Cap 6

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Jannet estuvo duchándose durante más de media hora. Y cuando salió, tenía los ojos rojizos al igual que su iris, estuvo con la mirada gacha.
-Puedes utilizar mi ropa. Está en el bolso, seguro somos las mismas medidas. -constituyó, y en efectivo era así. Jannet era tan delgada como ella. Y además, no quería que estuviera con la misma ropa de antes que estaba sucia. Le dio una mirada de agradecimiento antes de cerrar la puerta del baño nuevamente y meterse para cambiarse de ropa.
Suga estaba durmiendo de estómago, como lo habría recitado el doctor.
Gateó hacia él para apoyarse sobre su propia mano y contemplarlo. Le besó le mejilla, y continuamente sacudió su hombro. Odiaba despertar a las personas que estaban tan cansadas, pero ahora tendría que hacerlo.
Suga ronroneó cambiándose de posición.
-Suga ... -susurró-. Despiértate.
-Déjame dormir. -dijo con voz somnolienta.
-Debes tomarte una ducha ¿Vale? Aprovecha que hay agua caliente. -habló con una voz animorosa. Y Suga levantó la cabeza de sus brazos. Y luego lo hizo con su cuerpo para sentarse sobre el borde de la cama pasándose las manos por el rostro y apoyando sus codos sobre sus rodillas.
Se quitó la musculosa blanca que le habían tendido en el hospital, seguidamente por los pantalones, y a ella le faltó el aire.
Por lo mismo, optó por cubrirse los ojos con sus manos.
-¿Qué...? -dijo Suga en un ronquido, riéndose-. No seas tonta Chloe.
-Llámame tonta y todo pero sabes que soy muy endeble. Caigo demasiado pronto.
Suga soltó una carcajada provenida de su garganta antes de gatear sobre ella para esparcirle besos por toda la clavícula, y la besó en los labios apoyando sus brazos a cada lado de sus caderas.
-Detente ahora. -le advirtió con un dedo austero. Él se rio sobre sus labios antes de volver a atacarlos-. ¡Suga !
Lo empujó brevemente, sonrió para ponerse sobre la cama.
-Llorona.
-Precavida. -contraatacó arqueando las cejas. En ese instante Jannet apareció con unos pantalones cortos y una blusa delgada color crema que le llegaba hasta el ombligo-. Es que usted tiene más cuerpo que yo. No es justo.
Jannet se rio sonrojándose.
-No seas ridícula muchacha.
Suga soltó una gutural risa ronca que la desarmó por completo.
-Vete a duchar Suga , no te quites el nailon. -habló tajante, él asintió antes de desaparecer por la puerta, y Jannet se quedó petrificada.
-¡Te obedece más que a mí! -gruñó, Chloe soltó una risilla.
-¿Recuerda que habría dicho que compraría pasajes hacia Stratford? Puede sacar el dinero si quiere. Enseguida regreso. -tomó dinero de su bolso, no le importó que fuesen ahorros para viajar a Miami cuando fuese universitaria, en esos instantes el dinero tendría que ser más útil ahora, y mucho más necesario.
-¡Chloe! ¿Adónde vas? No puedes salir así como así, recuerda la última vez que...
-Prometo que nada malo me pasará. -le tranquilizó apoyando una mano sobre su hombro. Y desapareció de su vista.
Bajó a la recepción para salir del hotel, sabía que se estaba arriesgando mucho. Pero extrañamente, no sentía miedo. Y es que ella habría heredado la valentía de su padre.
Sabía que debía apresurarse, porque si Suga no la encontraba la regañaría.
Se encaminó hacia la golosinaría dentro, y un escalofrío arrebató su cuerpo recordando las escenas. Pero debía llamar a su madre nuevamente, sabía que en esos instantes tendría la lengua pálida de tanto mordérsela.
Antes de cambiar el billete por monedas, un señor de aspecto aristocrático y de grandes recursos apareció por la puerta haciendo sonar la campanilla.
No prestó atención. Y se compró unos chocolates, y cuando le entregó el cambio. El señor le dedicó una sonrisa sin mostrar sus dientes, más bien, parecía como si estuviese obligado a sonreírle.
Ella le entregó el gesto viceversa y desapareció por la puerta, se metió dentro de la cabina, marcó los números y esta vez miró hacia atrás para ser de testigo de que nadie viniera. A suerte era de día, y habían muchas más personas cerca de ella.
-Lo lamento, este servicio se encuentra fuera de línea, adiós.
-Mierda. -gruñó devolviendo el teléfono a su lugar. Se paseó de un lado a otro pensando en su madre, y en su padre. Y sobre todo ¡En Sammy!
-Señorita, ¿Le pasa a usted algo? -preguntó una señora de pueblo, que parecía dulce. Ella negó con la cabeza, y suspiró.
-Bueno, en realidad sí. Quiero llamar a mi madre pero no hay cobertura, perdón si sueno demasiada directa pero, ¿Usted tiene para llamar?
-¡Oh no cariño! Las tecnologías no son lo mío, vivo en el campo.
A ella no le sorprendió, y debía ser porque su acento era sureño, llevaba un vestido floreado con chalas elásticas. Y además, su voz era tan dulzona.
-¿Dónde hay tiendas por aquí?
-¿De Shopping?
-Sí.
-En la sexta avenida. Queda muy cerca, pero si te apetece te puedo conducir. Traigo la camioneta de mi esposo, y voy a comprar leña y mermelada.
Chloe se negó inmediatamente, ya tenía muy malas experiencias confiando en las personas. Aunque
aquella señora de media edad no parecía una mala persona, ni tampoco traía ojos postizos blancos y azules.
-Bueno, yo a tu edad tampoco aceptaba a personas
para que me conducieran a casa. Era muy marginada
y desconfiada. -soltó una risilla acomodando sus bolsas por debajo de sus axilas.
-Qué bien.
-Enserio cariño, puedes confiar en mí. No soy mala persona, tengo una hija de tu edad también. Se llama Stacy,
tiene pecas rojizas por todo el
contorno de su rostro y es muy magnánima.
Chloe le miró con los ojos entrecerrados, sin duda alguna, no parecía mala persona.
-Bueno vale, ¿Cuál es su camioneta?
-La de allá. -apuntó a un chacarro que tenía la pura ''C'' de camioneta. Evitó soltar unas risillas burlonas, probablemente se tardaría millones de años en llegar-. Vamos, vamos. -canturreó encaminándose hacia la camioneta, dejó sus bolsas sobre los asientos traseros y abrió las puertas haciendo un sonido espeluznante. ¡Esa cosa se destruiría a mitad del camino!
Pero no dijo nada, se subió dentro. Y enseguida le llegó el olor a pan recién nacido del horno a sus fosas nasales, y se dio cuenta de que en una canasta de madera reposaban batidos crujientes y manteca.
Se le hizo agua la boca.
-¡Puedes sacar uno si apeteces cariño!
-¡Vale! -chilló sacando uno de la canasta para llevárselo a la boca. Mientras masticaba y la señora prendía el motor, apuntó una fotografía de una muchacha pecosa y con trenzas horribles-. ¿Esa es su hija?
-Si. Stacy, mi dulzura. -manejó por las calles.
-Es... adorable. -comentó devorándose el pan-. Es delicioso, ¿Usted lo hace?
-Por supuesto cielo. -se rio.

