gracias a ellos, encontraste formas de vivir más tranquila, de empezar a sanar poco a poco, sabiendo que no estabas sola

Enji también intentaba contactarte de vez en cuando, pero nunca respondías. No querías escuchar su voz, no querías saber nada de él. Para ti, él era responsable de la muerte de Toya. Ese día, los perdiste a ambos, y tu resentimiento hacia tu padre te impidió siquiera considerar la posibilidad de reconciliación con él.

Con Fuyumi era diferente. A veces respondías a sus llamadas, y ella te contaba cómo estaban las cosas en casa. Te hablaba de Rei, de cómo Shoto y Natsuo crecían, de lo mucho que todos te extrañaban. Pero cuando Fuyumi mencionaba a Enji, tratando de hacerte entender su arrepentimiento, algo dentro de ti se cerraba. Colgabas la llamada sin dudar, porque no querías escuchar disculpas ni redenciones. Enji había matado a Toya, y con él, había matado una parte de ti.

Prohibido | Toya TodorokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora