A g o n y .

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❝La paranoia es una forma de conciencia, y la conciencia es una forma de amor.❞

-¿Crees que puedes hacer tus jueguitos conmigo?-Sus ojos se habían oscurecido, sonreía insolente mientras que la sangre corría por su rostro tal como las lágrimas de la Virgen María observándole desde el cielo.

Su gran altura me tenía agobiada, llena de un pánico que extrañamente me hacía temblar en deseo, sabía perfectamente que haría todo lo posible por destruirme pero lo más increíble de eso era que no me importaba en lo absoluto.

-D-Dam-ian-Titubé, mi labio temblaba por la presión que me hacía sentir, él daba pasos amenazantes en mí dirección, riendo por todo lo que ya sabía iba a sufrir, era su caza, una sencilla presa que le haría terminar con toda esa sed que experimentaba noche tras noche.

Sus calculadores ojos ardían sobre mi piel, desnudando cada centímetro oculto de mi cuerpo, el edor de su almizcle resultaba tan cautivador, casi hipnotizante para estar mezclando con la muerte y el dolor.

-Quieres jugar, pues empecemos-Sonrió, adentrando sus manos en el interior de mi vestido para segundos después golpearme contra la mesa de cristal, haciendo que ese elixir que tanto deseaba se derramara de mi frente, volviéndolo un animal hambriento.

Era su esclava y por más que quisiera escapar, de nueva cuenta volvería a sus brazos siendo su mayor droga.

Advertencias: ésta historia contiene lenguaje fuerte, contenido sexual y adulto.
Atención, el vídeo que se encuentra en el multimedia no es mío, sirvió de inspiración a la historia y todos los derechos van dirigidos a su creadora @WeJustPlayOurPart .

AgonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora