Jannet estuvo duchándose durante más de media hora. Y cuando salió, tenía los ojos rojizos al igual que su iris, estuvo con la mirada gacha.
-Puedes utilizar mi ropa. Está en el bolso, seguro somos las mismas medidas. -constituyó, y en efectivo era así. Jannet era tan delgada como ella. Y además, no quería que estuviera con la misma ropa de antes que estaba sucia. Le dio una mirada de agradecimiento antes de cerrar la puerta del baño nuevamente y meterse para cambiarse de ropa.
Suga estaba durmiendo de estómago, como lo habría recitado el doctor.
Gateó hacia él para apoyarse sobre su propia mano y contemplarlo. Le besó le mejilla, y continuamente sacudió su hombro. Odiaba despertar a las personas que estaban tan cansadas, pero ahora tendría que hacerlo.
Suga ronroneó cambiándose de posición.
-Suga ... -susurró-. Despiértate.
-Déjame dormir. -dijo con voz somnolienta.
-Debes tomarte una ducha ¿Vale? Aprovecha que hay agua caliente. -habló con una voz animorosa. Y Suga levantó la cabeza de sus brazos. Y luego lo hizo con su cuerpo para sentarse sobre el borde de la cama pasándose las manos por el rostro y apoyando sus codos sobre sus rodillas.
Se quitó la musculosa blanca que le habían tendido en el hospital, seguidamente por los pantalones, y a ella le faltó el aire.
Por lo mismo, optó por cubrirse los ojos con sus manos.
-¿Qué...? -dijo Suga en un ronquido, riéndose-. No seas tonta Chloe.
-Llámame tonta y todo pero sabes que soy muy endeble. Caigo demasiado pronto.
Suga soltó una carcajada provenida de su garganta antes de gatear sobre ella para esparcirle besos por toda la clavícula, y la besó en los labios apoyando sus brazos a cada lado de sus caderas.
-Detente ahora. -le advirtió con un dedo austero. Él se rio sobre sus labios antes de volver a atacarlos-. ¡Suga !
Lo empujó brevemente, sonrió para ponerse sobre la cama.
-Llorona.
-Precavida. -contraatacó arqueando las cejas. En ese instante Jannet apareció con unos pantalones cortos y una blusa delgada color crema que le llegaba hasta el ombligo-. Es que usted tiene más cuerpo que yo. No es justo.
Jannet se rio sonrojándose.
-No seas ridícula muchacha.
Suga soltó una gutural risa ronca que la desarmó por completo.
-Vete a duchar Suga , no te quites el nailon. -habló tajante, él asintió antes de desaparecer por la puerta, y Jannet se quedó petrificada.
-¡Te obedece más que a mí! -gruñó, Chloe soltó una risilla.
-¿Recuerda que habría dicho que compraría pasajes hacia Stratford? Puede sacar el dinero si quiere. Enseguida regreso. -tomó dinero de su bolso, no le importó que fuesen ahorros para viajar a Miami cuando fuese universitaria, en esos instantes el dinero tendría que ser más útil ahora, y mucho más necesario.
-¡Chloe! ¿Adónde vas? No puedes salir así como así, recuerda la última vez que...
-Prometo que nada malo me pasará. -le tranquilizó apoyando una mano sobre su hombro. Y desapareció de su vista.
Bajó a la recepción para salir del hotel, sabía que se estaba arriesgando mucho. Pero extrañamente, no sentía miedo. Y es que ella habría heredado la valentía de su padre.
Sabía que debía apresurarse, porque si Suga no la encontraba la regañaría.
Se encaminó hacia la golosinaría dentro, y un escalofrío arrebató su cuerpo recordando las escenas. Pero debía llamar a su madre nuevamente, sabía que en esos instantes tendría la lengua pálida de tanto mordérsela.
Antes de cambiar el billete por monedas, un señor de aspecto aristocrático y de grandes recursos apareció por la puerta haciendo sonar la campanilla.
No prestó atención. Y se compró unos chocolates, y cuando le entregó el cambio. El señor le dedicó una sonrisa sin mostrar sus dientes, más bien, parecía como si estuviese obligado a sonreírle.
Ella le entregó el gesto viceversa y desapareció por la puerta, se metió dentro de la cabina, marcó los números y esta vez miró hacia atrás para ser de testigo de que nadie viniera. A suerte era de día, y habían muchas más personas cerca de ella.
-Lo lamento, este servicio se encuentra fuera de línea, adiós.
-Mierda. -gruñó devolviendo el teléfono a su lugar. Se paseó de un lado a otro pensando en su madre, y en su padre. Y sobre todo ¡En Sammy!
-Señorita, ¿Le pasa a usted algo? -preguntó una señora de pueblo, que parecía dulce. Ella negó con la cabeza, y suspiró.
-Bueno, en realidad sí. Quiero llamar a mi madre pero no hay cobertura, perdón si sueno demasiada directa pero, ¿Usted tiene para llamar?
-¡Oh no cariño! Las tecnologías no son lo mío, vivo en el campo.
A ella no le sorprendió, y debía ser porque su acento era sureño, llevaba un vestido floreado con chalas elásticas. Y además, su voz era tan dulzona.
-¿Dónde hay tiendas por aquí?
-¿De Shopping?
-Sí.
-En la sexta avenida. Queda muy cerca, pero si te apetece te puedo conducir. Traigo la camioneta de mi esposo, y voy a comprar leña y mermelada.
Chloe se negó inmediatamente, ya tenía muy malas experiencias confiando en las personas. Aunque
aquella señora de media edad no parecía una mala persona, ni tampoco traía ojos postizos blancos y azules.
-Bueno, yo a tu edad tampoco aceptaba a personas
para que me conducieran a casa. Era muy marginada
y desconfiada. -soltó una risilla acomodando sus bolsas por debajo de sus axilas.
-Qué bien.
-Enserio cariño, puedes confiar en mí. No soy mala persona, tengo una hija de tu edad también. Se llama Stacy,
tiene pecas rojizas por todo el
contorno de su rostro y es muy magnánima.
Chloe le miró con los ojos entrecerrados, sin duda alguna, no parecía mala persona.
-Bueno vale, ¿Cuál es su camioneta?
-La de allá. -apuntó a un chacarro que tenía la pura ''C'' de camioneta. Evitó soltar unas risillas burlonas, probablemente se tardaría millones de años en llegar-. Vamos, vamos. -canturreó encaminándose hacia la camioneta, dejó sus bolsas sobre los asientos traseros y abrió las puertas haciendo un sonido espeluznante. ¡Esa cosa se destruiría a mitad del camino!
Pero no dijo nada, se subió dentro. Y enseguida le llegó el olor a pan recién nacido del horno a sus fosas nasales, y se dio cuenta de que en una canasta de madera reposaban batidos crujientes y manteca.
Se le hizo agua la boca.
-¡Puedes sacar uno si apeteces cariño!
-¡Vale! -chilló sacando uno de la canasta para llevárselo a la boca. Mientras masticaba y la señora prendía el motor, apuntó una fotografía de una muchacha pecosa y con trenzas horribles-. ¿Esa es su hija?
-Si. Stacy, mi dulzura. -manejó por las calles.
-Es... adorable. -comentó devorándose el pan-. Es delicioso, ¿Usted lo hace?
-Por supuesto cielo. -se rio.Chloe se bajó del camión poniendo sus píes sobre el pavimiento y le agradeció a la señora por llevarla. Después de todo, no era mala.
-Cuando quieras cielo. -le guiñó un ojo, y nuevamente prendió marcha.
Miró la humilde tienda que estaba frente a ella, y se adentró para enseguida escoger ropa, Suga se daría cuenta de que había salido y realmente no quería discutir con él.
Eligió dos musculosas blancas y una remera azul con estampados de palmeras con las palabras bordadas ''Miami Beach'' compró dos calzoncillos, pantalones y ropa interior femenina para pasarlo contra la caja. También se compró cremas hidratantes y cepillos de dientes con enjuagues bucales. Cuando se dio cuenta de que estaba gastando mucho, se detuvo. Salió con las bolsas recién pagadas y con gafas soleares nuevas color negras.
Era de desquiciados estar tan tranquila por la calle cuando la habrían secuestrado por lo mismo. Pero a Chloe no le interesaba.
Caminó hacia la comida rápida que estaba frente a la tienda y pidió su orden con papas fritas, arroz chino y carne puntapaleta. Le pagó nuevamente, y en poco tiempo estuvo devuelta en el hotel, le pagó al taxi agradeciéndole y caminó dentro de la recepción para subir a la segunda planta.
-¡Llegué! -gritó sonriente, y miró a Suga que estaba de brazos cruzados frente a ella con una toalla rodeando sus caderas.
-¡¿Se puede saber donde demonios estuviste Chloe Gilbert?! -alardeó enfadado. Jannet reposaba en la cama mirando al techo, y se sentó enseguida cuando ella regresó-. ¡Nos mantuviste preocupados a ambos pensando que algo te había ocurrido! ¿¡Qué no comprendes que no puedes salir?! Chloe se quedó pasmada ante su agresión, la espontaneidad en su voz. Como si deseara matarla.
-Sólo fui a comprar cosas... -susurró mirándole expectante. Suga se acercó hacia ella con pasos amenazadores y le tomó del codo.
-Esto no es un juego. -escupió entredientes-. No quiero que salgas más de aquí, ¿Me has oído?
Ella le miró sorprendida ante ver como le apretaba con demasiada fuerza. Humillada sobre todo, quitó su codo de un jalón.
-¡Me estás lastimando! -sentenció enfadada-. Ya sé que no debía salir, perdón por pensar en todos ustedes antes que en mí misma. -comentó irónica dejando las bolsas sobre la cama. Sin cuidado de perder los estribos, suspiró calmándose-. He ido a comprar comida, y ropa. No a dar un paseo.
-¡No entiendes nada! -gritó Suga antes de golpear con fuerza la pared para cerrar de un portazo la puerta del baño. Chloe le miró a Jannet que negaba con la cabeza.
-Déjalo, espera a que se tranquilice un poco y hablé las cosas. ¿Qué has traído? Me muero de hambre. -manifestó mirando las bolsas.
Chloe se sobó el brazo sonriéndole alegre.
-¡Te he traído bragas! Supuse que las necesitarías, también artefactos necesarios para las mujeres. Ya sabes. -sacó las cosas de las bolsas para dejarlas en la cama.
-¡Eres un genio! -exclamó para sacar la ropa interior-. Muchísimas gracias Loe, eres increíble. Piensas en todo.
Emocionada, le sonrió, al menos alguien había alabado sus acciones.-Iré a dejarle la ropa a Suga . Ya nos arreglaré.
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ME EXTRAÑARON ZORRAS????????????
PUES YO NO.
AH, EÑLKMDLASKASD. SÍ, VOLVÍ CON MARATÓN, Y SI SE PORTAN BIEN ESTA NOCHE LES SUBO MÁS, PORQUE SOY KÚL.DKJFKLAJSKFKSDD, LAS AMOOOOOOOO♥
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Dark innocence | Min Yoongi
Teen FictionPrólogo. Cuando Min Yoongi desaparece de la faz de la tierra, dejando siquiera una remota huella de que estuvo en Fort Worth, Chloe Gilbert se propone salir hacia adelante dejando atrás el pasado melodramático y catastrófico, y cuando estuvo a punto...