────✦ ❛ El amor era una función importante en el rol de cada héroe, el viaje de un héroe con amor es mucho más fácil porque ellos se sacrificarían por ello, Pero Percy Jackson sacrificaria al mundo antes que a su amada ❜
En dónde la hija de Apolo se...
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Capitulo dice Mi Lilyflor
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Habíamos sido los primeros héroes en regresar vivos a la colina Mestiza desde Luke, así que todo el mundo nos trataba como si hubiéramos ganado algún reality show. Según la tradición del campamento, nos ceñimos coronas de laurel en el gran festival organizado en nuestro honor, y después dirigimos una procesión hasta la hoguera, donde debíamos quemar los sudarios que nuestras cabañas habían confeccionado en nuestra ausencia.
La mortaja de Lily era de un color violeta oscuro mientras que en el medio estaba dibujando un gran sol de color dorado, este resaltaba del brillo que poseía aquel color, siendo sincero muchos quedaron hipnotizados con eso pero yo no, si me resultó hermoso esa mortaja pero sinceramente la dueña de eso me resultó más hermosa.
Sus cabellos dorados brillaban más con el sol, su cabeza estaba adornada con una corona de laureles dorada, llevaba puesto un hermoso vestido celeste pastel. Simplemente ella sobresalía entre toda la multitud de rubios, ella Siempre iba a brillar más que los demás en mi ojos.
Cuando nuestras miradas se conectaron no pude evitar sonrojarme, aún no me acostumbré a esos hermosos ojos que me estén mirando con tanta paciencia y determinación como si ella viera lo más profundo de mi alma, como si ella nunca dejará de mírame y eso me asustaba porque no sabía hasta donde podía llegar yo con tan solo que me siga mirando de esa forma.
Aparte mi vista con nerviosismo cuando ella me sonrió.
La mortaja de Annabeth era tan bonita —seda gris con lechuzas de plata bordadas—, que le comenté que era una pena no enterrarla con ella. Me dio un puñetazo y me dijo que cerrara el pico.
Valió la pena al escuchar la risa de mi Lilyflor.
Como era hijo de Poseidón, no había nadie en mi cabaña, así que la de Ares se había ofrecido voluntaria para hacer la mía. A una sábana vieja le habían pintado una cenefa con caras sonrientes con los ojos en cruz, y la palabra PRINGADO bien grande en medio. Moló quemarla.
Mientras la cabaña de Apolo dirigía el coro y nos pasábamos sándwiches de galleta, malvaviscos y chocolate, me senté rodeado de mis antiguos compañeros de la cabaña de Hermes, los amigos de Annabeth de la cabaña de Atenea y los colegas sátiros de Grover, que estaban admirando la recién expedida licencia de buscador que le había concedido el Consejo de los Sabios Ungulados. El consejo había definido la actuación de Grover en la misión como: «Valiente hasta la indigestión. Nada que hayamos visto hasta aora le llega a la base de las pezuñas.»