1. La sonrisa de Cameron

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- Podríamos pedir pizza, ¿no crees?- me pregunta Vai dejándose caer en el enorme sofá del salón.

- Me parece genial, pero yo no llamo que me da vergüenza.

- Pues... Creo que mejor lo dejamos para otro día.

¿En serio, Vai? ¿en serio?

Sólo a nosotras nos pasa esto, sí, somos lo más tímido de este mundo con respecto a hablar. A veces me sigo sorprendiendo lo parecidas que llegamos a ser, físicamente no, claro. Vai es completamente todo lo contrario a mí, es una chica de estatura normal, rubia de ojos azules y blanca, muy muy blanca.

Son cerca de las 10 p.m y por fin hemos terminado de desempacar nuestras cosas, no es que trajeramos mucho ya que el apartamento y los muebles no lo hemos puesto nosotras, sino Cameron.
Al principio me negué, pero teniendo en cuenta de que yo no podría hacer frente a estos gastos tenía que aceptar. Me da miedo pensar cómo le voy a devolver todo lo que me está dando, ¡y es que ni siquiera nos conocemos en persona!
Pero hasta ahora no me había hecho falta, me bastaba con saber que es la persona que me dio una oportunidad, me dio a conocer y ahora me quiere ayudar a cumplir mi sueño.
Estos meses nos hemos mantenido en contacto a través de mensajes y Skype, al principio intentaba controlar a mi espíritu fangirl, pero luego dejó de hacer falta. Cameron se ha convertido en un preciado amigo para mí.

Me levanto y cojo mi móvil, tengo como 3 mensajes. Oh dios mío.

Cam: ¿te ha gustado el apartamento? He intentado que pongan muebles bonitos xx

Mamá: ¿ya llegaron??? Contesta cuando lo veas, te quiero.

Cam: Espero que podamos conocernos en persona pronto, estoy ansioso. Cuando hayáis terminado de desempacar podríamos vernos y os presento a unos amigos

Mi vida social no es muy activa y creo que eso es un poco evidente. Ups.

- Tengo hambre y creo que tengo un billete de 50 dólares por ahí, bajemos y busquemos algún sitio para comer.

Vai me mira con una sonrisa en su rostro y se pone los zapatos para salir.

Bien, vamos a explorar un poco por LA.

Andamos un rato mirando el lugar y memorizando los sitios para no perdernos de camino para volver a casa. No estamos precisamente en la parte más concurrida de LA, pero tampoco estamos en las afueras. El lugar es bastante bonito, no podríamos permitirnos vivir aquí por nuestra cuenta nunca. Llegamos a una especie de restaurante de comida rápida y entramos a cenar ahí.

- ¿Qué desean pedir, señoritas?

Miro a Vai y me hace una seña con los ojos para que pida yo, qué raro en ella, nótese el sarcasmo.- Pues... Esto... Unas patatas y alitas de pollo, por favor. Ah, y también...

- Esa voz... ¿Eres tú?- dice una voz masculina detrás mía, me giro y ahí está sonriendo y con los ojos abiertos por la sorpresa.

No me lo puedo creer. Esos ojos marrones, su pelo castaño, es él. Está aquí. Materializado en frente mía.

- Cameron...- digo casi en un susurro. Una sonrisa aún más grande ilumina su rostro al igual que el mío.

- Por fin estás aquí, pequeña- me dice abrazándome tan fuerte que puedo dejar de respirar en cualquier momento. Estar en sus brazos se siente tan pero tan bien.

¿Sabéis qué se siente al abrazar y estar con esa persona que vive a kilómetros de ti pero sin embargo ha conseguido meterse en tu corazón mucho más profundo que cualquiera de vuestro alrededor?
Pues eso es lo que sentía en ese momento.

(...)

Al parecer, Cameron y sus amigos sintieron la misma necesidad de alimentarse que nosotras y por eso estaban allí. Después de nuestro momento de encuentro por primera vez, nos presentó a los gemelos Dolan, Jack y Aaron. Obviamente ya los conocíamos a todos, tenemos internet.
Después de pedir, nos sentamos todos en la misma mesa y estuvimos cerca de dos horas riendo y hablando, o intentándolo. Muchas veces me quedaba bloqueada y no sabía cómo contestar, en seguida Vai me rescataba o Cameron intentaba asociar el poco español que sabía con lo que yo pretendía decir lo que nos llevaba a otra ola de carcajadas.

Al final de la noche, Cameron insistió en acompañarnos al apartamento ya que era cerca de media noche y no se sentía muy seguro dejándonos ir solas a casa, los demás volvieron a su casa después de despedirse, eran unos chicos realmente encantadores y graciosos.

-Bueno, ¿qué planes tenéis para mañana, chicas?

- Teníamos planeado conocerte- le sonrío.

Imita mi gesto y posa sus brazos en nuestros hombros. Cameron es más alto que Vai y yo, así que ese gesto le resulta bastante sencillo.

- Lamento haberos echado a perder los planes. De todas formas, mañana es lunes y podríamos ir con el productor- me mira y asiento.- Por cierto, Vai- mira a mi amiga que está en el otro lado- tienes que enseñarme a tocar la guitarra, eres realmente buena.

- No soy buena, sólo me estudio acordes de canciones que ella- me señala- vaya a cantar en los vídeos.

- Y también bailas- le acusa Cameron.

-¿¡Se lo has dicho!?- me reclama.

- Sí, pero tampoco es como si fuera algo malo, Vai.

- Además, es que horas de Skype dan para mucho- intenta "consolar" Cameron.

-Cambiando de tema, ¿estaremos rodo el día mañana con el productor?

- No lo creo, será sólo un rato, por cierto, mañana quizás os presente a Nash y Hayes también, creo que estarán por la zona y a lo mejor se queden unos días.- dice mientras nos paramos ya que hemos llegado a nuestro edificio.

- Eso estaría genial.

Nos despedimos de Cameron con un abrazo y nos disponemos a entrar al ascensor del edificio.

- ¡Espera!- grita Cameron.

Me giro pero Vai sigue caminando.

- ¿Pasa algo, Cameron?- pregunto al acercarme.

Se rasca la nuca, como si estuviera incómodo o nervioso.

- Esto... yo sólo... yo estoy contento de habernos conocido por fin.

Me sonríe.

¿Es que siempre está sonriendo?

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