26- Ellos sabían

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Durante todo el día, Zoro estuvo en el mástil, en la plataforma de observación. Ni siquiera comió con los demás, y nadie sabía por qué estaba allí arriba.

—¡Oe, Zoro, baja de allí!

—¿Por qué quieres que baje, Luffy? —preguntó Nami.

—Vamos a jugar con Chopper y Usopp, y necesitamos uno más.

—Y nosotros preguntándonos, ¿por qué quiere un momento a solas? —exclamó Franky entre risas.

—¡Franky! ¿Quieres jugar con nosotros?

Mientras Luffy se fue a acosar a Franky, Sanji salió de la cocina.

—Oigan, ¿dónde está Zoro?

—¡Allí arriba!

—Bien, cuando baje, dile que aquí dejé su té.

Tashigi observó hacia arriba y no creía que Zoro bajaría pronto. Las horas pasaron y el té se enfrió. Al igual que el día, la brisa marina comenzó a refrescarse de repente.

—Sanji, es tarde. ¿No debería ir alguien a decirle que baje?

—¿Eh? Sí, sí, claro. ¿De quién hablamos?

—De Zoro, ha estado allí arriba desde mediodía.

—¿Ah? No te preocupes, ese idiota no tiene mucho en qué pensar. Bajará enseguida. No deberías preocuparte por cosas como esas; te irás pronto. Quiero que tus últimos días con nosotros sean exquisitos.

—Gracias.

Más tarde, cuando algunos ya se habían ido a dormir o simplemente no estaban al tanto de ella, Tashigi decidió subir donde Zoro.

Todo iba bien hasta que subió unos cuantos metros, momento en el que comenzó a sentir el movimiento del mar.

—No puede ser, había olvidado lo que se sentía subir a la plataforma.

—¿Haa? ¿Qué estás haciendo?

—¿Vas a quedarte allí a gritarme o vas a ayudarme a subir la escalera?

Ella esperaba que simplemente le estirara el brazo, pero él bajó y, sujetándola de la cintura, la ayudó a subir.

—¿Por qué haces esto?

—Solo sube...

Una vez arriba, ella le entregó una manta.

—¿Y esto?

—¿Para qué más va a ser, idiota? Está frío, solo cúbrete.

Él la miró y no reaccionó ante el insulto.

—Gracias...

Ella en ese momento se sintió mal. Lo insultaba porque creía que él haría lo mismo, pero no fue así.

—Yo... perdóname, es que aún sigo molesta por cómo me trataste. —En ese momento, ella estornudó.

—Me lo merezco —exclamó mientras desplegaba la manta y la cubría.

—Lo traje para ti.

Ambos se miraron a los ojos. Zoro la sujeto de la manta y la atrajo frente a él.

—Oí que te irás en unos días.

—Sí, Nami me pidió ayuda con la navegación y le mostré una corriente rápida que suele tomar la Marina para viajar entre islas.

Zoro no dijo nada más y simplemente volteo a mirar el mar.

—¿De eso se trata? —preguntó Tashigi—. ¿Por eso estás aquí arriba? Es ridículo, ya sabías que esto pasaría...

Zoro la acorralo y la apretó contra el mástil. Al detenerse, golpeó el mismo mástil con su puño, recostando su cabeza en el hombro de Tashigi.

—Lo sabías. No entiendo por qué actúas así...

—Lo sé, solo que no esperaba lidiar con este sentimiento otra vez.

—¿Otra vez?

—Solo no quiero perderte.

Ella lo sujetó del rostro.

—Serás un gran espadachín y tu capitán dice que será el rey de los piratas, así que mientras eso sea cierto, estoy segura de que nos volveremos a ver. Y créeme, sabrás de mí porque también seré una gran espadachín

—Lo creeré cuando lo vea.

—¿Me amas?

La pregunta lo dejó atónito.

—Yo...

—¡No, mejor no respondas!

—¿Qué? Pero, ¿por qué preguntas entonces?

—Solo, no respondas. Sea buena o mala la respuesta, no lo quiero saber.

En ese momento, Zoro rió para sorpresa de Tashigi.

—Eres un desastre, Marín —exclamó sonriente, lo que provocó que Tashigi se sonrojara.

—¿Zoro?

—¿Qué sucede?

Ella afirmó su espalda contra el mástil y preguntó:

—¿Podemos hacerlo?












(Zoro y Tashigi) One piece [Limón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora