#12 No te preocupes.

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Santiago había logrado que yo saliera de mi encierro y al mismo tiempo él se salió con la suya.

Luego de abrirle la puerta para que ingrese a mis apocentos, vio interesante perderse en mi armario e hizo que cambiara mi cómoda ropa por un vestido negro holgado lleno de purpurina de una manera delicada, me puse unas vans negras porque ni loca usaba tacos para más de una reunión entre amigos y por supuesto, hizo que mi cabello tenga ondas naturales, las cuales me tenían encantada.

-Lista Becca?- Preguntó Santiago observándome con un brillo en sus ojos.

-Si Santi- Respondí poniéndome unos aretes plateados, Santiago rió y estiró su mano, yo la tomé y así salimos de mi habitación.

Bajamos las escaleras juntos y todos los que estaban invitados a esta reunión me observaban con sorpresa, los chicos del Hogar tenían sus bocas abiertas y mis amigas lucian un rostro lleno de orgullo.

-Becca estás hermosa- Dijo Aurora y luego me abrazó.

-Pido bailar con Becca- Allan se abrió paso entre los demás y me regalo su sonrisa mas coqueta.

-No bailaré con ninguno de ustedes asi que mejor vayan desapareciendo esa loca idea de sus cabezas aceleradas- Todos me observaron estupefactos y soprendidos por la agresividad que le añadí a mis palabras, Allan fue el más impactado, lo pude notar en su mirada, lentamente empezó a dar media vuelta para así poderse retirar.

-Bueno, que la fiesta siga- Dijo Verónica intentando aligerar la tensión que se había formado gracias a mis palabras.

Todos fueron retirándose para buscar pareja a excepción de Vero y Daniel, ellos se fueron juntos a sacarle brillo al piso con sus pasos de baile.

El único que quedo a mi lado fue Santiago.

-¿Conmigo también serás cortante y grosera con tal de no permitir que te saque a bailar?- Preguntó Santiago arqueando una ceja.

-Si es necesario, sí- Respondí también arqueando una ceja.

Yo tenía la virtud de arquear una ceja, me sentía en la gloria.

Santiago rió de lado y luego se acercó a mí de manera peligrosa, tomó mi cintura y ese roce quemaba en mi piel.

-Quizás no necesite de una pared para tenerte así de cerca pero creeme, me llevaré la satisfacción de haber bailado por lo menos una canción contigo- Mi rostro estaba rojísimo, ante sus palabras había quedado callada y su voz era ronca cuando lo susurró en mi oído.

La canción era lenta y suave, Santiago llevaba a nuestros cuerpos en conjunto con el ritmo de ésta.

Definitivamente él es un buen bailarín.

Bailando con el empezaba a notar como crecía un calor dentro de mí.

¿Acaso eso es normal?

Sentía la mirada de todos puesta en nosotros, sin embargo la que más me lastimaba era la mirada de Allan, el estaba en un rincón de la sala con un vaso de licor en su mano, nuestras miradas se encontraron y vi lo herido que el estaba por haberlo rechazado, me sentí mal al recordar la manera en la cual lo traté, no era justo, habían otras maneras para decírselo.

Maldita manera tan impulsiva de ser.

Rompí el contacto visual que se había formado entre los dos y desvíe mi mirada hacia los hombros de Santiago, mi cuerpo se tensó y se que Santiago lo notó porque empezó a pasar su mano por mi espalda.

Decidí dar por finalizado nuestro baile cuando me solté de su agarre y caminé en dirección al patio.

Me senté en el pasto y observé como en el agua se reflejaba la luna, era un escenario hermoso, y lo fue aún más cuando vi salir a la primera estrella.

Apostando mi virginidadWhere stories live. Discover now