«Capítulo 37»

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El pueblo de Derry había sufrido un terremoto tan extraño como inesperado. Nadie pudo preverlo y al no ser un país sísmico, el caos y miedo tomaron el control total del pueblo. Las edificaciones más antiguas cayeron rápidamente dejando a su paso a una gran cantidad de heridos, y algún que otro muerto.

El lugar era un completo caos.

Pronto se hizo difícil de conducir en línea recta al ver los escombros interferir y los trozos de pavimento sobresalidos. La gente intento huir en sus vehículos y generó un mayor tráfico.

Sienna quedó profundamente dormida, con Grace en brazos mientras el resto se acomodo en el vehículo de Stan.

Tardaron más de lo esperado, y la incomodidad por ir tantas personas en el vehículo pasó al asombró al ver el pueblo sumido en el caos.

Grace miraba por la ventana, aún acostada sobre su hermana, los edificios destruidos y árboles caídos con enormes raíces que levantaron el pavimento.

Una alcantarilla colapso y dejó un enorme hueco a mitad de la vereda cerca de la plaza principal.

Richie no soportando más el culo apretado, pidió salir para caminar más rápido. Eddie y Lucy le siguieron para ir a ver a sus familias; sus madres debían de estar solas y asustadas en sus casas.

El vehículo quedó con Stan por obvias razones, Mike, Bill, Beverly y las hermanas, que eran miradas atentamente.

Beverly le pregunto de manera suave a Grace, si Sienna respiraba, y la respuesta fue un leve asentimiento.

Aún estaba asustada por este caótico día, pero llegó a tener varias respuestas que le causaron más malestares que alivió.

De solo recordar las burlas y los toques, sintió el ácido estomacal subir nuevamente. Habría gritado, implorando, por su muerte antes que sentir ese trato nuevamente. Los vellos de sus brazos se erizarán al recordar tal toque que fue dado por quien tanto le daño de niña. Pero lo peor fue la burla, sus ultimas palabras que le dijo volvieron a sus oídos; ¿Tendría un futuro horrible? ¿Sus mayores temores les perseguirán?

Un golpe contra su rostro.

Los nervios a flor de piel.

La soledad...

Miro a Sienna por el espejo retrovisor y la sensación de tocar la sangre de su herida volvió a su dermis. Su sangre era abundante, espesa y caliente, y lo peor fue cuando lo que tenía en su interior se manifesto horriblemente causando miedo y repulsión.

¿Como podría seguir adelante?
¿Que pasaría con ella? Sienna no era normal, después de todo. ¿Se podía mejorar o era una caída larga a la desgracia lo que seguía?

-Robert... ¿No volverá, verdad? -Pregunto la pequeña niña a los adultos.

El silencio llenó el vehículo hasta que Bill hablo sin tartamudeo alguno, contesto que era poco probable.

Beverly fue quien la despertó al llegar al edificio donde debían de estar sus padres, que al igual que los demás inquilinos tenían heridas menores y suciedad por el techo derrumbado, los postes de luz sobre algunos vehículos y un enorme roble que cayó sobre una habitación.

Estaban tan aturdidos como todos, habían dormido profundamente y no habían notado siquiera la hora, solo fueron despertados por el sismo. No notaron a Grace y temieron lo peor.

Al bajar, y llegar al estacionamiento notaron que sus hijas estaban de pie al lado de un auto. Sienna intentando no caer dormida nuevamente.

Liam corrió donde ellas seguido de su esposa, para abrazarlas y comprobar que se encontraban bien al verlas sucias y con heridas. La sangre le alertó y mientras Diane revisaba a su hija menor, él miraba el pantalón lleno de sangre seca de su hija quien murmuró que fue un corte por un escombro pero que no dolía. Como padre y médico, ignoró las palabras de su niña y alzó la sudadera para ver la cantidad alarmante de sangre seca pero no viendo una herida abierta.

𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐚𝐥Where stories live. Discover now