Chloe se bajó del camión poniendo sus píes sobre el pavimiento y le agradeció a la señora por llevarla. Después de todo, no era mala.
-Cuando quieras cielo. -le guiñó un ojo, y nuevamente prendió marcha.
Miró la humilde tienda que estaba frente a ella, y se adentró para enseguida escoger ropa, Suga se daría cuenta de que había salido y realmente no quería discutir con él.
Eligió dos musculosas blancas y una remera azul con estampados de palmeras con las palabras bordadas ''Miami Beach'' compró dos calzoncillos, pantalones y ropa interior femenina para pasarlo contra la caja. También se compró cremas hidratantes y cepillos de dientes con enjuagues bucales. Cuando se dio cuenta de que estaba gastando mucho, se detuvo. Salió con las bolsas recién pagadas y con gafas soleares nuevas color negras.
Era de desquiciados estar tan tranquila por la calle cuando la habrían secuestrado por lo mismo. Pero a Chloe no le interesaba.
Caminó hacia la comida rápida que estaba frente a la tienda y pidió su orden con papas fritas, arroz chino y carne puntapaleta. Le pagó nuevamente, y en poco tiempo estuvo devuelta en el hotel, le pagó al taxi agradeciéndole y caminó dentro de la recepción para subir a la segunda planta.
-¡Llegué! -gritó sonriente, y miró a Suga que estaba de brazos cruzados frente a ella con una toalla rodeando sus caderas.
-¡¿Se puede saber donde demonios estuviste Chloe Gilbert?! -alardeó enfadado. Jannet reposaba en la cama mirando al techo, y se sentó enseguida cuando ella regresó-. ¡Nos mantuviste preocupados a ambos pensando que algo te había ocurrido! ¿¡Qué no comprendes que no puedes salir?! Chloe se quedó pasmada ante su agresión, la espontaneidad en su voz. Como si deseara matarla.
-Sólo fui a comprar cosas... -susurró mirándole expectante. Suga se acercó hacia ella con pasos amenazadores y le tomó del codo.
-Esto no es un juego. -escupió entredientes-. No quiero que salgas más de aquí, ¿Me has oído?
Ella le miró sorprendida ante ver como le apretaba con demasiada fuerza. Humillada sobre todo, quitó su codo de un jalón.
-¡Me estás lastimando! -sentenció enfadada-. Ya sé que no debía salir, perdón por pensar en todos ustedes antes que en mí misma. -comentó irónica dejando las bolsas sobre la cama. Sin cuidado de perder los estribos, suspiró calmándose-. He ido a comprar comida, y ropa. No a dar un paseo.
-¡No entiendes nada! -gritó Suga antes de golpear con fuerza la pared para cerrar de un portazo la puerta del baño. Chloe le miró a Jannet que negaba con la cabeza.
-Déjalo, espera a que se tranquilice un poco y hablé las cosas. ¿Qué has traído? Me muero de hambre. -manifestó mirando las bolsas.
Chloe se sobó el brazo sonriéndole alegre.
-¡Te he traído bragas! Supuse que las necesitarías, también artefactos necesarios para las mujeres. Ya sabes. -sacó las cosas de las bolsas para dejarlas en la cama.
-¡Eres un genio! -exclamó para sacar la ropa interior-. Muchísimas gracias Loe, eres increíble. Piensas en todo.
Emocionada, le sonrió, al menos alguien había alabado sus acciones.

-Iré a dejarle la ropa a Suga . Ya nos arreglaré.

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ME EXTRAÑARON ZORRAS????????????
PUES YO NO.
AH, EÑLKMDLASKASD. SÍ, VOLVÍ CON MARATÓN, Y SI SE PORTAN BIEN ESTA NOCHE LES SUBO MÁS, PORQUE SOY KÚL.

DKJFKLAJSKFKSDD, LAS AMOOOOOOOO♥

Dark innocence | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora