En el Templo de Kamisama, un silencio tenso dominaba el ambiente mientras Dende curaba a Gohan. Aunque su cuerpo estaba siendo restaurado, el agotamiento mental y la preocupación en su mirada eran evidentes. Frente a él, Goku, Vegeta y Piccolo permanecían inmóviles, sus rostros reflejando la seriedad de la situación. La presión abrumadora del nuevo poder de Majin Buu los envolvía como un manto oscuro; su ki era aún más aterrador que antes.
Piccolo fue el primero en romper el silencio, apretando los puños con frustración. "Ese maldito... se ha vuelto aún más poderoso. Ni siquiera si unimos nuestras fuerzas podremos vencerlo."
Gohan, apenas curado, se puso en pie con determinación y se acercó a los demás. -"Aun así, debemos intentarlo. Si no hacemos algo, Buu arrasará con todo a su paso," -dijo, su voz firme a pesar de la preocupación que reflejaban sus ojos.
Goku le lanzó una mirada llena de empatía y advertencia. "Gohan, lo sé... pero debemos ser realistas. Aún no estamos en condiciones de enfrentarlo. Especialmente tú, ni siquiera te has recuperado del todo."
"Papá, no puedo quedarme quieto. ¡No mientras Buu amenaza a todo lo que amamos!" reclamó Gohan, con una mezcla de desesperación y coraje.
Vegeta, con su característica dureza, lo interrumpió con un tono implacable. "¡Basta de excusas, Gohan! Si quieres proteger este mundo, entonces más te vale que dejes de titubear y elimines a ese monstruo de una vez.
Las palabras de Vegeta resonaron en el aire como una orden definitiva. Los ojos de Gohan se endurecieron, la confusión desapareciendo de su rostro. Comprendía la gravedad del momento. Tenía que actuar, no había espacio para dudas o vacilaciones.
Goku, observando la resolución en su hijo, sonrió levemente, reconociendo la fuerza de Gohan. "Entonces vamos," murmuró, sin perder más tiempo.
Con una mirada de convicción compartida, Goku, Vegeta, Piccolo y Gohan se prepararon para el enfrentamiento final, conscientes de que el destino de la Tierra dependía de su próxima batalla.
Justo cuando el grupo se preparaba para el combate, Shin, quien había permanecido en silencio hasta ese momento, intervino con una seriedad solemne. "Hay una manera de detener a Majin Buu," anunció, atrayendo la atención de todos. "Pero Gohan tendrá que venir conmigo al Planeta Supremo."
Gohan lo miró con curiosidad y algo de incertidumbre. "¿Qué hay en ese planeta, Shin?"
Shin le devolvió la mirada, con una determinación que reflejaba la importancia de lo que iba a revelar. "La Espada Z," respondió. "Un arma legendaria capaz de otorgar un poder inimaginable. Solo alguien con un corazón puro y una fuerza extraordinaria puede empuñarla, y creo que tú, Gohan, eres el indicado."
Las palabras de Shin cayeron como un rayo entre el grupo. Goku y Vegeta intercambiaron una mirada; entendían el riesgo, pero también la oportunidad única que esto representaba.
"¿Una espada legendaria... capaz de derrotar a Buu?" Gohan parecía incrédulo, pero en sus ojos también había una chispa de esperanza.
"Así es," continuó Shin. "El poder de la Espada Z no es algo que cualquier guerrero pueda manejar. Pero en las manos correctas, es la única oportunidad que tenemos."
Vegeta, aunque escéptico, asintió con un gesto severo. -Entonces, ¿qué estás esperando, Gohan? Ve con Shin. Si esa espada puede ponerle fin a Majin Buu, más te vale no perder el tiempo.
Gohan apretó los puños, asimilando la urgencia en las palabras de Vegeta y la seriedad en los rostros de sus amigos. Sabía que el tiempo estaba en su contra, pero estaba decidido a hacer lo necesario para protegerlos.
