Apoyó su pie en la pata de la mesa e impulsó la silla giratoria hacia atrás, se detuvo a tiempo para no chocar con la mesa, se levantó de la silla para colgar la foto sin revelar con las demás. Oyó un toque en la puerta, giró la cabeza por inercia hacia el sonido
––¿Si?––alzó la voz mientras empezaba a andar hacia la puerta
––¿Puedo hablar contigo mamá?––se hizo escuchar una voz infantil al otro lado
––Déjame salir primero––puso la mano en el picaporte, abrió y salió rápidamente para evitar que la luz del pasillo se colará en el cuarto oscuro
Una vez cerrada la puerta Coraline bajo la vista para mirar al chiquillo de 8 años, quien le miraba con cierta pena en sus ojos ambarinos, generando en su madre extrañeza
––¿Qué ocurre, Dylan?––inquirió de forma distraída la mujer mientras se quitaba los broches que sujetaban los mechones delanteros de su cabello azulado
––¿Soy raro?––el niño preguntó abrazando fuertemente su peluche con forma de mono, ahogando su voz en la felpa del juguete
La mujer dejó de acomodar su cabello de golpe, volvió la mirada extrañada hacia su hijo, quien seguía abrazando su juguete con fuerza y fijaba sus ojos en el suelo
––¿Y esa pregunta?––le habló con tranquila mientras lo tomaba del hombro, ambos empezaron a caminar por el pasillo hacia el cuarto del menor
El pequeño castaño no respondió, Coraline lo adentró en la habitación y lo sentó en su cama, tomando asiento en el suelo justo frente a él
––Dylan, sabes que puedes decirme lo que sea––le recordó mientras pasaba suavemente su mano derecha por su cabello
El niño relajó su agarre sobre su peluche, respiró hondo y finalmente se fijo en los ojos de su madre, que le veían con paciencia
––Es que unos niños me vieron en el recreo, y me quitaron mi libro...––
––¿El de arañas?––recordó como lo vio llegar con la cabeza gacha y el libro de tapa marrón fuertemente abrazado contra su pecho
Dylan asintió antes de volver a hablar––...dijeron que era un loco por gustarme algo tan feo, también dijeron que era un rarito por mis uñas––bajó la mirada a esa parte de su cuerpo al hablar, casi como si le avergonzara
Ahí Coraline se percató del esmalte verde y naranja, medio desbaratado, en las uñas del niño
La mujer asimiló todo lo dicho por su hijo mientras se sentaba a su lado en la cama, pasando un brazo de forma cariñosa por sus hombros
––Dylan, ¿Cuál es nuestro dicho?––inquirió viéndolo con una expresión risueña
––Alegremente nos comemos a los que nos someten––citó el pequeño con una puchero en los labios
––¿Tú qué hiciste cuando ellos te molestaron?––
––Les dije que se fueran y que me dieran mi libro, pero no querían, así que mordí al que lo tenía en el brazo, y le pegue en la nariz a otro, se asustaron y se fueron––contó con el rostro más animado al recordar como esos niños habían salido corriendo entre lágrimas
La peliazul dejó salir una sonora carcajada y revolvió el cabello castaño del menor, Dylan también rió, más que todo contagiado por el buen ánimo de su madre
––Muy bien diablillo...––dijo la mayor entre unas últimas risitas, antes de mirar a los ojos al más pequeño con ternura y determinación––...Dylan todo el mundo es raro, algunos de más, otro muy poco, la gran mayoria no lo quiere aceptar, pero los que lo aceptamos, somos los más felices––
––¿En serio?––
––Claro que sí, si lo que te gusta te hace feliz, y no le haces daño a nadie, eso es lo importante, y si los demás dicen que es raro, entonces eres raro y feliz...––acarició con ternura las mejillas pecosas del niño, iguales a las suyas––...y créeme, no hay nada mejor que eso––
Dylan sonrió en grande, motrando ese hueco de sus dientes frontales recién caídos, antes de soltar finalmente su peluche y abrazarse a los hombros de su mamá. Coraline sonrió al corresponder, sujetándolo con calidez
––Hey, y si te preocupa que nos llamen de la dirección, tu papá y yo nos encargamos––le aseguró despeinandolo suavemente
––¿Él no se molestará?––
––Claro que no––ella rió entre dientes mientras volvía a sentarlo sobre la cama––Tú solo sigue siendo tú, diablillo
...––dio un toque en su nariz antes de levantarse y dar un par de pasos hacia la puerta––...deberías decirle a Aggie que te arregle el esmalte, ya casi no tienes––le señaló sus uñas con el esmalte descascaradoEl pequeño asintió efusivamente antes de tomar su peluche que había caído al suelo y salir corriendo por el pasillo hacia el cuarto de sus hermanas
Coraline rió antes de dirigirse a su habitación, encontrandose con Norman escribiendo en su computadora sobre la cama
––Hey...––lo llamó caminando hacia el baño––...no te sorprendas si llaman de la escuela––
––¿Cassie?––preguntó apagando la computadora
––Dylan––respondió abriendo los cajones a un lado del lavamanos para sacar la botella de tinte azul que estaba a la mitad
––¿Dylan se peleó?––la pecosa notó por el reflejo del espejo los ojos sorprendidos de su esposo
––No por gusto...––mencionó virtiendo el tinte en el envase––...unos niños lo molestaron, él se defendió––
––Eso tiene más sentido––el ojiazul se colocó los guantes plásticos y tomó la brocha para el tinte. Coraline respondió con un zumbido desde la garganta, estando de acuerdo
––¿Y qué le dijiste?––inquirió el hombre nuevamente mientras pasaba la brocha manchada en tinte por las raíces marrones de su esposa
––Le recordé nuestro dicho favorito––le sonrío de lado a través del reflejo, Norman sonrió con ternura antes de besar su hombro, justo en el inicio de su tatuaje
Ambos compartieron el momento doméstico en silencio después de eso, logrando oír de fondo las voces de las gemelas y Dylan, jugando, riendo y gritando. Mientras no oyeran nada romperse o algún golpe no se alarmarian
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Siento que serian muy Morticia y Homero de padres, no sé

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Laika kids stories
FanfictionDistintos relatos, largos o cortos, relacionados o no entre sí, de los personajes de Laika que se me ocurren