Cap 3

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El sitio en el que Chloe estaba era oscuro, con un foco por encima del techo en mal estado. Grietas estaban sepultadas debajo de su espalda, la cabaña estaba marginada y en mal estado. El techo estaba conformado por tabletas de mármol y una gotera estaba fundida en la esquina de las paredes haciendo que gotas de lluvias cayeran en un inverosímil sonido. Su espalda se apoyaba sobre una silla rústica y con las manos atadas sobre los brazos de ésta. Su boca estaba amordazada con un calcetín viejo y usado, y cuando ella se despertó trató de levantarse, pero fue en un ilógico intento fallido. Se volvió a desplomar sobre la silla y su corazón comenzó a ir a mil por el susto.
Se escuchaban gritos amordazados desde el otro lado de la habitación. Un grito que le causó escalofríos, llenos de clemencia y hasta ella misma sentía pena ajena. Sus vellos estaban erizados por el miedo y trató de persuadir en dónde se encontraba.
Claramente le habían secuestrado. Pero, nadie estaba en la habitación. Sólo un plato de perros color beige se situaba frente a ella, y nada más que la soledad y el silencio generaban sobre el ambiente.
Tragó saliva, que estaba espesa sobre su garganta y enseguida se empalagó de un sabor hastioso.
-Ya aprenderás a comportarte, muchacho. -la voz se escuchaba del otro lado de la habitación. Era tan vengativa que ella pensó que se oiría la misma balacera.
-¡Vete a la jodida mierda!
A Chloe le costó respirar cuando esa voz se le entumeció sobre sus tímpanos. Sus vellos se irguieron y los latidos de su pecho comenzaron a ir más de prisa. Sólo una voz así de gruñona y vengativa se podía escuchar de una persona. Suga estaba aquí.
Se escucharon sus gritos insostenibles, llenos de dolor y con un trato de aguantárselos.
-Nunca aprendes nada. Te mataría si fuera necesario, lástima que no puedo, jodido saco de mierda.
-Espero a que no cierres tus jodidos ojos, porque las pagarás. Juro que lo harás.
Se escuchó otro estrepitoso sonido, parecieran que le estuviesen golpeando con algo duro. Chloe se removió en su silla inquieta.
-¡Suga! -gritó con todas sus fuerzas, pero su grito fue ahogado sobre la cinta.
Con las lágrimas deslizándose por sus mejillas, la desesperación le ganó. Comenzó a tratar de quitarse las cuerdas que estaban sobre sus muñecas, pero era tan inútil. Porque traía una cuerda sólida que cada vez que movía las muñecas se le enterraban las púas sobre su piel.
Se escuchó el silencio amordazado sobre el otro lado de la habitación.
-¡No le hagas nada, o juro que te descuartizaré! -el grito de Suga hizo eco por toda la cabaña. Una risa sarcástica se oyó en medio del pasillo, y una puerta se abrió de una patada. Vio como el mismo chico de un ojo blanco y el otro azul le sonreía arrogante.
-¡Ha despertado la princesa! ¿Cómo estuvo tu sueño de drogadicción? -su voz era tan cínica que a Chloe le causó repugnancia. Se hincó frente a ella, y Chloe no dijo ninguna palabra. Por más de quince años su padre le habría estado dando consejos de cómo debía actuar en caso de secuestro. Con sabiduría y tranquilidad, sabía que eso la hacía demostrar parsimoniosa.
»Cuando alguien ve a una muchacha que es obedecedora, e inteligente. Saben cómo actuar.«
-¿Qué pasó, pequeña canina? ¿Te comió la lengua el Ratón Perez? -gruñó tomándola de los cabellos de la nuca-. Estás tan preciosa... no sé como no te folle en medio del camino muñequita. Chloe a pesar de que sus palabras le dieron repugnancia se mantuvo quieta sobre su silla-. Qué bien que no eres una chillona como tu jodido novio.
Le bajó el calcetín para ponérselo sobre el cuello. Contoneó sus dedos sobre sus labios gruesos y resecos.
-Qué hermosos labios tienes, te besaría ahora mismo. -pasó su dedo índice por su labio inferior y Chloe sintió un sabor salado sobre sus dedos, le dio asco y grima. Rogando con todas sus fuerzas a que él no le hiciera daño. Pero era estúpido, ya que obviamente ocurriría-. ¿Te han dicho que las personas no salen a esas horas de la noche? ¿Ni menos una muchacha tan guapa como tú, verdad? Pero nos haz facilitado más el trabajo.
Chloe se dedicó a mirarle con perseverancia y recelo. Cuando sonreía un destello amarillo aparecían por sus encías chuecas, y además, tenía una ceja trizada. Era repugnantemente horrible. Su cabello era largo amarrado en una ridícula coleta detrás de su nuca.
-¡Habla! -le abofeteó el rostro con fuerza haciendo que salpicara sangre de su nariz. Chloe tenía la cara roja de ira y humillación. Escupió la sangre.
-Hijo de puta. -susurró y cuando él se iba a acercar, le escupió el resto de la sangre que estaba en su boca sobre sus ojos, obstuyéndole la vista. Se tambaleó sobre sus tobillos y cayó al piso. Se quitó la sangre de los ojos tallándoselos y se levantó hecho una furia.
-Me las pagarás zorra. Juro que lo harás. -alzó su puño y le golpeó su mejilla haciendo que su pómulo quedase de un color violáceo. Chloe ni si quiera se inmutó en demostrarse cuánto le había dolido, tragó saliva con fuerza y le miró con una ceja arqueada.
-Das asco. Podrás molerme a golpes, pero eso no te salvará de tu repugnante y sucia alma. Ojalá que te mueras lentamente sangrado, desorbitado... y que alguien del infierno te venga a buscar para que te pudras tú y tu repulsiva alma. -escupió entre dientes. El muchacho soltó una risilla que parecía burlarse de sus palabras verídicas.
-¿Crees que tienes algún poder de convencimiento? Me causas gracia. Perra.
-¡Saco de mierda! ¡Te voy a dar una putada por la culata! -gruñó Suga entre dientes. El eco de su voz se oyó sobre ellos. El chico este soltó otra risotada, y le advirtió con la mirada severamente a Chloe antes de marcharse, y por el umbral de la puerta dijo.
-Iré a darle un merecido castigo a tu novio. Por hijo de perra. -gruñó, y Chloe gritó con todas sus fuerzas para que no lo hiciera. Pero fue en vano, ya que se marchó. Desesperada, volvió a tratar de desamarrarse las muñecas con ímpetu y fuerza. Sacudió sus caderas de un lado a otro para poder levantarse, pero estaba sostenida por una cuerda de mimbre, al igual que la de sus píes. Sollozó con toda su alma, pero algo pareció hacerla callar. Un destello de algo filoso se vislumbró, su rostro se mantuvo serio y suspiró aliviada. Le había dejado caer cuando él se había tambaleado.
Se escucharon los gritos de al lado de la habitación, y eso pareció darle fuerzas para poder sacarlo a ambos de esto. Levantó sus caderas de un lado a otro haciendo que se llevase consigo las piernas de las sillas para avanzar unos pasos. Y siguió haciéndolo cuando vio que estuvo lo bastante cerca, lo tomó con la punta de sus píes alzando lo más que podía. Oyó otro grito proveniente de la boca de Suga , desesperada, trató de encorvar su espalda hacia abajo para tomar el mango del cuchillo con sus dientes. Pero le fue imposible, ella no era una mujer elástica. Volvió a intentarlo, y esta vez estuvo tan sólo a unos centímetros de él. Otro grito, y eso pareció alentarla porque entonces lo tomó sobre sus dientes y lo dejó caer sobre su regazo.
Ahora tenía un sólo problema, las manos estaban sobre su espalda. No podía tomarlo entre sus dedos.
-Maldicióoon. -siseó entre dientes.
Abrió sus piernas para dejarlo caer sobre debajo de sus muslos y trató de moverlo con el trasero hacia atrás. Justo en el respaldar, encorvó sus dedos apuntando con dirección a su espalda y los abrió uno por uno. Gruñó del dolor cuando sintió las púas metiéndose sobre su muñeca.
Chloe soltó una risa emocionada cuando sintió la punta del filo sobre sus dedos. Lo lanzó hacia adelante y sonrió aliviada cuando lo tomó del mango sobre sus manos. Colocó la punta de éste para mecerlo de arriba hacia abajo tratando de cortar las cuerdas.
Su sonrisa se quitó automáticamente cuando se dio cuenta de que las cuerdas traían metal. Era alambre, cerró sus ojos con fuerza haciendo que las lágrimas se contonearan sobre sus mejillas.
Estaba jodida.
-Paráis de llorar, muchacho. Si quieres te traigo a tu novia. Quién podía creer que el jodido rey del hielo podría estar tan enamorado. ¿Qué ha hecho para quete entumezcas he? ¿Te ha dado de comer bistec con su periodo encima?
-No.seas.hijo.de.puta. -palabra por palabra escupió. Suga traía sus manos atadas sobre su espalda mientras que una cuerda de metal lo sostenía de sus abdominales haciendo que cayera sobre el techo.
Él no podía escapar, ni si quiera con su inteligencia podría lograr a hacerlo.
Algo le estaba oliendo relativamente mal. Sabía que sus presagios mentales eran veraz.
Todo estaba planeado por una persona ya antes vista.
-Para de usar ese tono conmigo mocoso. Conmigo nunca te saldrá, ¿No te basta con más golpes?
Alzó el látigo en su dirección, Suga tragó saliva. Pero decidió que no se dejaría a intimidar fácilmente.
Era un chico tan soberbio, nunca se dejaba a exponerse con docilidad.
-Eres un maldito crío, sé que el que está detrás de todo esto es George, no puedo creer lo tan gilipollas y hueco seas. -se rió desquiciadamente, cerrando sus ojos con parsimonia. Arqueó su espalda cuando sintió otro latigazo rasgándole la piel, no se podía mirar en cómo se encontraba ahora
mismo. Pero sabía que estaba horriblemente dañado y herido.
-Basta de creerte el rey de acá. El que mando soy yo.
-En tus sueños hijo de perra. No tienes pene, libérame de aquí he. Apuesto lo que sea a que ya estarías muerto.
Y de hecho, Markobss sabía que era cierto.
Pero nunca podría dejarle a saber aquello. Su deber
era cumplir órdenes, y las órdenes que le solicitaban era hacer sufrir a Suga, y ahora a Chloe.
Y lo disfrutaba.
Pero no podía permitirse el lujo de quedar como un cobarde, aunque sabía que si soltaba a ese muchacho acabaría
muerto. Por lo cuál opto por limpiar la sangre y pedazos de piel que estaban en el látigo.
-Iré a ver qué hace tu perra novia.
Y sin más preámbulos, se marchó hacia la siguiente habitación, miró a Chloe que traía una cuchilla en sus manos. Le miró con los ojos abiertos, y luego le sonrió maquiavélico.
-Pobre insensata muchacha. Me haces recordar tanto
a una oruguita que pretendía subir una montaña.
Pero nunca lo logró, porque era lenta y desdeñosa. Igual que tú.
Se acercó a su lado para quitarle la cuchilla de sus manos, colocó la fila del cuchillo sobre sus pómulos golpeados.
-Eres tan hermosa, es una lástima que tu rostro angelical deberá desaparecer para siempre. Como lo hizo tu cuñada.
Se rio petulante, y hundió la daga sobre su mejilla, Chloe gritó del dolor sintiendo su propia piel abrirse.
Sollozó y miró debajo de sus ojos como la sangre se escurría junto a sus lágrimas.
-Basta, por favor. -suplicó-. Haré lo que tu quieras, sólo basta.
Markobss se detuvo de pronto, con una sonrisa triunfal sobre su rostro.
-¿Lo que quiera? -preguntó, y Chloe se temió lo peor. Estuvo pensando en que él quisiese que le hiciera una mamada, pero eso no pareció cruzar por su mente cuando sacó una pistola de su bolsillo. Y ella temió,
tanto que su respirar se multiplicó sobre un octavado segundo.
Se sorprendió cuando él comenzó a desatarle las manos con la cuchilla lanzándolas a un lado.
Se sintió tan libre cuando sus manos estuvieran sueltas. Siguió haciendo lo mismo con la de sus píes y su estómago.
Y cuando al fin estuvo liberada,
le apuntó con el arma en la cien, y ella tembló.
-Párate. -dijo, más bien, ordenó.
Chloe no dudó un instante en hacerlo, su mandíbula titubeaba al igual que sus lágrimas que caían de sus ojos zafiros excepcionales-. Camina. -estructuró haciéndola avanzar debido a que un arma estaba sobre su cráneo.
Ella no comprendía nada, hasta que estuvo frente a la misma habitación donde estaba un inconfundible Suga hecho añicos.
Le miró conmocionada, su corazón latió con tanta velocidad que la presión se le había bajado. Sintió sus píes flaquearles, y fue increíble de creer en el estado que se encontraba.
Con unos kilos menos, con la espalda llena de cortes y sin piel. Con una ''Equis'' de fuego ardiente ocupando la mitad de su espalda. Sintió su propio dolor, cada latigazo sobre su corazón.
Su rostro ardía en furia, pareciera pensativo.
Unas enormes ganas le dieron de poder estrujarlo en sus brazos.
No podía explicar la manera en la que él la miraba. Con amor, con deseos, y con tanto remordimiento.
-Suga... -susurró, encaminándose hacia él.
-Detente ahora mismo. -sus palabras hicieron que sus píes se quedaran congeladas sobre el suelo.-, Pero qué tierna pareja. -su voz fue irónica y llena de emoción falsa-. Ahora escuchenme bien. Y quiero que sigas cada una de mis instrucciones si no quieres acabar con tus sesos pegados en el deforme rostro de tu novio.
Chloe tragó saliva sonoramente, y le miró que le apuntaba con el arma. Él hablaba enserio.
Le tendió un látigo negro y manchado de sangre y restos de piel. A Chloe se le hizo un inmenso nudo en la garganta
al imaginarse cuánto daño le había causado ese
hijo de puta.
-Quiero que lo tomes entre tus dedos. Y que le des justo en la espalda, fuerte y exigente. Vamos muñeca, no me decepciones.
-¡¿Qué!? -exclamó boquiabierta. Incapaz de asimilar lo que él le estaba pidiendo. Nunca en su perra vida le haría daño al amor de su vida. Ni si quiera en su fantasías más
vengativa dirigida hacia él.
-Hazlo, si no quieres pagar las consecuencias.
Chloe le miró con lágrimas en los ojos. Suga le sonrió sin fuerzas, y luego dejó de hacerlo. Miró el látigo, y luego miró a Markobss reiteradas veces. Con sus pupilas exclamándole algo claro-. ¡Ahora! -gritó haciendo que ella pegase un brinco.
Suga le asintió con la cabeza. Y Cuando Chloe había tendido el látigo para ir en dirección hacia Suga, lo rodeó inesperadamente haciendo que golpeara el rostro de Markobss. Este se tambaleó sobre el piso cubriéndose los ojos exclamando maldiciones, haciendo que el arma cayera en un escandaloso sonido.
Chloe con todas sus fuerzas le golpeó con el látigo sobre su cabeza.
-¡Eso te gusta hijo de perra! -le volvió a pegar con el látigo sobre su cuello. Haciendo que pedazos de piel se despegaran.
-Maldita zorra. ¡Basta! ¡Para! -siseó, pero Chloe hizo caso omiso. Si algo característico en ella que era morboso, era su vengatividad. Amaba la venganza.
Golpeó sus cráneo con fuerza y los latigazos sonaban tan fuertes que ella ni si quiera fue consciente de ello.
La adrenalina le corría por las venas.
Le dio una patada sobre la frente haciendo que se balanceara hacia atrás, cayendo de espaldas sobre la cerámica.
-¡Maldito hijo de perra! ¡Ojalá que tu alma se la coma el diablo! -le dio latigazo sobre su estómago, seguidamente por todo su cuerpo. Pareciera que Markobss había quedado inconsciente.
La larga correa que sostenía sobre sus manos estaba empalagada de su sangre. Chloe tomó la pistola entre sus manos nerviosa.
Y le disparó sobre su estómago. Markobss gritó haciendo eco por toda su casa.
-Demonios, esa es mi jodida chica. -Chloe se volteó inmediatamente, se encaminó hacia él, para tomarlo del rostro.
-Oh Suga... -susurró sollozando-. Estás tan horrible en este lugar, por un demonio. Nos marcharemos de aquí ahora mismo, ¿Vale? -le besó en los labios. Cuánto lo extrañaba, más que a su propia vida. Sus labios eran suaves a pesar de que estaban resecos y salados. Seguía poniéndole los sentimientos a flor de piel.
-Libérame. -dijo relamiéndose los labios y ella no tardó en hacerlo-. Esta mierda trae una llave, busca en la mesa que esta allí.
Con las manos temblorosas, al igual que todo su cuerpo. Se dirigió hacia la mesilla donde se encontraba una llave, la tendió para preguntarle si era esa. Cuando él asintió no dudó en liberar las cadenas sobre su estómago.
Cayó sobre su regazo dejándole a vista su espalda llena de azotes. Sollozó con tanta fuerza.
-Es un hijo de puta. Mira como te ha dejado todito... -lloró, y Suga le sonrió de lado.
-No te preocupes nena, te prometo que mejoraré. Sólo marchémonos de este podrido lugar.
Asintió inmediatamente acariciándole las mejillas, le besó nuevamente y liberó sus manos atadas.
Se escuchó el gruñido de Markobss sobre la habitación. Enseguida alzó su mirada preocupada.
-Aún sigue vivo. Dale un balazo sobre sus bolas y justo sobre el corazón. Lo matará enseguida. -susurró recostado sobre el suelo. Se le veía tan cansado, apenas se podía poner de píe.
Chloe asintió con la cabeza volviendo a tomar el arma con sus manos.
La verdad es que el remordimiento no se le hizo en ningún instante, y sus manos tampoco temblaron por hacerlo.
Era un acto defensivo, se merecía la muerte, era un alma mala y sucia. Y aparte, su padre siempre
le había enseñado a
defenderse como se debía.
Dos disparos se oyeron sobre la sala haciendo eco.
Se guardó el alma sobre la cinturilla de sus vaqueros, por si alguna vez podría necesitarla.
-Me he convertido en una asesina por ti. Deberías amarme. -comentó orgullosa, y inclinándose hacia él. Suga se rio con sus pocas energías.
-Mira como te han dejado tu hermoso rostro. Si tuviese las fuerzas necesarias le hubiera dedicado una muerte lenta y dolorosa. Pero ahora mismo siento que no puedo hacer nada.
-¿Ni caminar?
-Si, obvio que puedo. -comentó tratando de ponerse de píe. Chloe se rio, Suga era tan soberbio.
-Creo que tendremos que hacer parar a un auto cualquiera, no te puedo llevar sobre mi espalda.

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Mmm, si chloe dale con el látigo :$ :$ :$ :$ ah

Dark innocence | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora