35. Reflejos

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Dipper:

Intentaba permanecer tranquilo y evitar que los nervios me consumieran, pero estaba resultando bastante complicado.

Cuando bajamos de la camioneta una brisa fresca se coló entre nosotros, erizándome los vellos del brazo. Era bien por la tarde, pero el cielo se encontraba nublado y el sol ni siquiera se asomaba, dando la impresión de que en cualquier instante se largaría a llover.

Recordé a medias lo que se suponía que debíamos hacer y me acerqué a Mabel para tomarla del brazo.

-¿Crees que estén por aquí? - susurré interpretando mi papel.

-Probablemente. - contestó mi hermana.

Nuestras pisadas sobre las hojas secas interrumpieron el silencio, pero no parecía haber nada fuera de lo normal.

Observé el lugar e intenté encontrar qué fue lo que Soos y Melody habían llevado hasta allí, pero me pareció que resultaría demasiado sospechoso y que tal vez los fantasmas se darían cuenta.
Por eso, opte por dejarme llevar, y ser lo que se supone que debíamos ser: la presa.

Continuamos caminando a través del bosque hasta un punto donde el suelo era casi llano y solo tenía algunos árboles a su alrededor, lo cual posibilitaba la vista al cielo.

La atmósfera estaba cargada de un gris opresivo, con nubes que parecían estar a punto de desplomarse sobre nosotros.

Observaba ese inquietante panorama, perdido en mis pensamientos, cuando un viento feroz irrumpió de la nada. Su fuerza me arrancó del suelo, haciéndome aterrizar de espaldas metros mas lejos con un golpe seco.

Me levanté con un gruñido, esperando que el siguiente impacto llegara.

Pero no ocurrió.

El aire estaba ahora inmóvil, como si el mundo contuviera la respiración.

-¡Dipper! -escuché la voz urgente de Mabel mientras corría hacia mí.

Sus ojos estaban llenos de preocupación al inclinarse para ayudarme a ponerme de pie.
Antes de que pudiera responderle, una sensación extraña me recorrió la espalda.

El ambiente se volvió aún más helado, y un murmullo bajo, casi imperceptible, comenzó a resonar en el aire.

Mabel se giró rápidamente, y sus ojos se abrieron de par en par.

-¿Esos son...?- susurró casi de manera imperceptible.

Me volví despacio y vi lo que había encendido su miedo: figuras traslúcidas comenzaban a materializarse a nuestro alrededor.

Fantasmas.

Primero eran unos pocos, flotando pálidos y silenciosos, pero pronto el aire se llenó de ellos. Sus ojos vacíos parecían fijarse en nosotros con un hambre espectral.

Mabel retrocedió instintivamente, aferrándose a mi brazo. Su respiración era agitada, y su pánico comenzaba a contagiarme.

Pero entonces recordé: esto era parte del plan.

-Tranquila. -murmuré, intentando sonar seguro aunque sentía mi propia piel erizarse.

-Son... más de los que creía. - murmuró a mi lado, con un tono de sinceridad que me hizo saber que no estaba fingiendo.

Y era cierto. Los fantasmas no paraban de reaparecer y cada vez nuestro espacio era más reducido.

-No te preocupes. - susurré para ambos. -Todo va de acuerdo al plan.- le aseguré, mirando fijamente a los fantasmas que se cercaban en un inquietante y espectral silencio.

Destinos EntrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora