31 | El heredero y el basilisco

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❝The heir and the basilisk❞

❝The heir and the basilisk❞

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Sentía rabia... impotencia... preocupación... miedo... pavor... pánico... Emociones disparadas en todos los sentidos, arremolinándose en mi interior como un torbellino imparable. La oscuridad me rodeaba, pero algo brilló súbitamente delante de mí: figuras doradas, flotando en el aire como si se tratasen de hadas. Me costó identificarlas, pero reconocí que se trataban de letras:

TOM SORVOLO RYDDLE

          ¿Quién era...? Un segundo después, las letras se movieron y formaron una nueva oración:

SOY LORD VOLDEMORT

          Las letras desaparecieron, sumiéndome en la oscuridad nuevamente. Hubo silencio, hubo... nada.

          Y, de pronto, me di cuenta de que había algo húmedo y cálido debajo de mi cabeza; el olor a hierro llegaba a mí, pero no podía moverme ni abrir los ojos. El cuerpo me pesaba demasiado, me dolía cada músculo, pero sabía que estaba viva: el aire entraba por mis pulmones y... ¿había una voz?

          —... un nuevo nombre que sabía que un día temerían pronunciar todos los magos, ¡cuando yo llegara ser el hechicero más grande del mundo!

          Era Ryddle. Estábamos en la Cámara de los Secretos. Le había lanzado un hechizo y él me lo había devuelto. Estaba en el suelo. Y las letras...

          Ryddle era... la persona que alguna vez fue antes de que el Señor Tenebroso se volviera Quien-no-debe-ser-nombrado.

          —No lo eres —le respondió Harry a Ryddle.

          Recordé que él también estaba allí; su voz sonaba entrecortada, pero llena de rabia y odio. Abrí ligeramente los ojos, sintiendo agujas clavarse en mis cuencas, pero logrando atisbar lo necesario: había caído dándoles la espalda, mis lentes estaban a centímetros de mi cara, mi varita –o lo que rogaba por que fuera mi varita– se encontraba a unos centímetros de mis manos, y un diminuto hilo de sangre salía por debajo de mi cabeza. Volví a cerrar los ojos.

          —¿No soy qué? —repitió Ryddle, abandonando cualquier tono cortés que había tenido en un principio.

          —No eres el hechicero más grande del mundo —respondió Harry, y soltó una amarga risa—. Lamento decepcionarte, pero el mejor mago del mundo es Albus Dumbledore. Todos lo dicen. Ni siquiera cuando eras fuerte te atreviste a apoderarte de Hogwarts. Dumbledore te descubrió cuando estabas en el colegio y todavía le tienes miedo, te escondas donde te escondas.

𝐏𝐇𝐈𝐋𝐀𝐔𝐓𝐈𝐀 | A. S. #2Where stories live. Discover now