dieciocho.

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De nuevo, otro día un poco frío. Dos meses, dos no muy buenos y largos meses habían transcurrido y durante todo ese tiempo Luke no me había dirigido palabra alguna. Era viernes por la mañana cuando me encontraba en clase de francés y la profesora estaba diciendo algo que sinceramente no entendía en nada. Era algo así donde ella nos decía algo y todos asentíamos demostrando que sabíamos que era lo que nos quería decir cuando en realidad sabía muy bien que una gran cantidad de nosotros —y hablo con el pronombre nosotros por que yo también era parte de esa cantidad de alumnos— no entendíamos casi nada.

"Quiero que lean el poema que escribe Charles Baudelaire, Alegoría. Se encuentra en la pagina 128 de su libro de texto. Después de esto escribirán un breve ensayo en su cuaderno en el cual hablen del poema, y también deberán expresar su interpretación. Les daré un consejo para que les sea mas fácil escribirlo: Piensen como Charles Baudelaire, imaginen como el lo interpretaria. Conviertanse en Baudelaire." Al escuchar las palabras de la profesora, pude notar que varios compañeros soltaron carcajadas. "Se colocan en equipos de tres, empiecen a hacerlo." Uno de los alumnos levantó su mano y comenzó a sacudirla intentando llamar su atención. "Si, Dave, debe ser escrito en francés." Un par de chicos al fondo rieron y el de inmediato bajo su mano avergonzado. Miré a mi al rededor y la mayoría ya tenia su equipo hecho. Lo peor de todo era que la mayoría de los chicos que se encontraban ahí no eran de mi total agrado. Y probablemente yo tampoco era el suyo. Observé en la esquina superior del aula y una chica de nombre Tiare, si es que no me equivocaba, parecía estar en la misma situación que yo. Mantuve mi mirada fija en ella por unos instantes con la ligera esperanza de que esa teoría acerca de que cuando vez a una persona sin detenerte por una determinada cantidad de tiempo, esta puede sentirlo, fuera cierta, para que así ella me mirara de igual manera, nos sonríeramos y así entonces formar equipo. Si, ese era el plan. Después de varios intentos, la primer parte del plan ya había funcionado. Al principio, ella me miró tal vez aterrorizada de que una chica la mirara fijamente pero al verme sonreír, ella también lo hizo. Tomé mi libreta, libro y bolígrafo y me levante de mi asiento en dirección hacia ella.

Pero ni siquiera logré recorrer la mitad del camino cuando dos chicos se posaron frente a mi. Eran Michael y Caleb.

"Hola." Dijeron los dos torpemente al mismo tiempo.

"Hola Michael." Saludé al primero.

"Hola." Pronunció Caleb.

"Hola Caleb." Le respondí.

"Es Calum, no Caleb." Aclaró el rodando los ojos. "Pero también puedes llamarme, sexy Hood, guapísimo Cal, o excitante y maravilloso Calum."

Hice una mueca de asco y el sonrió.

"Los peores seudónimos que he escuchado en mis cortos dieciocho años de vida."

"Si, claro." Calum soltó una risa y rápidamente se giro hacia Michael susurrando en su oído —aunque no lo suficientemente bajo puesto que había logrado escuchar lo que le dijo—. "¿Que es un seudónimo?"

"Seudónimo es sinónimo de apodo, estúpido." Le dijo de vuelta Michael.

"Imbécil, claro que lo sabía, sólo quería verificarlo."

Micjael sonrió y apretó la mejilla de Calum un par de veces. "Era broma, bebé." Michael tomó el rostro de Calum con sus manos y lo atrajo hacia el, besando su mejilla, a lo que Calum rápidamente se alejó y comenzó a frotar su mejilla con la palma de su mano.

"Puto Michael, que asco."

"De acuerdo, creo que los dejaré hablar solos." Intenté caminar por un lado de ellos y Calum al instante puso su brazo al rededor de mi cintura, obligándome a retroceder y sentarme de nuevo en mi asiento.

cold coffee » lrhWhere stories live. Discover now