#15 Inconvenientes.

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Estábamos en la sala de juegos comiendo palomitas de maíz y viendo las grabaciones de la pequeña venganza.

Eran las 9 de la noche y reíamos con las ocurrencias de Stella y Brandy en esas grabaciones.

Brandy y Stella fueron de mucha ayuda, ellas se lucieron.

Brandy tenía amordazado a Nicolás con un consolador y Stella le había puesto estrellas a Allan en donde se supone que debe tener pectorales.

Aparte ellas habían hecho gritar a esos dos idiotas pero no exclusivamente de placer.

Claro está yo me fui a la cocina cuando esas escenas se estaban reproduciendo, sabía que estan teniendo sexo forzoso y digamos que yo no deseaba vomitar la salita de juegos.

Esa salita es sagrada y punto, ahí muere.

-Oh por Dios Brandy- Exclamó Alex -El pobre quedará con trauma.

-¡El dejo sus uñas clavadas en mi trasero, merecía eso y mucho más!- Respondió Brandy.

-Nicolás no podrá ni levantarse el día de mañana- Pronuncié.

Brandy había dejado marcado a Nicolás con un latigo negro.

Creo que era de cuero.

-Creo que estas cintas las podemos mandar a algún canal de televisión para que las conviertan en bloopers o en la parodia de "Cincuenta Sombras de Grey"- Comentó Santiago.

Todos en la sala empezamos a reír y a ovacionar a Santiago.

-Ya suelten a los muchachos- Dijo Rafael entrando a la sala de juegos con los brazos cruzados en su pecho.

Todos nos callamos al escuchar a Rafael, no era novedad que estaba decepcionado de los presos pero tampoco era un misterio que estaba enfadado conmigo por haberles jugado una broma o como yo le digo, una venganza.

-Aún no es tiempo- Respondí mirando a la pantalla del plasma.

No quería ver el rostro de Rafael Hamilton, no se porque, pero bueno, hay días en los cuales ni yo me entiendo, tengo esos días en los cuales quiero simplemente darme una patada en el trasero por ser una quisquillosa y testaruda.

Tampoco es noticia que más de uno aquí en el hogar pide mi trasero en bandeja de oro para también patearlo hasta hacerme reflexionar.

-Bastante se han humillado- Atacó Rafael.

A él también place patearle su trabajado trasero y a él también le piden su trasero en bandeja de oro para patearlo.

Y yo soy una de las que encabeza esa lista y una de las colaboradoras en tomarlo y patearlo.

-Yo también me he humillado bastante, ¿No crees?- Contraataqué girando mi cuerpo hacia la dirección en la cual eataba Rafael y fijé mis ojos en los de él.

Y aquí es donde veo a todos calentando para patear mi trasero y a Rafael, ya les veo preparándose para la primera patada.

Veía el malhumor en los ojos de Rafael, era una guerra de miradas que hasta se me tornaba infantil.

-Becca ya liberalos- Rafael empezaba a tomar color carmesí en su rostro y en parte se veia tierno, era extraño verle con el rostro del color de un tomate, era un lindo show y mas aún porque sus ojos se tornaban de otro color.

¿Ya les había dicho el color de ojos de Rafael?

Son de esos ojos que dependiendo su estado de ánimo, cambiaban de color.

Cuando estaba feliz eran verdes, cuando lloraba se le tornaban grises y ahora que está enojado los tiene entre azules y grises con motas verdes.

Sus hijos serán muy hermosos.

Apostando mi virginidadWhere stories live. Discover now