PEDRI
7 de octubre, 2022.
Me había pasado todo mi tiempo libre pensando en que hacer para recuperar la confianza de Carla. Estaba demasiado claro que ella no confiaba en mí y no la culpaba si había sido un tremendo gilipollas en lo que dije.
Mis palabras no tan solo me habían dolido al decirlas, sino también que ella las había escuchado y habían sido un golpe tan fuerte, que ella ni siquiera podía sostenerme la mirada.
Verla tan fría, tan distante fue un gran golpe, y sabía que no quería eso, quería todo lo contrario y estaba dispuesto a hacer lo que sea.
Debía demostrarle que mis sentimientos eran sinceros. Que no me importaba decirle a todo el mundo que estábamos juntos. Y vale que eso me aterraba un poco, pero Carla lo valía y debía de trabajar en ello por ella. Además de lo que me dijo, que la había tenido como secreto más que como una relación privada. Tenía toda la razón.
La conquistaría, volveríamos a lo de antes y esta vez no me ocultaría. Habíamos estado todos estos meses y fue más que suficiente para afirmar que Carla era la mujer de mi vida. Mi familia estaba más que encantada con ella y estaba preparando mis palabras para pedirle permiso a su padre; hostias estaba dispuesto a pedirle matrimonio si era necesario.
Quería que Carla supiera lo mucho que la amaba. Que quería algo serio con ella y que no dejaría que unos malentendidos acabaran con lo que teníamos.
Sé que se equivocó con subir la foto, pero yo fui demasiado cruel al gritarle que lo había arruinado y luego la tremenda gilipollez que dije y ella escuchó. De seguro había venido para disculparse conmigo y yo lo arruiné todo.
Planeé invitarla a cenar. Había reservado una terraza solo para nosotros, con velas alumbrando el ambiente y un trío de violinistas que toquen sus canciones preferidas. Le compraría un inmenso ramo de sus flores favoritas y le había mandado a confeccionar un brazalete de oro que tenía grabado "siempre tuyo".
Cada detalle había sido cuidadosamente pensado y se llevaría a cabo mañana por la noche, por la mera razón de que hoy Carla estaba con una sesión de fotos (eso fue lo que me dijo Gavi).
Quería que todo fuera perfecto; hacerle saber que no me importaba si alguien nos veía. Que lucharía por ella y demostrarle que todo lo que me escuchó decir no fue más que una mentira.
No podía esperar para verla, para decirle cuánto la amaba y que estaba dispuesta a hacer todo para recuperarla.
Sé que no sería fácil, pero lo iba a intentar. Además, había dado el primer paso: ir con un especialista a que escuchara mi temor con la prensa.
Era algo que me iba a ayudar, a no darle importancia a esos estúpidos chismes. Porque no eran más que eso.
Ferran me había invitado a algo tranquilo en la casa de Sira. Pensé que sería una buena oportunidad para despejarme un poco y estar tranquilo para mañana. Pero al llegar, me llevé la sorpresa de que Carla también estaba allí. Sentada con las piernas cruzadas, y una postura que la hacía ver demasiado elegante, pero al escuchar su risa era todo lo contrario. Se reía por algo que le decía Sira, ambas compartiendo palabras y riéndose entre ellas.
Verla reír me dio un alivio al corazón. Pensar que no la había arruinado por completo, que seguía riéndose, se le veía feliz.
Eso me hizo pensar en si volver a acercarme a ella traería consecuencia ¿y si lo arruinaba más?
No, Carla y yo éramos el uno para el otro.
-Terminaron antes de tiempo la sesión -susurró Ferran al notar mi cara.
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No somos un tal vez |Pedri Gonzáles
FanfictionCarla era la típica adolescente que fantasea con ser amada. La que sueña con un lindo chico o chica que la haga sentir mariposas a. Por otro lado, Pedri. A sus 19 años su carrera como futbolista estaba en lo alto, tenía fama, dinero, diversión, no b...