Mae respiro aliviada cuando cubrió sus curvas con la tela del vestido, tuvo que insistirle a Noa que se regresara, pero el simio seguía terco, no fue hasta que ella lo amenazo con jamás volverle a hablar que finalmente cedió y le regreso la prenda, no sin antes desquitarse. Miro de reojo al simio, dormido, con esa sonrisa de satisfacción tonta en el rostro después de vaciar sus bolas en ella. Miro el suelo, tardaría en caminar bien en días, quizás en una semana todavía estaría cojeando.
Noa la tomo de todas las formas en las que podía tomarla e incluso con formas en las que ella ni sabía que podía ser tomada. ¿Qué demonios estaba haciendo? Estaba mal, era inmoral, los simios eran solo animales enfermos, animales...ella una persona, se cubrió la boca para no vomitar, se sentía tan enferma y culpable, recordó el rostro de su madre, su mirada agonizante, se pregunto qué pensaría de ella si la viera así...llena hasta el tope con el semen de un simio. Las lagrimas picaron las comisuras de sus ojos, se levanto torpemente, no quería volver a ver a Noa nunca mas, quería irse, quería volver al búnker, con su madre, con su padre...quería...quería volver a sentirse humana.
Al lado de Noa se sentía como un coño, solo eso, como un coño que llenar, el simio la hacía sentir como si su único propósito fuera ser su manga de pene, su juguete sexual. Camino rápidamente, llevaban días en la cueva, con Noa folladandola por todos sus agujeros, el clan debía estar preocupado, pero solo por Noa, no por ella, ella no tenía nada, ni a nadie...o tal vez sí, ¿Y si Edward era la respuesta? Se detuvo en el lago para bañarse rápidamente, tenia semen de simio hasta en el cabello, lo hizo con los ojos cerrados, no quería verse, no podía verse.
La ultima vez que vio a su madre con vida un simio la estaba penetrando, lo hizo brutalmente, se metió de un empujón, incluso entre sus gritos pudo escuchar el sonido de sus pliegues rompiéndose mientras el simio se abría paso en su interior, luego entro mas, mas y mas hasta que la partió por la mitad.
Salió del lago y no pudo contener mas el vomito y en medio de las arcadas se permitió llorar un poco, ¿qué clase de degenerada era? ¿Cómo pudo hallar placer en el mismo acto que le arrebato a su madre? Siguió cojeando mientras avanzaba por el bosque, ahora mas que nunca necesitaba una de las mantas de Dar, tenía tanto frío...y hambre, su estomago pedía a gritos moras, huevos revueltos, panqueques, cosas que no podría comer ni aunque realmente quisiera. Se acaricio el estomago, ¿Cómo podía sentirse tan hambrienta acabando de vomitar? Prácticamente salivaba, casi tan desesperada por la comida como lo era Noa por su coño. Noa estaba actuando extraño, pero ella también, todo le daba asco pero también hambre, quería llorar y ahogarse en sus lagrimas, correr tan rápido que Noa nunca mas pudiera encontrarla y a su vez acurrucarse en sus brazos, ¿qué le pasaba?
—¡Mae!—la chica grito cuando el simio cayó frente a ella—¿A donde ir sin mi?—Noa la miro con acusación y eso la enfado, ¿Por qué el simio se sentía con derecho a ella?
—A la torre—dijo molesta—tengo frío y estoy hambrienta—intento pasar por su lado, pero Noa la siguió.
—Vuelve a la cueva, yo buscar comida como antes—Noa estiro su brazo, tomando el de Mae para tirar de ella con suavidad hacia la cueva, no sabía porqué, pero de solo pensar en Mae, rodeada por los otros machos jovenes de su tribu, siendo ella una hembra fértil, hacia su sangre hervir, incluso quería mantenerla lejos de Anaya, todos sus instintos le decían que mantuviera a salvo a su hembra, incluso de posibles machos peligrosos.
—No—se safo de su agarre—no quiero estar mas en esa maldita cueva—Noa bufó, siguiéndola.
—¿Por qué? Yo llevarte comida, darte abrigo cuando lo necesitas—para el simio esos días fueron el paraíso, se levantaba y buscaba comida, atendía los asuntos de su tribu antes de regresar a la cálida carne de su hembra, le encantaba dormir mientras la abrazaba, tenerla en sus brazos era un deleite.
—¡Porque no y ya!—grito Mae—¡No podemos seguir con esto, Noa!—el simio apretó los dientes, no quería comprender el significado oculto tras esas palabras, pero desgraciadamente lo hacía.
—No decir mas—ordeno mostrando sus colmillos como lo haría con un enemigo.
Pero ella no era un enemigo, era Mae, su Mae, su hembra.
—Noa, ambos sabemos que nuestra unión no sirve de nada.
—Callar—repitió tenso, no quería oir mas, cada palabra le dolía mas que los golpes de Proximus.
—Nunca podré darte hijos y somos enemigos naturales, nosotros...
—¡SILENCIO!—grito y de inmediato Mae se llevo la mano a la cintura, como si tuviera el arma ahí.
Ambos se quedaron mirando, no dijeron nada, no eran necesarias las palabras para comprender esa dolorosa verdad, sin embargo Noa no se podía ni quería rendir, no cuando era a su hembra a quien podría perder. Bajo la cabeza en señal de sumisión, estirando su mano hacia ella.
—Juntos, Mae, debemos estar juntos—la miro suplicante—Volvamos a la cueva, allí estarás a salvo—y lejos del otro eco, si fuera otra hembra tal vez no tendría problema, pero era un macho, no podía confiar en ningún macho con su hembra, ni de su especie ni de cualquier otra—solo hasta acabar celo—propuso, pero si era honesto debía admitir que dudaba que su celo alguna vez acabaría, con cada caricia su deseo ardía.
Mae miro la mano de Noa, estirada hacia ella pero sin forzar a tomarla, una parte de ella quería solo estirar su mano y juntar sus dedos con los del simio, pero otra parte, una mucha mas grande recordaba la mirada de su madre mientras el simio la partía por la mitad.

DU LIEST GERADE
Corazón Desesperado (Noa x Mae, si, soy una degenerada)
FanfictionNoa era el nuevo líder del clan de los Águilas, tras liberar a su clan de las garras de Proximus César, se ve obligado a tomar el liderazgo de su tribu, pero aunque todo ahora está bien el joven simio no puede dejar de pensar en Mae, la bella human...