18.

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Multimedia: Sam.

Una ola de calor me recorrió, estaba enojada, podía escuchar como mis dientes crujen, mis ojos se tiñeron de un rojo vino casi negro, mi respiración se había irregularizado, los dos lobos me miraron cagados del miedo, quien me viera se asustaría, tengo ojos de loca y mis colmillos parecían el de un perro con rabia, me acerqué a Sam y una lágrima se me escapó, acaricié su cabello y lo puse boca arriba, no se ha puesto gris, esa es una buena señal.

Los vampiros cuando le clavan las estacas, no nos disolvemos en cenizas, si nos queman si, pero cuando nos matan con estacas, nuestro cuerpo.se pone de un gris oscuro con venas negras, su cuerpo está igual a como estaba, ¡tengo esperanza de tenerlo de nuevo!.

Quité la estaca del inerte cuerpo de Sam y miré a los lobos, uno intentó abrir la puerta pero con mi magnetismo no lo dejé, la empujé y se cerró con seguro desde afuera, parecía que quisieran llorar.

Ya saben lo que viene, nadie se mete con una Sall, nadie. Alcé a uno con mi mano, lo estaba ahogando, ese era el plan. Pero pensé, no puedo ser tan sádica, ellos no lo mataron pero planearon eso, estoy indecisa pero lo solté, el chico se agarró el cuello asustado, le dí la mano y lo invité a cogerla.

Me miró asustado, no quería hacerlo, lo leí en sus ojos.

-la única forma de que tú y tu amigo salgan vivos de aquí, es que tú me des la mano y que obedezcan a lo que les diga, por su culpa mi amigo está casi muerto, tendrán que hacer algo para revivirlo.

Sus ojos avellanas no confiaban en mi, se veía que era solo un adolescente sometido a la dictadura del padre de Isaac, Isaac se había sentado en la cama, viendo todo lo que yo hacía, no sabía lo que estaba haciendo pero se mantenía quieto, observando.

Me volteé hacia el otro chico y lo miré.

-te puedes ir- él asintió con miedo -pero si tan solo te vuelvo a ver, pobre de ti- asintió de nuevo, con pavor hacia mi, se largó por la ventana. El papá de Isaac no sé lo que hizo, si se fue o nos está esperando ahí abajo, pero Sam es más importante que él, tengo que hacer algo por él primero.

El chico tomó mi mano y se paró frente a mi, en sus ojos brillaba el temor y la duda de qué le haré, o qué le ordenaré, me agaché frente a Sam, quien estaba inconciente aún. La estaca debió perforar muy cerca del corazon, tal vez  por eso fue la reacción.

-agachate- me obedeció agachandose del otro lado, miró a Sam. Pues él es quien le había clavado la estaca, por eso dejé que el otro se fuera. Si fuera otra vampiro sádica, que disfrutara matar, hace rato estuviera succionando hasta la última gota de su sangre, pero no, así que me agradezca. -pasame tu mano- me miró sin entender nada, pero obedeció, me pasó la mano derecha, la acerqué a mi boca.

La haló un poco, con miedo.

-¿Qué ha-ces?- tartamudeo, lo miré.

-haré que beba de tu sangre, así sobrevivirá a la herida mortal que le ocasionaste cerca del corazón, es la única forma de que sobreviva y una forma de agradecimiento, de que no te hubiera despedazado ahora mismo, por tu maldita culpa está así, ¿me entiendes?- gruñí lo último.

-¿dolerá?- susurró. Sonreí maliciosa.

-te gustará demasiado, no querrás que pare- miré a Isaac el cual miraba al suelo, avergonzado, sonreí.

Acerqué su mano de nuevo a mi boca, las venas azules me llamaban, saqué mis colmillos y sin cuidado los clavé en su fuerte piel, dió un grito de sorpresa por la brusquedad, pero desde que empecé a succionar, se relajó y cerró sus ojos, mis ojos se volvieron rojos pasión, gimió de sorpresa, estaba experimentando lo que una mordida de vampiro podía hacerle.

Quité mis colmillos y abrió los ojos, juré haber escuchado un bufido, tragué sangre y sonreí, el olfato de Sam se había activado, escuchaba como aspiraba, acerqué la muñeca del chico a los labios de Sam.

-¿Cómo te llamas?- pregunté, me miró.

-Milo.

-bien Milo, esto te parecerá muy gay, pero tú te lo buscaste, así que aguanta- apreté la muñeca en los labios de Sam, gotas de sangre cayeron en su lengua, unos colmillos salieron de sus dientes, abrió un poco su quijada, invitándome a poner la muñeca en su boca, no lo dudé ni un segundo, los colmillos de Sam se sujetaron de los agujeros que dejé para él, seguro no tiene fuerzas, los clavó y comenzó a beber, Milo cerró los ojos y suspiró, wao, esto se ve tan... Gay.

Reí en mis adentros, poco a poco Sam recuperaba fuerzas, las manos de Sam sujetaron con firmeza el brazo de Milo, mientras succionaba, las heridas del corazón de Sam cicatrizaron y donde estaba clavada la estaca no estaba ni el hueco, que susto pasé. Dios mío.

Varios gemidos y quejidos se escuchaban se la boca de Milo, bueno Milo, algo me dice que te enamorarás de un vampiro.

Y lo que menos pensé que iba a pasar, ¡Milo se corrió en sus pantalones!. Yo quería morirme de la risa. Sam abrió sus ojos rojos, se levantó, Milo estaba muy avergonzado, yo fui hasta donde Isaac, se estaría riendo toda la vida por esta tontería, pero eso fue lo mismo que le pasó a él, Isaac me miró con cara de "te odio", estaba riendo como loca, parecía una foca retrasada.

Cuando por fin terminé de reirme, fui y abracé a Sam.

-¿Qué me paso?- gruñó.

-¿no recuerdas nada?- lo miré.

-solo recuerdo que estaba con resaca, y alguien me golpeó en el estómago, luché contra muchos hombres, quería llamarte, pero alguien me dió con algo en la cabeza- suspiró, sobando la susodicha.

-bastante abrazos por hoy- sonreí al escuchar a Isaac decir aquello. Celoso. Apartó a Sam de mi lado y me atrajo a su cuerpo, mirando a Sam con molestia.

-ah ya entiendo, esos lazos- me miró, sonreí sin mostrar los dientes y miré a Isaac, quien me miraba. -hay que avisarles a todos, que hay lobos Moon en la zona, tenemos que irnos a otro país.

Asentí, Sam agarró su teléfono y marcó a casa.

-me encantan esos humores que coges, te ves tan sexy- me susurró y besó mi cuello, suspiré sintiendo como mi piel se erizaba.

Lo agarré del rostro y lo besé.

Mi MATE es una VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora