31. "Instinto de supervivencia"

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Pacífica:

Lo peor de la situación era que había comenzado a sudar por el enojo que tenía.

Y era asqueroso.

Hace tiempo que no sentía tanta furia, frustración y desprecio por una sola situación.

Mis pasos sobre las hojas secas eran lo único que se escuchaba a la redonda, lo cual remarcaba que me encontraba caminando por en medio del bosque completamente sola.

Se me cruzó por la cabeza (mas veces de las que me gustaría admitir) desviarme del camino y marcharme a donde fuera que el destino me llevara.
Podría encontrar el rumbo a mi casa, o pasar por una cafetería a beber algo, o tomar un vuelo a las Bahamas y fingir que nada de las ultimas semanas había pasado.

Deseaba olvidarme de todo y escapar de mis problemas.
Como hacía siempre.
O tal vez, como solía hacer.
Porque a esas alturas me sentía una persona diferente. Esas ultimas semanas no había sido la chica cobarde que escapaba al más mínimo inconveniente. Me había vuelto alguien que se plantaba y le daba frente a los problemas.
Alguien que si recibía un golpe por parte de un fantasma se lo devolvía.
Alguien que se levantaba después de caer.

Pero a esas alturas, ese alguien estaba cansado y adolorido; y tan solo pensaba en huir.

Estaba por tomar una decisión cuando lo escuché.

Un silbido agudo y distante producido por el soplido del viento.

Me detuve en seco y miré con detenimiento a mi alrededor.

El sonido se repitió más fuerte.
Inconscientemente di dos pasos atrás.

Luego de un chasquido y un crujido, los troncos de dos árboles se partieron por la mitad y cayeron con un estruendoso ruido sobre donde yo había estado segundos antes si no me hubiese corrido.
El brusco movimiento hacia atrás me había hecho perder el equilibrio y caí de espalda al piso.

Mientras me levantaba con una seguidilla de malas palabras y me sacudía la tierra de encima, lo ví.

Estaba unos diez metros más adelante y su figura se veía completa.

Y juraría que sonrió.

Pero bueno, no me detuve a confirmarlo, ya que tan rápido como lo vi me di la vuelta y salí corriendo en dirección contraria.

El fantasma me siguió por detrás derrumbado todo a su paso, como si fuera una especie de tornado.
No me di cuenta de lo rápido que estaba corriendo hasta que comencé a distinguir una figura con manos en los bolsillos a lo lejos, caminando de regreso a la cabaña del misterio.

Me ardían las piernas y me costaba respirar, pero me obligué a continuar.

Cuando alcancé a Dipper lo tomé torpemente del brazo sin molestarme en detenerme y jalé de él para que comenzara a correr.

Lo tomé por desprevenido y el chico dio un respingo cuando apenas lo toqué.

Por poco podía respirar, y menos hablar, pero me las arreglé para decirle:

-Te dije que traías problemas Pines.

Él respondió con un balbuceo de una maldición mientras comenzaba a correr y pasaba su mirada de mí a el fantasma que nos seguía por detrás.

-Tú te lo buscaste yendo al centro del bosque. - respondió, claramente aún molesto por nuestra reciente pelea.

-No me tientes a entregarte al fantasma. - contesté.

-Me parece que no es a mí a quien busca.

Puse los ojos en blanco.
-Cierto, están obsesionados conmigo.

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