31.Asistente

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MARATON 02/05

El amanecer en Mazatlán no fue amable para nadie. La cena de anoche había dejado su marca, y no en el buen sentido. En el hotel, el sol apenas asomaba por la ventana cuando empezaron los primeros sonidos del desastre: los primeros gruñidos, y quejidos que se escuchaban desde todos los cuartos. Todos estaban sufriendo.

Mozo fue el primero en levantarse, o al menos en intentarlo. Se sentó en la cama con la cabeza entre las manos, tratando de recordar cómo había llegado a su cuarto. El tequila lo había noqueado, y su cruda era tan fuerte que cualquier movimiento parecía una mala idea. "No mames, ¿por qué le seguí el rollo a Dani con los tragos?", se preguntaba mientras buscaba agua desesperadamente en el mini refri de su habitación

En el cuarto de al lado el pocho  seguía tirado boca abajo. No había forma de levantarse todavía. Su teléfono sonaba, pero no podía ni abrir los ojos. "Me vale madre", murmuró, dándose la vuelta lentamente, su cuerpo pesado como plomo. El estómago le daba vueltas y cada segundo lo hacía arrepentirse. "Pinche tequila", masculló antes de cubrirse la cara con la almohada.

Dani tampoco estaba en su mejor momento. El maquillaje de la noche anterior seguía medio pegado a su cara, y sentía como si alguien le estuviera martillando la cabeza. Despertó con la boca seca y la promesa vaga de "nunca más". Recordaba claramente haberle dicho a Alan que si metía un gol hoy, lo invitaba a cenar, y ahora solo deseaba que no sucediera. "Que se la jalen todos", pensó mientras se arrastraba al baño para buscar alguna cura rápida. Un suero, agua, algo.

Mientras tanto, Gago, el director técnico, tampoco estaba mejor. El también  había bebido. -Ya estoy muy viejo para esto-murmuró al mirarse al espejo con los ojos rojos. Se enjuagó la cara, pero el dolor de cabeza no se iba. Sabía que tenía que reunir al equipo, pero en el fondo también sabía que todos estaban  jodidos como él.

Finalmente, en el comedor, empezaron a juntarse uno por uno. Nadie hablaba. El sonido de los cubiertos golpeando los platos era demasiado. Alan y Cade se miraron, intercambiando una sonrisa débil. Dani llegó después, con gafas de sol puestas, como si pudiera esconder su cruda detrás de ellas, sentandose a un lado de Alan dándole un beso en la cabeza en forma de saludo. Y Gago, con cara de pocos amigos, solo los observaba.

- Hoy jugarán aunque estén hechos mierda, ¿eh? - dijo, aunque su propia cara decía que no estaba mucho mejor que ellos.

- ¿Y si mejor cancelamos? - bromeó Pocho aunque su tono no sonaba tan de broma. Alan se rió, pero luego se quejó porque hasta reír le dolía.

- Ya, pero ¿Por qué los lentes, Dani danonino? - Le preguntó el Nene evitando reír.

- Parezco muerta viviente.- Resumió.

- No lo creo, amor. - Le dijo Alan mientras se llevaba un bocado de su almuerzo a su boca.

- ¿Cómo dices que dijiste? - Alzó la voz Javier.

- ¿Qué paso? - Preguntó Alan.

- La llamaste amor, no la llames amor. - Le pidió.

- ¿Por qué, si es mi novia?

- Sí, pero no la llames así, no mientras esté yo presente.

- Okey... - Alan giró su cabeza y se acercó al oído de Dani para susurrarle. - Amor...

- ¿Mm? - Dijo Dani.

- ¿Si te puedo decir así?

- Sí, ¿por qué no? - Sonrió.

- Okey... pues termina de comer, amor.

Cuando Alan la llamó "amor" por primera vez, Dani no mentiría si dijera que no sintió nada, pero sintió cómo el mundo se detenía por un segundo. No se lo esperaba, y aunque la palabra salió de él de manera casual, para ella fue un momento importante. Se quedó quieta, como si procesar esa palabra tomara un poco más de lo normal.

𝗠𝗔𝗗𝗢𝗡𝗡𝗔-𝐀𝐥𝐚𝐧 𝐌𝐨𝐳𝐨-¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora